Marginación | Programas de Gobierno: sólo una visión asistencialista
Las estadísticas resultan innecesarias ante la realidad de todos los días
EL SIGLO DE TORREÓN
COMARCA LAGUNERA.- Seguir al pie de la letra el modelo económico de libre mercado y globalización, le ha costado a México una marcada acentuación de los niveles de pobreza y el deterioro de las condiciones de vida de sus habitantes.
De alguna manera la realidad muestra que hay un acato firme de la visión neoliberal, que se sustenta en delegar a la inversión privada la prestación de los servicios y hacer a los individuos responsables de su vida y la de su familia y sólo apoyarlos en situaciones catastróficas.
Según el Diagnóstico Sobre la Situación de los Derechos Humanos en México, quienes sufren pobreza viven en condiciones de agobio e inseguridad permanentes; son excluidos del desarrollo, no ejercen sus derechos civiles ni políticos, son sujetos a discriminación y están subordinados a estructuras de poder económico, social y político que los hace vulnerables.
Además, no tienen posibilidades de ser representados en los ámbitos que definen las políticas públicas y programas, debido a su falta de organización por el tiempo y esfuerzo que dedican a sobrevivir y su aislamiento físico, social y cultural.
El Consejo Técnico para la Medición de la Pobreza, creado por la actual administración con especialistas académicos y gubernamentales para definir la metodología que sería empleada en medir la pobreza en el país, encontró que más del 18 por ciento de los hogares mexicanos contaba con un ingreso insuficiente para satisfacer las necesidades básicas de alimentación.
Otras estimaciones realizadas desde hace tres décadas por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), señalan que para 2000, el 41.1 por ciento de la población mexicana se ubicaba bajo la línea de pobreza, mientras que el 15.2 por ciento correspondía a la línea de indigencia.
De la población urbana, 32.2 por ciento se ubicaba en la primera condición y 6.6 por ciento en situación de indigencia, mientras que para la población rural los porcentajes fueron de 54.7 y 28.5 por ciento, respectivamente. Según estos indicadores, la proporción de población en situación de pobreza es mayor a la observada 30 años antes, mientras que la indigencia en el campo ha aumentado.
En la medición del Índice de Pobreza Humana que efectúa el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y que mide las privaciones en las tres dimensiones básicas que componen el índice de desarrollo humano: una vida larga y saludable, educación y un nivel de vida digno, México se ubicó en el lugar número 20 hace dos años.
En consistencia con las propuestas formuladas por los organismos financieros internacionales, el Gobierno Mexicano comenzó a focalizar la inversión social en acciones para combatir la extrema pobreza, de lo que se derivan los programas de la Secretaría de Desarrollo Social como el de Atención a los Adultos Mayores en Zonas Rurales, que contempla apoyos sólo para los mayores de 60 años en situación de pobreza alimentaria, que viven en comunidades de hasta dos mil 500 habitantes y de muy alta marginación o el de Fondos Regionales de Combate a la Pobreza, para los municipios con más alto grado de marginalidad.
LOS DOS POLOS DE TORREÓN
Aun al ser considerado como el municipio más rico del Estado que ocupa el quinto lugar nacional en calidad de vida, Torreón conserva cinturones de alta marginalidad que acentúan la brecha entre la ciudad que crece pujante, la de centros comerciales y grandes bulevares y aquélla cuyos habitantes tienen cada día serias dificultades para allegarse el alimento.
Margarita Lascuráin, directora general de Desarrollo Humano en el Municipio reconoce que la situación es grave para las familias asentadas en terrenos irregulares, pues esta condición los descarta de los programas del Gobierno para el combate a la pobreza y los apoyos quedan reducidos a la repartición de cobijas, hules y otros de carácter asistencial que se les puedan proporcionar.
Hay colonias como la Zaragoza Sur en las que sólo una calle o brecha separan los terrenos que ya están regularizados de aquéllos que después de varios años todavía figuran como invasión, lo que según la funcionaria, hace necesario trabajar más en la creación de nuevas reservas territoriales y en la ordenación de estas áreas para incorporarlas a los programas.
