Mario Zaragoza presentará esta noche La Libertad de Soñar, su más reciente trabajo pictórico.
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- El colorido, la fuerza del trazo, la vida en constante evolución y el hombre como figura principal. Esto es la obra de Mario Zaragoza.
Con amplios estudios que avalan la calidad técnica de su obra, ya que durante su juventud Zaragoza estudió en la conocida escuela La Esmeralda de la Ciudad de México.
“Después de haber estudiado psicología, comenzó la inquietud por pintar y entonces cambié totalmente de giro, me dediqué a la pintura; después llegué a Torreón, pues me propusieron la dirección de una escuela que se iniciaba aquí de arte”, recuerda el autor que esta noche presentará sus creaciones.
Su colorida propuesta será inaugurada en las instalaciones del auditorio Santiago Garza de la Mora del Tecnológico de Monterrey Campus Laguna, en punto de las 8:00 de la noche.
Dicen que la pintura es color, y la muestra de Mario Zaragoza tiene mucho al respecto: “Me gusta mucho el color, desde luego que no tengo ninguna tendencia a hacer pintura figurativa, porque como ya lo he dicho antes, hacer pintura figurativa no me interesa porque no quiero hacer lo visto, sino hacer que las cosas se vean, entonces a partir de esto lo que más me importa, más que el qué, es el cómo”.
Para este pintor el referirse al “qué”, es hablar sobre el motivo que tiene de trabajo, su idea. Pero, finalmente, el “cómo” es lo importante para saber la manera en que va a realizarlo, “es saber cómo voy a condimentar mis colores y forma para dar una respuesta exacta a la idea que yo tengo, de lo que son mis anhelos, mi visión en el mundo o los conceptos que manejo”.
El autor es originario de la capital del país, pero reside en La Laguna aproximadamente desde el año 1958, tiempo durante el cual regresó en ocasiones al DF y viajó a Europa, pero al final se quedó en Torreón. “Aquí dispongo de más tiempo para pintar, estoy muy a gusto trabajando, tengo el pensamiento más claro”.
Dice que pintar paisajes no le gusta porque es algo estático, algo que la gente busca siempre en el aspecto figurativo, “y si hiciera cuadritos muy bonitos de paisaje seguramente les gustaría mucho, pero más que tratar de agradar en ese sentido, trato de ir vertiendo lo que yo pienso y lo que yo deseo”.
Contrario a su postura actual, Zaragoza inició su recorrido en el arte pictórico “totalmente figurativo”, y la transición ocurrió paulatinamente cuando comenzó a simplificar las formas: “No pintar lo visible, puesto que lo visible ahí está, y es lo que ha creado la naturaleza en cualquier aspecto, ya sea en la figura humana o en un paisaje, entonces más bien hay que hacer conceptos propios”.
Asegura que “yo lo único que quiero es exponer mi arte”, y precisamente lo que llama la atención de la gente es el manejo del color que plasma el artista, “después viene como consecuencia el tema que tengo, a quién está dirigido y cada quien le da una interpretación”.
El maestro Zaragoza opina que la obra que necesita ser explicada pierde validez. “La obra debe hablar por sí misma, uno no es el vocero, a pesar de que uno sea el que la realiza”.
El ser abstracto no es una tarea que se realiza a la ligera, para este artista es fruto de un arduo trabajo. “Mucha gente dice ‘soy abstracto’ y no tiene ningún conocimiento de lo qué significa, cree que nada más con hacer garabatos es tener ya una pintura abstracta y hacen eso las personas que no tienen capacidad, que no tienen conocimiento ni del dibujo, ni de escuela, ni de nada”.
Mario Zaragoza, pintor tenaz, consecuente con sus ideas y manera de entender la vida, compartirá hoy La Libertad de Soñar (título de la exposición) con sus colores, su brillo, intensidad y en pocas palabras: su forma de vivir el arte.
El género
El arte abstracto es aquél que no representa temas convencionales sino manchas de color, formas geométricas y signos.
Se distinguen dos tipos de abstracción: la abstracción lírica, donde se utiliza la función expresiva y simbólica de los colores y del ritmo producido por la relación entre ellos, para manifestar los procesos emocionales mediante la pintura, cuyo máximo representante es Kandinsky; y la abstracción geométrica, que utiliza la simplificación y el rigor matemático de las formas y los colores en un ritmo estricto y una ordenación calculada.
