El contacto entre mamá e hijo recién nacido es de gran importancia para el bebé, quien recibe el calor, amor y leche materna, indispensables para su mejor desarrollo.
El contacto de los bebés con su madre es de vital importancia en su desarrollo, sobre todo cuando se trata de recién nacidos prematuros, ya que se establece una relación muy especial que proporciona al pequeño las herramientas suficientes para superar las debilidades con las cuales comienza a vivir.
La tarea de proporcionar este contacto se cumple en el Instituto Mexicano del Seguro Social con el Programa Madre Canguro, que es obligatorio en todas las unidades médicas donde nacen niños prematuros, desde el año 2000.
Los pequeños que ingresan a este sistema son aquellos que nacieron antes de la semana 37 de gestación y que no necesitan asistencia respiratoria; es decir, que el bebé haya superado la problemática inherente a su prematurez, alteraciones en la respiración, procesos infecciosos u otra enfermedad, y con un peso menor a dos kilos 200 gramos.
Estos niños prematuros se integran al Programa Madre Canguro y logran acelerar hasta en 80% su madurez inmunológica, neurológica, sicomotora e incrementan su peso, ya que el plan funciona mucho mejor que el método tradicional de mantenerlos en incubadora y alejados de su madre.
Fundamental, la estimulación sicomotora.
El contacto piel a piel entre madre e hijo, la alimentación exclusiva al seno materno, junto con la estimulación táctil y sicomotora, son los principios fundamentales de esta terapia, explica María Teresa Valencia Villalpando, jefa del Servicio de Pediatría del Hospital General Troncoso, en el que se trabaja con este método desde hace ocho años.
En promedio, los bebés que entran al programa son infantes de dos semanas de nacidos, tiempo en el cual los especialistas clínicos cuidan que se estabilice y atienden algunos problemas de inmadurez. En ese periodo permanecen en la incubadora, al cuidado de los expertos en pediatría del IMSS.
La doctora Valencia Villalpando dice que se trata de un trabajo especial y que la madre debe estar en buenas condiciones de salud para permanecer en el hospital de ocho de la mañana a una de la tarde, tiempo en que recibe el adiestramiento y capacitación sobre los cuidados que dará al pequeño, y que van de cómo bañarlo, dormirlo, cambiarlo hasta tomarle la temperatura.
En el aprendizaje, las madres reciben entrenamiento sobre el manejo del pequeño y la información para detectar los signos de alarma; durante su estancia, madre e hijo mantienen contacto piel con piel sobre el tórax para proporcionarle calor, amor y leche materna.
Además, a la mamá se le enseña la manera de estimular al bebé para un óptimo desarrollo sicomotor.
Otro beneficio del programa, según la doctora Valencia Villalpando, "es que con el manejo tradicional, la hospitalización se prolongaba hasta por dos meses, mientras que con el de Madre Canguro se reduce a cuatro semanas aproximadamente".
Y es que en ese lapso "se capacita a la madre en el manejo de su hijo -dos a tres semanas-, el bebé gana peso suficiente, y si no se presenta ninguna complicación y riesgo de salud pueden irse a casa, incluso sin importar el peso o la edad gestacional, pues se han dado de alta a niños pesando hasta un kilo 400 gramos".