Se considera que de las 365 colonias que conforman la ciudad, 41 tienen predominación de hogares en situación de pobreza; es decir, el 33 por ciento (174 mil 577 habitantes) de la población total, de acuerdo con los resultados de un estudio de estadística agregada de un tipo de línea de pobreza.
Dentro de las 41 colonias figuran áreas de invasión en sectores como la J. Luz Torres; una parte de Zaragoza Sur, Nueva Laguna Norte y Sur; El Pensador, La Estrella y Mayrán, que a juicio de Lascuráin son las de alto grado de marginalidad.
Esto, aunado a las 40 comunidades rurales que están identificadas en dos zonas: las de la planicie y las que están ubicadas en el Cañón de Jimulco.
El programa Hábitat, dirigido a los polígonos de alta marginalidad y con indicadores de pobreza muy claros, comenzó aplicarse en 2003 con todas sus vertientes en Zaragoza Sur, J. Luz Torres y Ampliación Nueva Merced y en 2004 se amplió la cobertura a Nueva Laguna Norte y Sur.
Según la directora de Desarrollo Humano, este programa reviste una importancia especial por el hecho de que no únicamente se aportan los recursos a las familias necesitadas, sino que éstos se complementan con la capacitación y la generación de alternativas para superar el problema.
El Municipio figura como coadyuvante en la entrega de recursos del programa federal Oportunidades, en el que están incorporadas cinco mil tres familias, dos mil 95 del medio rural y dos mil 908 de la zona urbana y a las que en su totalidad, se les destinan tres millones 250 mil pesos cada dos meses para educación, salud y alimentación.
Considerando que la pobreza ha emigrado a las ciudades, Oportunidades incluyó a las familias en esta condición de las zonas urbanas, pues en su antiguo esquema como Progresa sólo se dirigía a las comunidades rurales.
Con aportación peso por peso en coordinación con el Gobierno del Estado, otro de los programas dirigidos a combatir la pobreza que aplica el Municipio es la Alianza Coahuilense, que contempla los programas de Piso Firme (instalación de piso en las viviendas), Techo Regional (reparación de losas) y Primordiales del 36, que consiste en la entrega de despensas a ejidatarios del Reparto Agrario o sus viudas; Ilumina tu colonia (instalación de arbotantes); Circuitos Viales en los principales accesos a las comunidades y paquetes de mantenimiento hidráulico y eléctrico.
El programa de entrega de materiales para construcción ?Porque sí vales?, antes llamado Banco de Materiales y que consiste en la entrega de vales para ser canjeados por material hasta por tres mil 500 pesos pagaderos en cinco meses por los beneficiarios, tiene una alta demanda desde octubre de 2003.
A diferencia del antiguo esquema, dice, la modalidad actual impide irregularidades en el manejo de estos apoyos, pues los vales son de papel de seguridad foliados, con una vigencia y proveedor designado.
El año pasado, mediante la emisión de nueve mil 500 vales, en Torreón se aplicaron 10.1 millones de pesos, de los cuales 1.4 fueron subsidiados por el Municipio.
Junto con los programas Pa´que construyas (apoyo a la vivienda con la compra de materiales de construcción mediante grupos de ahorro) y la construcción por etapas de cuartos de 16 metros cuadrados, el Municipio pretende dirigir a estos tres esquemas un subsidio total por tres millones de pesos durante 2005.
Con recursos municipales se desarrollan otras acciones como la de mejoramiento de infraestructura educativa o Programa de Acción Escolar, en el que se invirtieron 4.5 millones de pesos en 2004 (80 por ciento Municipio y el resto a cargo de los padres de familia) y para el presente se ejercerán recursos por 5.5 millones de pesos.
Medicina para Todos, que consiste en la venta de medicamentos a diez pesos, está encaminado a apoyar a la gente de bajos recursos en el aspecto de salud.
