Deportes Cristiano Ronaldo Selección Mexicana Mundial 2026 Liga MX selección nacional

Columna de Arturo Brizio

HIJO DE TIGRE...

Ha comenzado un nuevo año y con él la actividad futbolística, con el Torneo Interliga, el cual involucra algunos cuadros mexicanos en diversas ciudades de los Estados Unidos para obtener los boletos que les den el derecho para participar en la Copa Libertadores de América.

Por razones obvias el nivel de juego no es alto, puesto que los equipos vienen de un período vacacional y de hacer pretemporada, lo que redunda en falta de sincronía en los movimientos y dureza en los músculos, sin embargo, la lucha ha sido ejemplar y bien han sabido sustituir la armonía táctica con garra y corazón.

El domingo por la noche se jugó el encuentro entre Toluca y América, resultando como casi todos los duelos entre este par de clubes, simplemente espectacular.

La figura del partido indiscutiblemente fue el goleador paraguayo José Saturnino Cardozo, quien con un par de pinceladas definió la contienda, pero al margen de lo futbolístico, me referiré al árbitro del encuentro, quien realizó un trabajo realmente para llamar la atención.

Jair Marrufo es el nombre del silbante, y es como todos los árbitros que dirigen encuentros jugados en el vecino país del Norte, de nacionalidad estadounidense. El joven Marrufo es de El Paso, Texas, pero además es hijo de un ex árbitro mexicano avecindado en aquella ciudad, Antonio Marrufo Mendoza.

Por supuesto que no es la primera ocasión en que un hijo de árbitro decide incursionar en esta hermosa y difícil actividad, pero hay razones para afirmar que el caso de Jair es totalmente diferente.

Marrufo arbitra mucho mejor que cualquier juez de Estados Unidos; no emplea el ?criterio político? que se les imbuye a los árbitros por aquellas latitudes, y muestra valor, conocimiento reglamentario y gran condición física. Además, pocos casos conozco en que un árbitro se desempeñe en un país diferente al de su progenitor.

El arbitraje padece, como el sacerdocio -toda proporción guardada-, una grave crisis vocacional. Es decir, nadie quiere ser árbitro.

La pregunta sería, ¿por qué Marrufo prefirió hacerse árbitro en Estados Unidos y no en México, como su padre? Pues seguramente porque a pesar de ser bastante malos los árbitros de ese país, la estructura arbitral posee reglas claras y transparentes para acceder a los primeros planos de la profesión.

En México hubiera tenido que someterse a la grilla, los intereses y la prepotencia del dirigente en turno.

Por lo pronto, ahí hay un excelente árbitro en ciernes. Hijo de tigre... pintito.

Hablando de futbol, el Interliga es una buena idea, pues de alguna manera da un toque de justicia para encontrar a los representantes mexicanos para la máxima justa continental; es, además, un gran negocio, pues la cultura de la nostalgia hace que nuestros paisanos se vuelquen a abarrotar el graderío en las diferentes ciudades.

A veces deja qué desear el estado de los terrenos de juego; en otras, el arbitraje, pero hay un detalle que no me explico, y es la razón por la que se permite jugar con un balón que los jugadores que integran los equipos mexicanos desconocen. No me parece lógico. Y usted, ¿qué opina?.

Leer más de Deportes

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Deportes

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 127122

elsiglo.mx