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Consejos para Moreira

Javier Fuentes de la Peña

Me encanta recibir consejos. Cuando alguien me hace una observación, suelo escucharlo con más atención de la acostumbrada, aunque en ocasiones me dicen verdades dolorosas. Reconocer los errores es virtud de sabios, y enmendarlos, tarea de valientes.

Así como me gusta recibir consejos, muy aficionado soy también a ofrecerlos. En ocasiones tengo problemas por meterme en donde nadie me ha llamado, por eso he decidido abrir la boca sólo cuando realmente lo juzgo necesario.

Hoy voy a ofrecer algunos consejos a Humberto Moreira. Aunque él no me ha pedido asesoría alguna, como ciudadano estoy interesado en que el candidato priista tome en cuenta ciertos aspectos para su futuro proceder. Difícilmente reparará en ellos, eso de sobra lo sé. Como todo buen político, el aspirante a gobernador tiene una boca hábil en despertar simpatías, y unos oídos programados para escuchar sólo lo conveniente: “Profesor, usted ganará las elecciones con el mayor margen de la historia”; “Coahuila necesita un gobernante como usted”; “No se preocupe más por su campaña, mejor ocupe su tiempo en elegir a su futuro gabinete. Por cierto, estoy para servirle”.

Mi capacidad como consejero es muy pobre. Lejos estoy de ser un orientador de la talla de Maquiavelo, cuyas recomendaciones a Lorenzo de Médicis se mantienen todavía vigentes para todo gobernante. Pero si yo no soy Maquiavelo, Moreira tampoco es un príncipe, por lo cual me siento en igualdad de circunstancias y con el justo derecho a ofrecerle, de manera totalmente gratuita y desinteresada, mis opiniones.

Conforme pasan los días, resulta cada vez más predecible el triunfo del candidato priista. Los partidos opositores no han sabido aprovechar el tiempo para elaborar campañas que despierten el interés ciudadano en todo el Estado. Lejos de ello, partidos como el PAN han mantenido fuera de La Laguna un proselitismo opaco, encomendando a las calcomanías y pendones la responsabilidad de despertar la simpatía entre el electorado. La única manera en que un partido como Acción Nacional podría ganar, es venciendo al abstencionismo. Pero al ritmo que llevan, si ellos mismos acuden a las urnas será toda una hazaña.

Tomando en cuenta que Humberto Moreira será nuestro próximo gobernador, le recomiendo despojarse del tufo populista que actualmente despide por doquier. Llama la atención que sus dos principales promesas de campaña, promover el empleo y combatir la inseguridad, son precisamente los grandes problemas que no pudo resolver como alcalde. Durante su gestión en Saltillo, la percepción de inseguridad entre los ciudadanos aumentó. Esto fue provocado por una ola interminable de robos, por la mayor presencia del “narcomenudeo” y las ineficiencias reinantes en la Policía Municipal.

En cuanto a su promesa de crear más plazas laborales, Saltillo encabezó la lista de ciudades con mayor tasa de desempleo abierto en el país durante un largo periodo, periodo en el cual Moreira era presidente municipal. Lo más fácil es prometer, por eso le aconsejo al candidato priista que esta vez no se quede en los ofrecimientos, y sepa tomar las decisiones pertinentes para atraer más inversiones y para hacer más eficientes las labores policiacas.

Otro consejo a Moreira es que por favor evite la tentación de gastar una millonada en publicidad. La popularidad es una droga para el candidato priista, sin embargo, debe preocuparse por conseguir el beneplácito del pueblo con un trabajo comprometido, y no con un anuncio en televisión.

Muchos consejos tengo para Humberto Moreira, y poco espacio para ello. Por último, más que aconsejarle, le ruego que piense muy bien a la hora de elegir su gabinete. El éxito de todo gobernante depende de la calidad de sus colaboradores. Si Moreira quiere ser bien recordado, debe tener mucho cuidado al escoger su equipo, renunciando a la falsa obligación de pagar viejos favores y de favorecer con posiciones políticas a sectores que indignan a los coahuilenses. La falta de capacidad de Moreira en algunos rubros es evidente. Como nadie puede ser bueno para todo, está obligado a elegir a los mejores candidatos para cada una de las áreas. Si toma en cuenta esta súplica, entonces sí sabremos lo que significa tener un Gobierno de resultados y no sólo de promesas. 

javier_fuentes@hotmail.com

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