ENTRE LA INDUSTRIA Y EL ESTANCAMIENTO SOCIAL
El director de Desarrollo Social de Gómez Palacio, Raúl Antonio Meraz Ramírez, considera que el Municipio no está dentro de los más pobres del país porque cuenta con una población económicamente activa superior a los 80 mil habitantes, según los datos de afiliación de derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS.)
Las más de 600 empresas instaladas y la producción ganadera permanente, son el soporte para mantener el empleo.
Sin embargo, con sus cerca de 80 mil habitantes, el campo está identificado como zona de riesgo porque las sequías han provocado que las presas no estén a su capacidad, lo que ha obligado a los ejidos a integrar áreas compactas a las que se han dirigido apoyos institucionales, aunque muchas siguen quedándose fuera por la falta del recurso hídrico.
Ante ello, el algodón vuelve a ser la esperanza de reactivación: para este año se contempla ocupar cinco mil hectáreas que generarán más de medio millón de jornales.
En la ciudad, Gómez Palacio tiene identificados siete polígonos de pobreza con un total de 35 colonias que en su mayoría enfrentan carencias patrimoniales, entre las cuales figuran la Solidaridad, Mezquital Uno y Dos, Emiliano Zapata, Niños Héroes, Casablanca, Ricardo Flores Magón, El Consuelo y otras. A éstas se han sumado la Leticia Herrera, Ernesto Herrera, Las Flores y Otilio Montaño que se formaron después del censo de 2000.
Ausencia de oportunidades de empleo, bajo nivel de escolaridad, carencia de servicios básicos, de vestido y alimentación de calidad, es el común denominador en las familias de estos sectores, en los que además existe un predominio de grupos en condiciones vulnerables (tercera edad y discapacitados.)
A partir de este año, se aplicará el programa Hábitat, para el que según Meraz Ramírez se gestionan recursos por 50 millones de pesos, para incorporar a unas diez mil familias.
Dentro de los programas normales de vivienda, que van desde la instalación de pisos hasta la construcción de casas completas, se presupuestan de 40 a 42 millones de pesos.
Al igual que Torreón, Gómez Palacio mantiene una cobertura de cinco mil familias dentro del programa Oportunidades; el Municipio pretende desarrollar otros proyectos de apoyo alimenticio en coordinación con una empresa lechera, para proporcionar medio litro de leche y galletas nutritivas a cinco mil alumnos de primaria y secundaria que no estén incluidos en el esquema federal.
A consideración de Raúl Meraz, el Estado mexicano tiene en sus manos la responsabilidad de fomentar el empleo y detener el cierre de empresas, pues el Artículo 115 de la Constitución define que las funciones de los Ayuntamientos es la prestación de los servicios y tras algunas reformas, éstas se amplían a la facultad para establecer convenios con la Federación.
Sin embargo, han sido los gobiernos municipales los que han tenido que enfrentar las consecuencias de la pobreza por la obligación moral que tienen con sus habitantes.
Incluso, se considera que no habrá recursos que resuelvan el problema de la pobreza si la población no colabora con organización y solidaridad para atender sus propias carencias.
MARCADO REZAGO
La zona urbana de Ciudad Lerdo tiene delimitados seis polígonos en los que se concentra la población en condiciones de pobreza según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y el Consejo Nacional de Población.
Jorge Gutiérrez Mares, director de Desarrollo Social del Municipio, refiere que los polígonos consideran alrededor de mil familias (más de cinco mil habitantes, aproximadamente), en situación de pobreza, aunque la mayor parte de la población del municipio corresponde al medio rural.
Dentro de los polígonos figura la parte sur de la ciudad, con ocho colonias cuyas familias enfrentan pobreza patrimonial, y en las que se considera que los trabajadores perciben menos de 49 pesos diarios.
Son sectores en los que se carece en una parte importante de servicios como agua potable, drenaje y pavimentación, además que no tienen el dominio pleno del lugar que ocupan por tratarse de terrenos ejidales o no regularizados.
