Para algunas personas, ir de compras "las hace sentir vivas".
El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- Uno de los grandes problemas que afectan la economía familiar es la forma en la que se emplea el dinero y por ello se debe tener especial cuidado en el consumo, advierte la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
En algunas ocasiones se tiene la sensación de que al ir de compras las personas se sienten vivas, en cierto modo importantes y se sacia el vacío que causa el tedio, la soledad, las tensiones, los problemas de todos los días, pero ese puede ser un síntoma del comprador compulsivo.
Las situaciones de alarma son cuando la persona se siente triste, deprimida o enojada y lo único que lo calma es ir de compras, pero se adquieren con frecuencias artículos poco útiles y después llega el arrepentimiento.
El adicto a la compra tiende a experimentar elevados niveles de ansiedad, fantasía, frecuentes estados de culpa y depresión, acusada impulsividad, pobre autoestima, baja tolerancia al aburrimiento. Busca su propia activación a través de sensaciones y actividades excitantes y es sensible a las gangas, los escaparates y los anuncios publicitarios relacionados con la mejora de la propia imagen.
Le motiva reducir sus niveles de ansiedad y depresión, superar el aburrimiento e incrementar su autovaloración personal. El comprador compulsivo compra por aliviar la ansiedad, por el deseo de aprobación, por euforia y otros motivos.
Aliviar la ansiedad: Comprar nos pone de buen humor a casi todos, pero ¿qué hace que unos caigan en el terreno de la dependencia y otros no? Desde diferentes perspectivas se puede decir que son conflictos no resueltos, vinculados a la detección de traumas en la infancia y carencias afectivas de quien padece esta adicción.
Deseo de aprobación: La negación de las consecuencias adversas de la compra excesiva, el deseo de reconocimiento y de aprobación e incluso la expresión de sentimientos de ira o de venganza hacia otras personas pueden ser otras de las explicaciones.
En algunos casos se da un conflicto entre el yo ideal del adicto y su yo real. Cuanto más discrepantes sean esas facetas del yo, más se utilizarán los bienes de consumo como compensación de esos niveles y, por tanto, con mayor frecuencia protagonizará episodios de compras impulsivas.
Muchos adictos dicen haber recibido un trato discriminatorio en la infancia con respecto a sus hermanos o haberse sentido frustrados al no alcanzar los elevados ideales de perfección requeridos por sus padres, por lo tanto, la búsqueda de reconocimiento y aprobación a través del consumo intenta compensar ese déficit de autoestima.
Existe consenso entre los investigadores en cuanto a que la adicción es más característica del género femenino y tiene mayor impacto en las etapas evolutivas intermedias (jóvenes y adultos).
