Hace tiempo se lanzó una campaña en radio y televisión en la cual se describían aspectos positivos en relación al gobierno y la sociedad, debido a que la gran mayoría de los mexicanos solemos referirnos principalmente a los aspectos negativos de todo lo que sucede en nuestro país o en nuestra comunidad o estado. Haciendo eco de esa campaña, mencionaré a continuación los aspectos más positivos del trabajador mexicano.
Es obvio que la cultura de una nación, tiene influencia directa en la actitud que muestran sus habitantes hacia el trabajo. Sin embargo, así como en el seno de las empresas mexicanas se reproducen los modelos socioculturales que ya traen los obreros y empleados desde antes de ser contratados, con estrategias y métodos adecuados y perseverantes, estas empresas se pueden convertir en moldeadoras del comportamiento de los trabajadores mexicanos. Las empresas cambian los modelos organizacionales y sus estrategias y estilos administrativos por tres razones principales: por visión, pues evolucionan anticipadamente de acuerdo a las tendencias laborales, de mercado y administrativas; por dolor, cuando por no tener visión, la competencia les ha tomado delantera quitándoles una parte sustancial de su participación de mercado o, temiendo que les suceda lo que a otras empresas les ha pasado en cuanto a pérdida de mercado, ese temor los mueve a cuestionarse la validez y vigencia de sus estrategias administrativas y de mercadeo, buscando otras opciones para cambiar y mejorar. En el caso de las personas que laboran en las empresas, también cambian para mejorar, por los mismos motivos por los que cambian las empresas: por visión, por dolor, o por temor.
Cuando una empresa se ocupa en tratar de moldear la actitud y la conducta de sus trabajadores en forma adecuada, prepara el camino para que en ellos afloren los aspectos positivos del trabajador mexicano: actitud servicial y cooperativa, inclinación al compromiso, la participación y la lealtad, pues se sienten aceptados y de valor para la empresa por el hecho de tomarlos en cuenta en todo lo que concierne a su propio trabajo. La arraigada religiosidad del trabajador mexicano le da un escudo contra la desesperanza porque aún en las más tristes carencias o situaciones conserva su fe en Dios y en la vida. Por otra parte, el gran sentido del humor del trabajador mexicano, le da energía y valor extras para hacerle frente a las más adversas situaciones; el trabajador mexicano sabe remar contra la corriente, aguanta y soporta, siempre y cuando la empresa para la que labora muestre interés y respeto por su persona.
Más que aprovechar el ingenio y el talento de los trabajadores mexicanos para solucionar los problemas operativos con el clásico alambrito, conviene a las empresas orientar la capacidad imaginativa de sus trabajadores hacia el esfuerzo creador y de innovación. Nuestro pueblo tiene características que lo acercan y predisponen a lograr una alta calidad en la producción, aquí en la Laguna hay muchos ejemplos de ello. Al mexicano le gusta lo bonito, el pueblo mexicano valora la belleza y el arte y cuando lo ponen a su alcance, aprovecha la oportunidad. El botón de muestra más reciente, es el concierto de Luis Cobos en el lecho del rio Nazas, al cual acudieron miles de personas.
El trabajador mexicano es muy flexible, ello le permite estar dispuesto a tipos de producción muy diferenciados que cumplen cabalmente con las exigencias de los clientes. Muchas empresas han sabido aprovechar el ingenio del trabajador mexicano para el mejoramiento de la calidad de los servicios y productos. Empresas extranjeras instaladas en nuestro país han sabido reconocer en los trabajadores mexicanos su respeto, obediencia, flexibilidad e ingenio, además de su actitud servicial y generosa.
Aunque el trabajador mexicano tiene fama de no saber trabajar en equipo, la facilidad con que se relaciona y el alto valor de la amistad así como su extroversión para mostrar sus sentimientos, facilitan su integración a equipos de trabajo y lo colocan en posibilidad de construir un ambiente cordial y armonioso cuando se le motiva en forma adecuada. Para que el trabajador mexicano se convierta en un trabajador dispuesto a todo, a ponerse y a sudar la camiseta, a colaborar con su mejor esfuerzo y con el deseo de lograr lo mejor, necesita saberse valorado, útil e importante. Su predisposición a sobrellevar la vida y su actitud un tanto juguetona, le dan una alta capacidad hacia el trabajo y también a encontrar la vida lo suficientemente agradable para poder gozarla. Aunque es pasivo, fatalista, dependiente y conformista, también es afectuoso, humilde, obediente y cooperativo. El trabajador mexicano tiene igual o más potencial que los trabajadores de otros países, hace falta fomentar su responsabilidad y mostrarles aprecio por parte de los empresarios y gerentes.
Hay muchos ejemplos de empresas que han sabido motivar a sus trabajadores, por motivos de espacio, mencionaré solo una: Aeroméxico. Esta empresa es un ejemplo muy claro de lo que no debe hacerse y de lo que si se puede y debe hacer. Con exceso de personal y un sindicato radical, retrasos de los vuelos, mal manejo del equipaje y ausencia de utilidades, después de muchos tumbos, se declaró en quiebra. En 1988 pasó a manos de inversionistas privados y del propio sindicato de pilotos, el cual conservó el 25 por ciento de las acciones. Un año después, operaba el 64 por ciento de los vuelos con el 32 por ciento del personal aumentando la eficiencia y la productividad. Aumentó 125 por ciento el número de pasajeros transportados por empleado, 55 por ciento menos empleados por avión y 97 por ciento de puntualidad en las salidas por encima de las líneas aéreas de los Estados Unidos (88 por ciento). En el manejo de equipaje se logró 99 por ciento de eficiencia, contra 91 por ciento y 94 por ciento de líneas extranjeras. En 1990 alcanzó 600 operaciones ininterrumpidas, sin una sola demora estableciendo una marca mundial reconocida por The Wall Street Journal y el Daily News. Es importante señalar que prácticamente la totalidad del personal fue recontratado. La misma gente, con el mismo equipo y las mismas instalaciones, pero con una gran diferencia: otro estilo de dirección. Contemos también lo bueno del trabajador mexicano.
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