Las colonias Victoria Popular, Brisas del Sur, Emiliano Zapata, Francisco Villa Sur, Ampliación Francisco Villa, Tiro al Blanco, Cerro de la Cruz y La Prudencia Jáuregui, son ejemplo de ello.
El poniente de la zona urbana también forma parte de los sitios de marginación, con las colonias San Isidro, 18 de Julio y San Fernando; hacia el Norte, la pobreza está concentrada en sectores como Simón Zamora, Lucio Cabañas, José Revueltas y Mártires del 68.
Jorge Gutiérrez Mares considera que el sitio de mayor vulnerabilidad es el colindante con el municipio de Torreón ?El Huarache, Benito Juárez, Villa de Guadalupe, La Carpa, La Ermita, La Rinconada y El Polvorín- donde radican serios conflictos de orden social como el pandillerismo, la violencia y la drogadicción y desde luego, la carencia de servicios básicos como el drenaje hasta en un 30 por ciento en la segunda de estas colonias.
Hasta ahora no se conoce el presupuesto a ejercer por medio del programa Hábitat que en 2004, registró una inversión de 7.8 millones de pesos y para este año se hizo una propuesta por 12 millones de pesos.
El programa de Oportunidades contempla el beneficio para cuatro mil 500 familias, aunque sólo 560 de éstas corresponden al medio urbano.
EN TODOS LOS NIVELES
Para el sociólogo, José Luz Ornelas, el cambio de modelo económico agudizó el problema de la pobreza, de manera que en la actualidad el 67 por ciento de los mexicanos está en esa condición y de éstos, la cuarta parte se ubica en condiciones de alta marginación.
Las estadísticas pueden resultar innecesarias ante la realidad evidente de que el empobrecimiento no se reduce a quienes no tienen qué comer, sino que ha alcanzado a todos los sectores de la sociedad de una manera alarmante.
Esto se refleja en el crecimiento desproporcionado de los mercados de ?segunda?, que se instalan en las colonias de bajos recursos como alternativa de calzado y vestido y en el nicho de mercado en que está convertida la ?piratería?.
El empresariado también se enfrenta a una pobreza: De tecnología y desarrollo científico que lo hacen depender de la que ofrecen los países desarrollados para mantener en funcionamiento sus empresas. Con ello se ha reducido en forma importante el nivel de competitividad del país, al ubicarse diez sitios atrás en el transcurso del último año.
Después de 22 años, las exportaciones sólo han incentivado la economía del país en un 25 por ciento, pues sólo se concentran en frutos tropicales y materias primas que no tienen mayor peso en el conjunto económico.
La pobreza del conocimiento invade las instituciones de educación de los diferentes niveles y a diferencia de países como Alemania, donde el 45 por ciento de las familias tiene computadora y acceso a Internet, en nuestro país sólo dos millones de personas cuentan con esa posibilidad.
En este sentido, Ornelas sentencia que desde hace mas de 20 años que se abrieron las puertas de la educación a la inversión privada, ésta no ha podido cubrir más del 25 por ciento de la demanda educativa, lo que demuestra que no le ha sido redituable y la necesidad de que el Estado retome las riendas.
Incluso, las instituciones privadas recurren a los investigadores que se forman en las públicas porque tampoco los están generando, aunado al desperdicio de la formación profesional de quienes concluyeron una carrera y tienen que irse al extranjero por las pocas oportunidades de desarrollo que brinda el país.
A diferencia de México, los países asiáticos han desarrollado el modelo neoliberal con la intervención del Estado en áreas en que el mercado no abarca; otras naciones de primer mundo han privilegiado el mercado interno porque no todo el empresariado produce para exportar, de tal forma que en naciones como Francia éste representa el 90 por ciento de las fuentes de trabajo que se generan.
José Luz Ornelas refiere que de continuar, el modelo económico agudizará el empobrecimiento de la población sin llegar a la explosión social, pues incluso se ha ido acabando con las organizaciones de masa que habían sido la base de apoyo del Estado benefactor, y que permitían avanzar contra los intereses del sector empresarial.
