No se dieron detalles sobre las condiciones de los captores para la liberación de la periodista quien se encuentra "bien".
Roma, (EFE).- El periódico italiano "Il Manifesto" confirmó hoy la liberación de su enviada especial a Irak, Giuliana Sgrena, secuestrada hace un mes en Bagdad.
El anuncio lo avanzó la cadena qatarí de televisión por satélite Al Yazira y fue recibido con júbilo en Italia, donde en las últimas cuatro semanas se han sucedido las movilizaciones para pedir la puesta en libertad de la periodista, de 57 años.
Tanto el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, como el primer ministro, Silvio Berlusconi, se apresuraron a expresar su alegría por la noticia, mientras todos los canales de televisión interrumpían su programación para emitir programas especiales.
Hasta el Papa Juan Pablo II, hospitalizado desde hace nueve días, mostró su satisfacción por la liberación de la periodista, que había pedido públicamente en el Angelus del pasado 13 de febrero, según informaron fuentes del Vaticano.
Giuliana Sgrena fue secuestrada hace hoy un mes cerca de la Universidad bagdadí, donde está la mezquita de Al Kastl, a la que había acudido, acompañada de su intérprete, para entrevistar a un grupo de fugitivos suníes.
Tras varias reivindicaciones a través de internet, algunas de ellas contradictorias, el pasado día 16 sus captores difundieron un vídeo en el que la periodista imploraba por su liberación y pedía al Gobierno italiano que retirara sus tropas de Irak.
En pleno secuestro, el Parlamento aprobó la ampliación de la misión militar italiana "Nueva Babilonia", que mantiene desplegados unos 3.000 soldados en la ciudad de Nasiriya, al sur de Bagdad.
Cerca de medio millón de personas pidió la liberación de Sgrena en una manifestación por las calles de Roma, donde esta misma semana comenzó un ayuno por relevos en el que han participado miembros de comunidades católicas y musulmanas.
La finalización del secuestro deja atrás otra angustiosa experiencia de la ya larga historia de ciudadanos italianos capturados en Irak, algunos de los cuales, como el guardia de seguridad Fabrizio Quatrocchi y el periodista Enzo Baldoni, fueron asesinados.
Otros, como las cooperantes Simona Pari y Simona Torreta, corrieron mejor suerte y fueron puestas en libertad tres semanas después de su captura, en medio de la incógnita sobre el presunto pago de un rescate, nunca confirmado.