Berlín, (EFE).- Los integrantes del denominado trío de "abuelos", con edades comprendidas entre los 64 y los 74 años, fueron condenado en Alemania a penas que van de los nueve a los doce años de cárcel por su participación en 14 asaltos a bancos entre 1988 y 2004.
La audiencia Provincial de Hagen (oeste de Alemania) impuso en total 31 años de cárcel a los procesados, por entender que no son "dulces abuelitos", sino criminales.
Al más joven, de 64 años, le cayó la condena de doce años, a su compinche de 73, que ha pasado casi cuatro décadas de su vida entre rejas, otra de 10 años, y al mayor de los tres, de 74 años, se le reservó la más leve: nueve años de prisión.
Con esa sentencia acabó el juicio contra los atracadores más viejos del país, que durante años mantuvieron en jaque a la policía alemana y que confesaron su participación en 14 atracos, con un botín aproximado de un millón de euros.
Las condenas han quedado algo por debajo de los quince años que había pedido la fiscalía, mientras que los abogados de los procesados solicitaron que se considerasen como atenuante el derecho de éstos a pasar sus últimos años de vida en libertad.
Los tres procesados tienen un prolijo expediente delictivo, ya que todos han pasado entre una y cuatro décadas en la cárcel.
La fiscalía había argumentado ya que los tres atracadores no eran "dulces abuelitos", sino que no escatimaron crueldad en sus acciones y que pusieron en peligro vidas ajenas.
A lo largo del juicio, declararon varios clientes de sucursales bancarias atracadas, que relataron que los asaltantes se comportaron con extrema dureza y que les amenazaron con armas automáticas y granadas.
Algunos de estos testigos sufren aún las secuelas del miedo pasado, como transtornos de sueño y ataques de pánico.
El trío de atracadores, procedentes de la Cuenca del Ruhr, irrumpía en las filiales bancarias con pistolas automáticas y granadas -que resultaron ser falsas, según se supo en el proceso- para amenazar a empleados y clientes, aunque nunca hirieron a nadie de gravedad.
El que había pasado 40 años en la cárcel explicó que actuó por miedo a acabar su vida en un asilo, puesto que no percibe pensión alguna.
Tras decidirse a volver a la vida delictiva, se buscó otros dos cómplices, asimismo con antecedentes penales y parecidos móviles.
El trío fue detenido en noviembre de 2004 por una unidad especial de la policía cuando estaban a punto de cometer un nuevo atraco.