?DISCRIMINACIÓN BRUTAL?
A consideración del vicepresidente de Ciudadanía Lagunera por los Derechos Humanos, Asociación Civil (Ciladhac), Víctor Cabrera Morelos, los programas de Gobierno que buscan combatir la pobreza no van más allá de una visión asistencialista, ni contemplan medidas a mediano y largo plazo para evitar que mayor número de personas ingrese a este nivel.
Las administraciones municipales, estatales o federales, desarrollan programas sociales para atender carencias momentáneas, lo que a la vez les genera adeptos y una imagen que las hace ver como si lo estuvieran resolviendo todo.
A diferencia de ello, generar acciones a mediano y largo plazo que sirvan para resolver los orígenes de esa pobreza, requiere de otros planteamientos en los que exista el análisis de la situación y una profunda labor de investigación por parte de gente preparada que además, se comprometa en un proyecto serio, lo cual resulta mucho más difícil y complejo.
?Esto implicaría trabajar más institucionalmente involucrando a todos los sectores, sin importar quiénes vayan a estar después en las administraciones?, expresa.
Incluso, es necesario vincularse de manera afectiva y valoral con la gente y entender sus necesidades, escucharlos y respetarlos como seres humanos, aunque estos aspectos no forman parte de la política de las dependencias, sino en el trabajo personal que desarrollan unos pocos de quienes están a cargo de las instituciones.
A su consideración, los programas de combate a la pobreza están llenos de ineficiencias, corrupciones y burocratismos, y los recursos que se invierten llegan en poca proporción a quienes realmente los necesitan. Hasta se ha llegado a utilizar el nombre de los Organismos No Gubernamentales para fines políticos, sobre todo en la administración municipal anterior.
El vicepresidente de Ciladhac refiere que el 50 por ciento de la población mexicana no tiene los satisfactores básicos, lo que refleja que en nuestro país existe un bajo nivel de cumplimiento de los derechos sociales y económicos.
La permanencia del salario mínimo se ha vuelto inapropiada, pues ha marcado esa enorme diferencia entre los millones de personas que apenas pueden cubrir sus necesidades básicas y los pocos que tienen en sus manos el poder económico.
?Mientras haya sistemas en los que propiciemos una discriminación brutal, se crean abismos que hacen un daño profundo a las sociedades, pues no es posible que alguien gane un millón de pesos, como los empresarios y que otros tengan mil pesos para sobrevivir, en nuestro país hacen falta formas de relación más justas y equitativas y mecanismos de socialización más humanos?.
Sólo a partir de que cubre sus necesidades básicas, el individuo logra adquirir la condición mental necesaria para una satisfacción interna que le permite relacionarse adecuadamente con los demás, ?únicamente Ghandi o Jesucristo han mostrado niveles de virtuosidad que les han permitido sobrevivir sin esos satisfactores materiales, pero es muy complejo que alguien lo logre?.
Las ciudades con sectores marginales en los que sus habitantes no reciben educación y los servicios básicos, se convierten en zonas expulsoras de pobres y delincuentes, porque no se atacan problemas complejos como la urbanización, la generación de empleos y la salud.
Faltan estudios
Édgar Salinas Uribe, investigador del Centro de Reflexión y Acción Social de la Universidad Iberoamericana Plantel Laguna, refiere que hasta ahora no se han practicado en el país estudios que además de mostrar la magnitud de la pobreza determinen la profundidad de sus alcances.
El Consejo Técnico para la Medición de la Pobreza de la Secretaría de Desarrollo Social, optó por uno de los 35 métodos de línea de pobreza existentes y que traducen en valor monetario lo que la familia requiere para satisfacer sus necesidades básicas, sin considerar las condiciones de vida, los costos de vida relativos y son calculadas con estadísticas agregadas.
De esta forma, a partir de 2002 se consideró como población pobre a las familias que en el área urbana tienen un ingreso salarial diario menor a los 50 pesos y 35 en el medio rural, y se dividió en tres grandes rubros: Alimentario, de capacidades y patrimonial.
