Durango

Comercio informal, una larga tradición

Aseguran comerciantes que no cambiarían de empleo, ya que se han dedico a ello toda su vida

La mayor parte del comercio informal data de hace varios años, muchos son negocios familiares y gran parte de su estancia en el centro de la ciudad se justifica porque ellos dicen que a eso se han dedicado toda su vida y eso les han enseñado sus padres, pero, además, en lugar de observarse como un problema grave para el desarrollo turístico, ellos dicen que los visitantes los buscan porque comen con 20 pesos, una gran diferencia que no se presenta en un restaurante.

Los distintos puestos y hasta sitios improvisados para vender cualquier cosa, como pueden ser hierbas, fruta, relojes, pero sobre todo comida, abundan en el centro de la ciudad. Basta caminar apenas unos cuantos metros, cruzar una acera y hay otro puesto. Algunos se ubican por la mañana y por la tarde hay otros.

Es fácil distinguir el tipo de comida que venden. Mientras en algunos casos se ofrecen los tacos de barbacoa, de carne asada, en otros se hacen presentes los clásicos olores de las ?tripitas?, como le llaman algunos. Olores que van y vienen y dan ?la mejor bienvenida? al turista.

Quienes atienden estos espacios no cumplen con las especificaciones sanitarias que obliga la normativa municipal. En lugar de cubrepelo en el caso del puesto ubicado en Privada del Parque Nuevo y el Multifamiliar, es mejor una cachucha que utiliza Pedro Aldana Valenzuela.

Pero el de Roque Hernández, propietario, que es atendido por su hijo, Bryan Hernández de 18, instalado en avenida 20 de Noviembre y Privada del Parque Nuevo no sólo no utiliza cubrepelo o cachucha, sino que es el único que atiende y es obligado a preparar los tacos y tortas de barbacoa, que vende entre cinco y diez pesos cada uno, para posteriormente manejar el contaminado dinero y consecutivamente volver a atender a otra persona.

Ahí mismo está María de los Ángeles García, que atiende una mesa improvisada en la misma esquina, con tunas y cañas peladas, que ofrece a diez pesos la ?bolsita?. Tampoco utiliza protección alguna para evitar tocar el dinero y el producto que vende.

Hay puestos que tienen operando 36 años y otros 20, otros tres y muchos más intentan hacer su ?agosto?, ubicándose por primera vez en alguna calle, pero son retirados por inspectores municipales. Diariamente según esta dependencia se quitan entre 15 y 16 de estos.

En el caso de María de los Ángeles, ella afirma que ella no cambiaría de empleo, pues esto es lo que le gusta y de hecho a esto se ha dedicado toda su vida. Su marido le ayuda en el negocio y sólo lleva la fruta diariamente para que su cónyuge la venda.

Imposible

Prácticamente es un círculo vicioso el asunto del comercio informal

· Sería muy difícil una reubicación del comercio informal, pues se carece de oferta de empleo

· Los mismos comerciantes informales no desean cambiar de trabajo

· Trabajan sólo medio día, por lo general

· A pesar de la mala imagen que ofrecen al centro histórico es una necesidad gastronómica cultural para muchos duranguenses y visitantes

· En algunos casos puede ser tan famoso el sitio en donde se vende comida que rápidamente lo recomienda la gente

· Mientras en el comercio informal alguien puede alimentarse con 20 pesos, en un restaurante lo hace con cifras que oscilan entre los 50 y 100 pesos

Fuente: Investigación de El Siglo de Durango.

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