AGASAJO.
El pasado sábado estuve en León, Guanajuato, en el marco de la reunión del Sistema Nacional del Deporte (Sinade), presenciando sus trabajos, y la verdad, quedé muy impresionado.
Mucho se ha hablado del deporte en nuestro país y del daño que le hace la gente de pantalón largo; no discuto el hecho que la dirigencia en ocasiones prefiere el enfoque político al trabajo y apoyo a los atletas e incluso puedo criticar algunas medidas pero en reciprocidad justo es reconocer cuando la planificación y el esfuerzo se encauza a metas concretas.
La reunión, encabezada por Nelson Vargas, con la asistencia de los directores de los institutos del deporte y de algunos presidentes de federación, revisó los logros del año pasado y elaboró la programación para este 2005 poniendo especial énfasis en la proyección de atletas y jugadores juveniles, es decir, menores de 15 años.
Cuando en el ambiente deportivo sigue flotando la sombra de la reciente votación que arrojó la victoria de Felipe Muñoz sobre Pascual Ortiz Rubio y se privilegia en los medios la política deportiva sobre el trabajo de campo, pues, caray, gusto da presenciar una reunión del más alto nivel.
El agasajo no terminó ahí, pues luego me dirigí a tomar los sagrados alimentos a un conocido restaurante argentino de esa bella e industriosa ciudad y tuve la oportunidad de compartir la mesa, el pan y la sal con tres glorias del futbol mexicano: Alberto Etcheverri, Enrique Borja y Carlos Hermosillo.
Imagínense ustedes la cantidad de anécdotas, recuerdos y bromas con estos históricos del balompié.
Alberto Etcheverri, argentino de nacimiento pero mexicano por convicción, primer campeón goleador de los Pumas de la Universidad y padre de mi querido amigo y compañero Tito Etcheverri, simpático, forjador de jóvenes, en suma, un hombre bueno.
Enrique Borja, campeón goleador con el América y un indiscutible ídolo de las multitudes, quien, además de su talento deportivo, desempeñó cargos directivos de gran responsabilidad como la presidencia de la Femexfut y del Necaxa, contribuyendo al éxito del llamado ?equipo de la década?.
Finalmente, Carlos Hermosillo, máximo goleador mexicano de todos los tiempos, con quien viví un episodio fundamental en mi carrera como árbitro cuando aquella Gran Final, precisamente contra el León, en que recibió una tremenda falta por parte del arquero David Ángel Comizzo y decidió el campeonato con un penal en Gol de Oro.
En fin, estarán de acuerdo que fue un sábado de agasajo.
Todo el fin de semana estuvo lleno de actividad destacando por su importancia el Abierto Mexicano de Golf, la serie Nascar-Busch y la serie Copa Davis ante Ecuador.
Los representantes mexicanos actuaron conforme a lo esperado: Digno quinto lugar de Lorena Ochoa; Jorge Goeters lideró buena parte de la carrera hasta tronar su auto y los tenistas ratificaron su incapacidad y su convocatoria para ganar el campeonato mundial de pena ajena.
Resumen: No hubo sorpresas.
