EL PAÍS
NUEVA YORK, EU.- La Organización de las Naciones Unidas (ONU) recibió con resignación las críticas lanzadas por la comisión de investigación del escándalo en el programa Petróleo por Alimentos para Irak. Sin embargo, se apoyó en las primeras averiguaciones del informe de Paul Volcker -que analiza las irregularidades administrativas en la gestión del citado programa- para arremeter contra el Consejo de Seguridad, al afirmar que sus estados miembros estaban al corriente del dinero que estaba amasando el régimen de Saddam Hussein a través del contrabando de crudo.
La ONU, sin embargo, aprovecha el contenido del informe para defenderse. En primer lugar, la secretaría general espera que las revelaciones sirvan para convencer a los estados miembros de que es necesaria una reforma para restaurar la credibilidad en la institución, para que sea más fuerte. “La ONU no puede estar siempre bajo sospecha”, declaró el propio Volcker durante la presentación del informe preliminar.
Y en segundo lugar, se pone en evidencia que se están lanzando contra la ONU acusaciones “injustas” y fuera de contexto por los abusos que se cometieron durante el embargo económico a Irak. “Hubo una violación de las sanciones”, señala el responsable de personal de la ONU, Mark Malloch Brown, “pero era conocida por el Consejo de Seguridad”. En este sentido hace referencia a los protocolos suscritos por Irak con Jordania y Turquía para las ventas de petróleo.
Por ello, Annan, que durante los últimos meses se está viendo acosado por el ala más radical de la derecha estadounidense, dejó claro que se adoptarán las “acciones apropiadas” para castigar a los individuos y entidades que hayan violado las reglas o procedimientos de la ONU.