EL SIGLO DE TORREON
¿Cómo evitarlo? Es muy fácil recomendarle a alguien que no se deje influenciar por ello, pero sumamente difícil para todos, evitar sentir y sufrir los efectos del estrés. Afecta de muchas maneras: falta o exceso de apetito, dificultad o imposibilidad de conciliar el sueño, taquicardias, nerviosismo, perdida de peso o exceso del mismo, aislamiento, soledad y, en casos graves, depresión. La dificultad para evitar el estrés, estriba en que muchas situaciones que lo provocan están fuera de nuestro control y unas afectan más que otras. Podemos estar estresados por exceso de trabajo o por falta del mismo, por problemas de dinero, por situaciones familiares y, a veces, hasta por gusto, ¡si! por gusto. Por ejemplo, hay muchas personas que cuando practican su deporte favorito, si no está el marcador a su favor, se angustian, se presionan y hasta de mal humor se ponen en lugar de disfrutar y relajarse haciendo su ejercicio favorito. En una escala del cero al cien, las situaciones siguientes nos provocan estrés en este grado: muerte del cónyuge 100, divorcio 73, separación 65, prisión 63, muerte de un pariente cercano 63, accidente o enfermedad grave 53, matrimonio 50, pérdida del empleo, 49, multa de tráfico 11 y aquí en La Laguna, si pierde el Santos 120. El estrés da como resultado reacciones sicológicas y orgánicas provocadas también por la adaptación del cuerpo y la mente a los ritmos e intensidades cotidianos de la vida, sobre todo cuando van acompañados de cambios. Mucho trabajo, poco trabajo, atrasos, presiones familiares, incapacidad para descansar. Los médicos de la Academia Americana de Medicina Psicosomática calculan que entre el 75 y 90 por ciento de todas las enfermedades diagnosticadas derivan en parte del estrés, el cual si no es debidamente atendido, puede llevarnos a la depresión, un estado mental y emotivo, ligado a situaciones de fracaso o perdida en el que se siente aflicción, desconfianza y ansiedad; por ello cuando se prolonga, es conveniente la ayuda de un profesional..
Los índices de depresión aumentan con el actual ritmo de vida y prácticamente pocas personas piden ayuda para manejar este problema o lo manejan de manera equivocada. Hay países que tienen estadísticas detalladas reconociendo públicamente la depresión, pero hay otros, como el nuestro, en donde el problema se ignora o se esconde.
En general, la cultura latinoamericana provoca que nadie admita padecer depresión por el temor de parecer débil. En Japón definitivamente, la gente tiene muchos prejuicios alrededor de los padecimientos mentales; quienes se animan a combatir de frente la depresión y atenderse, son verdaderos pioneros. En los Estados Unidos, el consumo de antidepresivos inició en 1986 mientras que en Japón se introdujeron por primera vez hace seis años y los más baratos de Estados Unidos, están disponibles para los japoneses a partir del año pasado. Probablemente por esto Japón tiene más suicidios que los Estados Unidos a pesar de que son la mitad de habitantes. La mitad de los japoneses que acuden a consultar un psiquiatra padecen depresión y los geriatras nipones estiman que el setenta por ciento de sus pacientes la padecen. Es muy probable que esta sea la causa de los más de treinta mil suicidios anuales en Japón.
Muchas personas van a consultar con los doctores especialistas de acuerdo al órgano con el que perciben tienen problemas, olvidando que prácticamente en todos los padecimientos físicos hay una causa inicial de orden psicológico -psicosomático. Pero como la percepción general acerca del psicólogo o psiquiatra sigue siendo la de loquero, pues nadie quiere que por ello los demás consideren que le falta un tornillo. Alguien dijo que con la depresión pasa algo similar a la impotencia sexual, muy pocos reconocen que la padecen, pero todos quisieran encontrar la cura, por eso cuando se lanzó el Viagra al mercado, las ventas superaron ampliamente las expectativas, porque el número estimado de hombres que sufren de falta de …. enjundia, se quedó pobre comparado con la realidad.
Ojalá y con el problema de la depresión deje de dar vergüenza reconocer que se está deprimido, pues el primer paso para la cura lo es el aceptar que la enfermedad existe. Así como las personas ya no ven mal el que tanto hombres como mujeres se tiñan el pelo y ahora hasta presuman que se aplican cirugías estéticas con liftings, liposucciones, injertos de pelo y de otras cosas, así, de esa misma manera busquen la cura para la depresión acudiendo a un psiquiatra sin por ello cargar en sus espaldas la etiqueta de que “se les brinca la cadena”.
El problema de la depresión lo sufren las personas e indiscutiblemente se refleja en las empresas, por esta razón, ya se percatan del costo tan alto que puede generarse por la existencia de problemas depresivos entre sus filas y por ejemplo, la empresa Sony, afectada por los suicidios y depresión entre sus ingenieros y directores, hace tres años empezó un programa preventivo de salud mental para 18 mil empleados, ofreciendo consultas confidenciales. Los resultados han sido bastante favorables.
Un país requiere ser competitivo, promotor exitoso de la inversión extranjera, con un buen nivel general de educación, con excelente planeación y orientado a la calidad; pero también necesita indiscutiblemente que las personas estén bien con ellas mismas, que tengan energía y entusiasmo para enfrentar la cotidianidad, y que no se dejen dominar por el estrés y la depresión.
En México, empezamos a reconocer que el estrés y la depresión causan estragos en la población; aunque el mexicano se considere macho que nunca se raja, ya acepta que el estrés lo afecta y cada vez más personas buscan ayuda profesional y además acuden a todo tipo de posibles curas: té de tila, ejercicio, acupuntura, homeopatía, dieta, prozac, tafil, simplex y hasta las barridas con ramas de pirúl y piedra pómez que tanto recomienda mi tía Goya, de El Cercado, Nuevo León.
Comarca Lagunera. Marzo, 2005.
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