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CONSUMO | No todos los productos con nombres en otro idioma son de importación

CECILIA AGUILAR ACUÑA

CONSUMO INTELIGENTE

EL SIGLO DE TORREÓN

TORREÓN, COAH.- Nombres extranjeros, palabras rimbombantes, a veces difíciles de pronunciar y, sobre todo, cuyo significado es desconocido, es lo que se encuentra en las tiendas, pues pocos productos o marcas tienen nombre en español.

Según la Procuraduría Federal del Consumidor, para muchos, lo anterior es sinónimo de que se está haciendo una compra inteligente y que los artículos importados son mejores.

En ocasiones se dan por hecho muchas cosas. El consumidor toma un producto y lo coloca en el carrito con el pensamiento de que tan sólo porque el nombre está en otro idioma, es importado y es de excelente calidad.

La Profeco advierte sobre tal situación, dado que las apariencias engañan porque muchos de esos productos son hechos en México por empresas mexicanas, por lo que no son artículos de importación. ¿Cómo puede se esto?

Lo que sucede es que los fabricantes nacionales pueden adquirir concesiones sobre ciertas marcas para poder elaborar productos con esos nombres. Éstos son fabricantes que pueden tener sus propios artículos en el mercado, igualmente buenos y hasta más baratos.

Para descubrir que realmente no son importados, la Profeco recomienda leer la etiqueta con mucho cuidado, pues en ella debe aparecer el nombre y la dirección del fabricante. El consumidor al llevar a cabo esta práctica, seguramente se llevará grandes sorpresas.

Lo mismo sucede cuando en la publicidad se presentan productos como la gran novedad: ?Por fin en México...?, ?Directamente de...?. En ocasiones puede tratarse de productos que, en su país de origen, por alguna razón prohibieron su venta y buscan otros mercados para sacar la mercancía.

Por estos motivos, la Profeco dice que no todo lo que brilla es oro. Lo cierto es que la calidad no se encuentra en el nombre; en todo caso, es algo que el consumidor, debe comprobar en la práctica. Ningún logotipo o palabra extranjera asegura una mejor calidad del producto. En ocasiones, por el contrario, puede afectar la economía.

Toda época del año, es un buen momento para reflexionar y defender los bolsillos. Por tal razón, la Profeco recomienda buscar en lo posible opciones en marcas nacionales aunque no pretende que el consumidor rechace los productos importados, pero sí desea que se encuentre el punto medio.

LEER PERMITE LA INDEPENDENCIA

Por Ley, cada producto, cada contrato de servicio debe estar acompañado de un mínimo de información para garantizar la calidad, el origen y la seguridad de que lo que se ofrece es lo que se desea. La Profeco informa que ejercer la libertad de escoger lo que se va a comprar, brinda la seguridad de que la información protege y asegura que se está haciendo lo correcto.

El hábito de leer las etiquetas y saber qué derechos se tienen como consumidores es una buena combinación que libera de caer en errores que afectan a cualquier bolsillo.

Es un hecho de que mientras los libros dan conocimientos, esparcimiento y libertad, las etiquetas de los productos otorgan la garantía para que, al paso del tiempo, los consumidores no sean engañados.

Derecho a elegir

Frente a las modernas relaciones de consumo, el libre comercio y la globalización, los derechos del consumidor deben interpretarse y adecuarse en forma amplia y desarrollada con la única idea u objetivo de lograr un equilibrio entre el proveedor y el consumidor y así proteger y defender sus derechos.

Al comprar, es poder elegir entre varios productos o contratar algún servicio que se necesita. Este derecho, consiste en la libertad individual del consumidor de acceder a una amplia variedad de productos o servicios para elegir aquél que más convenga a los deseos y necesidades a precios competitivos en el mercado.

Para ello es necesario asegurar la existencia de una libre competencia que permita una oferta distinta de precios competitivos y una gran variedad para que el consumidor adquiera entre varias opciones aquello que más convengan a las necesidades e intereses.

La competencia es la que debe determinar finalmente qué productos y servicios y a qué precios se comercializarán y contratarán en el mercado.

Sin embargo, en aquellos sectores en los cuales no existe competencia efectiva, la regulación estatal es indispensable para asegurar al consumidor la calidad y cantidad del producto o servicio a precios justos.

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