EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Contaminación indocumentada

Humberto Hernández Hadad

El valor estratégico de los recursos que acertadamente el país está invirtiendo en la educación tecnológica queda a la vista, cuando por estos días recorro una parte de la exuberante región de la Chontalpa, en el corazón mismo del trópico húmedo, para participar en un encuentro académico convocado para profundizar en el análisis del impacto de la industria petrolera en esa región, bajo el auspicio del Instituto Tecnológico Superior de Villa La Venta, en Huimanguillo, Tabasco.

Con instalaciones de primera calidad, esos institutos son un cambio positivo en la vida de los jóvenes del sureste petrolero, una ventana al mundo de la ciencia y la tecnología. Las colosales cabezas olmecas que el poeta Carlos Pellicer Cámara rescató en esa zona antes selvática, para alojarlas en diversos museos, son los vigías silenciosos de esa transformación cultural que el sistema educativo le está imprimiendo día con día a una población que empieza a trazar metas y objetivos para que la región ingrese al desarrollo industrial. Uno de los retos que esos centros de estudios tecnológicos tienen en frente de sí es encontrar la definición de un desarrollo sustentable ¿Cómo industrializar el sureste sin destruir sus sistemas ecológicos?

A lo largo del siglo XX, la dimensión de la industria petrolera rebasó a todos los sectores económicos en Tabasco. Lo primero que explican los habitantes de La Venta es que ahí existen muy pocas oportunidades de empleo y que solamente hay dos grandes empleadores institucionales: Pemex y el Gobierno. Y viendo hacia el edificio de su flamante Instituto Tecnológico Superior, uno tiene que preguntarse cuáles serán las oportunidades de trabajo que ahí encontrarán sus egresados. Ese es el principal dilema del desarrollo de México, dentro del círculo vicioso que el modelo macroeconómico neoliberal ha impuesto, marcando tendencias para la educación, el empleo y la migración laboral.

Es importante analizar lo que está ocurriendo en el sureste. La región tiene abundantes recursos naturales y sus recursos humanos pueden medirse con un indicador que permite valorar, en términos de acceso a la educación, que ya cuenta con 30 instituciones públicas y privadas de educación superior que actualmente están trabajando en Tabasco. Una inversión de esa magnitud nunca antes se había hecho para impulsar el desarrollo de los tabasqueños. Ahora falta asegurar una política de fomento económico para la creación de empleos dentro de un concepto de desarrollo sostenible en la región.

Otro reto importante para el sistema educativo superior del sureste está en preparar a los ingenieros y técnicos que la industria petrolera y eléctrica necesitarán tener listos en los próximos años. Si en esa región trabajan y residen muchos de los mejores expertos de la industria petrolera y eléctrica nacional, resulta una omisión para el desarrollo del país no aprovecharlos propiciando que dediquen parte de su tiempo a preparar a la siguiente generación de ingenieros y técnicos que trabajarán para Pemex y la CFE.

La administración eficiente del patrimonio energético nacional, en todo lo que se refiere a petróleo, gas natural, petroquímica básica, electricidad y recursos hidráulicos, decidirá de manera irreversible el futuro económico del sureste mexicano, y muy especialmente de los estados de Tabasco, Veracruz, Campeche y Chiapas. Por ello resulta importante que en la estructura del Consejo de Administración de Pemex esos estados lleguen a tener, cada uno, un asiento con voz y voto. De ese modo la planeación de las actividades petroleras recogería la realidad social de esas entidades que hasta ahora han sido testigos inermes del impacto económico petrolero.

Otro aspecto urgente es el impacto ecológico, donde el sector energético tiene mucho por hacer y reparar en el sureste. Las investigaciones recientes sobre daños ambientales permiten identificar en las zonas petroleras de Tabasco la presencia de contaminantes en agua, aire, suelo y subsuelo, donde aparecen con valores tóxicos muy altos.

La evaluación de estos daños ambientales se enfrenta a una situación en la que la mayoría de los contaminantes encontrados en las zonas petroleras no cuenta con Normas Oficiales que establezcan un límite, por lo que quedan a la interpretación de resultados, pues pasan a convertirse en una especie de ?contaminantes indocumentados? cuya valoración de impacto y magnitud queda al criterio de la autoridad.

Ese descontrol en la contaminación es un asunto urgente para la salud pública en regiones petroleras, como la Chontalpa de Tabasco, el sur de Veracruz y el norte de Chiapas, y es urgente realizar un estudio integral exhaustivo que permita identificar los contaminantes reportados en esas zonas, determinando las cantidades, comportamientos, tendencias y sus orígenes tanto temporal como territorial.

Por ahora, esos estudios los vienen haciendo laboratorios privados pagados con grandes esfuerzos por grupos ciudadanos como son la Sociedad de Solidaridad Social Triple ?S? de la Chontalpa y el sur de Veracruz.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 136478

elsiglo.mx