Gómez Palacio

Confunden diferentes tarifas de afiliación al Seguro Popular

CECILIA AGUILAR ACUÑA

Se forman largas filas para inscribirse y gozar del beneficio

EL SIGLO DE TORREÓN

GÓMEZ PALACIO, DGO.- Las personas que ayer estaban formadas para ser afiliadas al Seguro Popular no entienden por qué la diferencia en las tarifas, cuando algunas de ellas presentan un estatus social similar.

Tal es el caso de María, quien solicitó el servicio médico para ella y su esposo Félix, que se desempeña como albañil. Ambos viven en casa de una hermana y como mayor propiedad tienen un triciclo donde transportan lo que ahí cabe de material para construcción.

Ella reportó que hay ocasiones en que él en veces tiene trabajo y otras ocasiones no, por lo que no cuentan con recursos para solicitar la medicina privada. El caso es que ella cotizó para mil pesos al año por recibir atención médica a través del Seguro Popular de Vicente Fox.

En cambio Yolanda, quien vive en Ampliación Sacramento, no pagará nada cuando igual que María, sólo vive con su esposo y quien tampoco tiene un trabajo fijo. Ambas mujeres no cuentan con casa propia.

Ayer la fila para la afiliación llegaba más allá de las rejas exteriores del Centro de Salud Isauro Venzor. Señoras con niños en mano, cansadas y enojadas porque fueron retiradas para llevarlas a otra fila donde había mayor celeridad, estaban furiosas porque al final tuvieron que regresar al mismo lugar para inscribirse.

“Nos trajeron de nuevo a la línea inicial porque por el otro extremo del edificio dejaron de afiliar por una causa que desconocemos, ahora que llegamos aquí nos dimos cuenta que la gente que estaba delante de nosotras ya salió...”, dice una ama de casa, quien no podía callar a su niña pequeña que lloraba porque tenía hambre.

La mayor parte de las personas estaba parada y era evidente su cansancio. El personal es insuficiente para adherir a tanta solicitante. Ayer sólo estaba una capturista para inscribir a tanto interesado. Al parecer estaban programando más computadoras para apoyar en este trabajo así como a más personas para levantar las encuestas.

Los cuestionan sobre su edad, número de hijos, propiedades, trabajo, por poner un ejemplo. Estos datos son recogidos y pasados a un programa que automáticamente arroja el resultado del estudio socioeconómico. Este sistema determina lo que tienen que pagar por el Seguro Popular.

Ernesto estaba ahí para inscribir a su familia. Le extraña que los estudios socioeconómicos no se realicen en el campo. “No van a ver si estamos diciendo la verdad, pues aquí me topé con conocidos que no pagarán nada, cuando tienen una mejor condición de vida, yo creo que está mal ese sistema de cómputo, es mejor que vayan a investigar...”.

El padre de familia manifestó también que forma parte de un grupo católico donde varios adultos acuden para recibir pláticas religiosas. Algunos de ellos están en el Programa de Oportunidades, “pues por esa razón no les están cobrando nada por el seguro, para mí eso está muy mal”.

“Así vienen”

Ernesto Solís es el coordinador del Seguro Social en esta región, pero no se encontraban en su oficina cuando El Siglo de Torreón intentó localizarlo.

Al cuestionar a uno de los médicos que lo apoyan, expuso que a reserva de que Solís era el encargado de dar información, las discrepancias en las tarifas las determinaba el sistema computacional.

“Así viene de México”, se limitó a decir.

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