LOS TRIBUNALES.
Se dice que Estados Unidos es el país de las demandas, en efecto, en el vecino del norte son tan frecuentes los litigios, que contar con un abogado es tan rutinario como tener servidumbre o ir al dentista. Existen incluso demandantes profesionales que buscan indemnizaciones millonarias por supuestos resbalones en la ducha de un hotel, baches en la carretera o daño emocional por series de televisión con contenido violento.
Pues la vida institucional en México va para allá que vuela, es decir, se está judicializando.
Todos los días nos enteramos que al menor roce entre los personajes que integran la baraja política en nuestra nación, inmediatamente se acude a los tribunales en la búsqueda incesante de que una instancia superior le conceda la razón al quejoso.
Así tenemos como ejemplos el proceso de desafuero al jefe de Gobierno capitalino por un supuesto desacato; la controversia constitucional promovida por el ejecutivo en torno a la asignación de recursos presupuestales para 2005 por la Cámara de Diputados; los dimes y diretes entre las Procuradurías del Distrito Federal y General de la República en torno a los más variados asuntos; en fin, la lista sería interminable.
Incluso en nuestra incipiente democracia no existe una elección reñida que no termine en la Oficialía de Partes del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Lo peor de todo esto es que no sólo se está llenando de asuntos a las diversas instancias judiciales sino que además, quien promueve la queja sólo queda satisfecho si gana, pues el paso siguiente en caso contrario es la descalificación y el insulto barato.
El futbol no se mantiene ajeno a este fenómeno y la asamblea de dueños en la Femexfut decide que para la próxima temporada, los equipos que jueguen partidos en la capital, puedan alinear hasta cinco jugadores extranjeros.
Con ello, se desconoce y no se acata el Decreto Presidencial de 1945 que obliga a alinear sólo a cuatro foráneos en el Distrito Federal.
La Federación Mexicana de Futbol alude a la Ley para la celebración de espectáculos públicos en el DF, para justificar una decisión que, obviamente, es promovida y asesorada por abogados de renombre que laboran para los propietarios.
Estos juristas saben que una Ley como la citada es jerárquicamente inferior a un Decreto Presidencial, sin embargo, deciden correr el riesgo obligando a la autoridad a pronunciarse abiertamente en torno al caso.
De ser adversa la decisión y con el argumento del cambio de estatuto político de la jefatura de gobierno, llevar el asunto, ¿a dónde cree usted? Pues a los tribunales.
El argumento más sólido esgrimido por la Femexfut en voz de Decio de María es que con esta decisión se busca la equidad. No me queda duda que hacer de la alineación de extranjeros una cuestión uniforme para todo el futbol, haga el torneo más justo y el enfoque sea razonable.
Sólo que la equidad solamente es permisible dentro de la Ley. No podemos argumentar que lo parejo no es chipotudo si para lograrlo violamos el orden jurídico.
No estoy en favor del número de extranjeros, que me parece excesivo, pero sí de que se aplique un criterio lógico en su alineación. Para ello, autoridades deportivas, legislativas y administrativas deben dialogar para lograr un entendimiento, pero siempre en el marco de la legalidad.