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OKLAHOMA CITY, EU.- Niños que perdieron a sus padres en la matanza de Oklahoma City recitaron los nombres de los muertos, y dolientes depositaron ofrendas florales en sillas vacías que simbolizaban a cada una de las víctimas, al cumplirse ayer el décimo aniversario del atentado terrorista local más devastador de la historia de Estados Unidos.
En una iglesia que sirvió de morgue temporaria luego de la explosión, más de mil 600 personas recordaron a los 168 muertos con 168 segundos de silencio a partir de las 9:02 horas, el momento en que el edificio Alfred P. Murrah se derrumbó en medio de escombros, el 19 de abril de 1995.
También se rindió homenaje a los sobrevivientes, a los grupos de rescate y a la capacidad de resistencia de una ciudad que, según dijo el ex presidente Bill Clinton, ?Nos volvió a hacer nuevamente estadounidenses?.
?Oklahoma City nos cambió a todos. Nos destrozó los corazones, pero nos levantó el espíritu, y nos acercó entre nosotros?, dijo Clinton, quien estaba en su cargo en la Casa Blanca la mañana de un 19 de abril en que Timothy McVeigh, un veterano de la guerra del golfo Pérsico, trajo una enorme bomba en un camión que estacionó junto al edificio federal.
Del otro lado de la calle, en el Monumento Nacional a Oklahoma City, en un campo lleno de césped donde en una época estuvo emplazado el edificio, 168 sillas vacías fueron un solemne recordatorio de la matanza de hace una década. Ositos de peluche fueron colocados en 19 pequeñas sillas representando a los 19 niños asesinados en la explosión.
McVeigh fue condenado por asociación ilícita federal y asesinato, y ejecutado el 11 de junio de 2001. Su cómplice Terry Nichols fue condenado a cadena perpetua.
?Estoy en el camino hacia el perdón?, dijo Jannie Coverdale, que perdió a sus dos nietos, Aaron y Elijah, en la explosión. ?Me sentiré mucho mejor una vez logre perdonar a Tim McVeigh y a Terry Nichols?.