El servicio de recolección de basura no es constante; los perros callejeros hacen ?su festín?
Entre la inseguridad, la basura y la tierra habitan los vecinos de la colonia José Revueltas. Algunos vecinos hablan de la existencia de venta de droga al por mayor pero otros prefieren callar. Las voces coinciden en manifestar la necesidad de que elementos de protección ciudadana hagan rondines periódicos por la zona.
La colonia tiene algunas calles pavimentadas pero en su mayoría, carecen de este beneficio, lo cual ocasiona grandes polvaderas que resultan por demás desagradables.
Además el servicio de basura no es muy constante. Algunas arterias viales no tienen queja alguna pero no todas corren con la misma suerte. ?Se junta mucha basura, el camión no pasa seguido y los perros la tiran?, denuncia María del Rosario Luna Morales quien también hace pública su inconformidad por unas tiendas que tienen maquinas de video juegos que funcionan durante todo el día y casi hasta media noche.
Explica que ?las maquinitas? implican una distracción para los niños y muchachos quienes en ocasiones no dejan dormir puesto que se reúnen en torno a esta distracción y hacen mucho ruido.
Pero la basura regada no es el principal problema que enfrentan estos moradores. La presencia de pandillas y grupos antagónicos que protagonizan constantes peleas es un temor constante.
Laura Patricia López Hernández, entre la tierra y las piedras iba camino a su casa acompañada de su pequeño hijo. En ese periodo explicó al Siglo de Durango que en su caso, ha sido testigo de verdaderas desgracias. Recuerda que hace como cinco años, producto de una riña un joven resultó muerto al ser atravesado por una varilla. El acto de sangre ocurrió frente a su hogar, por eso, ahora hay una pequeña capillita en memoria del fallecido en ese sitio.
Dice que al parecer, los ánimos de los rivales se han calmado un poco pero siguen las peleas nocturnas. Cuenta que su sueño es interrumpido cuando escucha las fuertes pedradas que se avientan y los clamores de los que resultan heridos.
María Maribel Olguín y Olivia Rentería establecen que un punto crítico es la secundaria que se encuentra en la colonia. Riñas constantes entre los estudiantes y los pandilleros son casi ?el pan de cada día?, razón por la cual, las madres de familia consideran cambiar a sus hijos de institución educativa.
Añaden que los robos a casa habitación son comunes y a pesar de que llaman a la policía nunca han recibido una respuesta satisfactoria. ?El otro día llamamos cuatro veces a la policía porque un señor se quería meter a una casa y jamás vinieron?, relatan con enojo.
Laura Patricia también coincidió con sus vecinas sobre los atracos cometidos ya que ella sufrió la experiencia de que entraran a su morada y robaran su ropa.
Al parecer los ladrones son personas adictas que en su desesperación por conseguir la droga optan por robar para así suplir esa necesidad.
Algunos otros testimonios que prefirieron guardar el anonimato explicaron que en la colonia la droga está al alcance de todos. Asimismo sospechan de contubernios entre los proveedores de las sustancias ilícitas con las autoridades policíacas, por eso, tienen miedo de hacer una formal denuncia.
En este ambiente hostil existen muchos niños que en su inocencia no se percatan del entorno que los rodea, aunque en el caso de los centros educativos, sus instalaciones ya tienen la marca del graffiti.
Piden protección
En la colonia José Revueltas existe un pequeño inmueble que antaño era utilizado como una demarcación policíaca, mismo que ahora está abandonado y sólo sirve para que los graffiteros aprovechen sus paredes para pintarlo.
Los vecinos del sitio exigen que este edificio cumpla con la función para la que fue constituido, ya que sería de provecho para varias colonias anexas. Blanca Estela Esparza, habitante del lugar expone que ya han realizado peticiones a la autoridad para que los cuerpos de seguridad tengan una mayor presencia para combatir los actos ilícitos que se cometen con regularidad.
Testimonios narraron que esta demarcación que está en el olvido se convirtió en un refugio de los delincuentes, por eso optaron por ponerle algunas cadenas a la puerta y así evitar que dicho lugar fuera utilizado para cometer algún atraco.
Pero mientras las autoridades dan una respuesta, esta casa sigue desaprovechada a pesar de las denuncias de los vecinos que quieren vivir tranquilos.