Algunos académicos como Julio Boltvinik, profesor investigador del Colegio de México, criticaron la metodología del Consejo porque a su consideración subestima la pobreza relativa, es decir aquélla que puede variar de acuerdo con la región y costos de los servicios y las condiciones de vida.
Partiendo de ese criterio, se consideraría que en México hay más de 63 millones de pobres.
Por otra parte, la Encuesta Nacional de Ingreso por Hogar obtiene una muestra representativa con una fórmula estadística, a partir de cuyos resultados se infiere que una colonia es pobre si determinada cantidad de familias muestran esas características. Sin embargo, a consideración de Édgar Salinas, para que una muestra estadística sea confiable se requiere que todos los elementos de la muestra hayan tenido la misma posibilidad de ser elegidos.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, el asunto de la pobreza no únicamente está relacionado al ingreso salarial, sino también a las pocas posibilidades de una educación de calidad, de acceso a la salud, de ser escuchados y de tener representación política, por lo que considera que una característica de las zonas marginadas es la cantidad de líderes con que cuenta, asumiendo a éstos como mediadores entre la voz de los ciudadanos y las autoridades.
Una medida de distribución es la Razón de Kusnets, la que determina la relación entre los extremos: los ingresos del diez por ciento de la población más rica y el diez por ciento de la población más pobre, lo que ubica a México en los niveles de desigualdad más altos de Latinoamérica
Otro indicador mide el porcentaje que una familia pobre dedica de su ingreso a la alimentación, lo que significa que a un mayor gasto a este rubro la profundidad de la pobreza es mayor; en este criterio se basan los programas asistenciales del Gobierno Federal, cuya intención es sustraer a la población de ese nivel y pasarla a otro.
?Con base en ello se afirmó que en México había 3.4 millones de pobres menos, pues las familias tuvieron que destinar un menor porcentaje a la alimentación y de la pobreza alimentaria pasaron a la pobreza patrimonial?, expresa.
En el caso específico de Torreón, la Secretaría de Planeación del Gobierno del Estado creó el Cuaderno de Información Oportuna para cada uno de los municipios, con estadísticas de marginación basadas en componentes como calidad de la vivienda, acceso a electricidad, agua potable y nivel educativo.
De esta forma, se construyó un índice de marginación que ubica a la ciudad en el lugar 37, y que junto con Saltillo son de los que presentan un menor grado de marginalidad.
Aunque se establece que la cifra de torreonenses pobres es de 174 mil, no se conocen sus caracterís-ticas.
El investigador señala que una medición integral debe contener aspectos como el ingreso, consumo y la inestabilidad de ambos; ausencia, inadecuación, inestabilidad y riesgo del patrimonio; calidad de vida; inadecuada provisión de servicios públicos y de alimentos en relación al ingreso, así como los niveles de protección legal, ambiental, de salud y la explotación de los grupos de trabajo de bajos ingresos.
La clasificación
A partir de la creación del Consejo Técnico para la Medición de la Pobreza, la Secretaría de Desarrollo Social consideró como población pobre aquellas familias que perciben menos de 50 pesos diarios en las áreas urbanas y menos de 35 en las comunidades rurales, dividiéndola en tres grupos:
·Pobreza alimentaria: El ingreso familiar es insuficiente para cubrir las necesidades de alimenta-ción de quienes la integran. (18.6 por ciento de los hogares del país y 24.2 por ciento del total de la población.)
·Pobreza de capacidades: Ingreso que no satisface las necesidades de alimentación y las de los patrones básicos en materia de gasto en educación y salud (25.3 por ciento de los hogares y 31.9 por ciento del total de la población.)
·Pobreza patrimonial: El ingreso no cubre los fines de la política social, como la adquisición de viviendas (45.9 por ciento de los hogares del país y 53.7 por ciento del total de la población).
FUENTE: Diagnóstico de la ONU sobre la Situación de los Derechos Humanos en México, con base en los datos obtenidos hasta 2000