Formamos parte de la sociedad y como tal, el comportamiento de unos, influye y tienen efectos sobre otros. Si algo afecta en forma negativa a una parte de la sociedad, el todo padece junto con la parte. Lo repetitivo de las injusticias, los abusos, los atropellos, la falta de veracidad, la corrupción y otras situaciones de por si intolerables, altera el orden social y parece forzarnos a verlas como situaciones “normales”. ¿Como hemos podido ser negligentes cuando los signos de malestar social se manifiestan a diario? Seguramente hay cuestiones en las que nada está a nuestro alcance hacer, pero hay muchísimas en las que si podemos influir y las cuales podemos modificar.
Los mexicanos queremos resolver la desigualdad social, la impunidad, la corrupción y la falta de oportunidades, hemos despertado para defender y hacer valer la democracia, pero necesitamos dirección para no perder el rumbo y hoy más que nunca, es indispensable la participación ciudadana.
En el sector público las proyecciones de la corrupción son para preocupar a todos: en un estudio de Transparencia Internacional, México tiene una calificación de 3.3 en donde diez es nada corrupto y cero, totalmente corrupto. La mejor prueba de que nos hemos acostumbrado a que nos roben es que el 52.3 por ciento de los mexicanos está de acuerdo en que un funcionario público saque provecho de su puesto, “siempre y cuando haga cosas buenas en su función”. Debemos entender que un trabajo de calidad no implica abusar de la posición siendo inmoral. El fin no justifica los medios; cuando aceptamos los abusos a cambio de “buenas obras” estamos solapando el mal y no le hacemos ningún bien a nuestro país.
Las cifras nos indican que en los países corruptos, el ingreso per cápita es bajo, la distribución del ingreso es más injusta, los niveles de inversión nacional y extranjera son bajos y las tasas de crecimiento económico también son bajas. El avance de las situaciones negativas que frenan el desarrollo de nuestro país solo se puede combatir exitosamente con un cambio estructural en la sociedad mediante la participación y el compromiso de todos los individuos que la integran.
Sin dejar de tener los pies en la tierra y siendo realistas, podemos estar seguros de que si es posible lograr un mejor nivel de vida en todos los aspectos. Sin ser utópico, uno de los caminos más seguros para lograr esto es mejorar nuestra conducta y nuestras acciones pues cada unidad de la sociedad, cada persona, interactúa influyendo en la realidad en la que se desenvuelve. De hecho, la apatía, la pasividad política y la no participación han influido en nuestra realidad, hemos tenido lo que hemos merecido.
El que no actúa y el que no se compromete, se evita la crítica ajena, pero se priva también de los beneficios que traen estos esfuerzos. Muchas veces nos quejamos de que “el Gobierno no hace nada” y con ello demostramos que no nos sentimos parte de la sociedad y por lo tanto parte de la solución. Debemos atacar los problemas sociales en forma preventiva y en forma correctiva; la primera, para que las nuevas generaciones crezcan y se desarrollen desde el seno materno y durante toda su educación con la convicción de que vale la pena ser un buen mexicano. Además de la familia y las escuelas, las organizaciones religiosas, los clubes deportivos, y las propias empresas, tienen un papel importante para la formación y la toma de conciencia de los nuevos mexicanos.Sin embargo, nuestros esfuerzos serán inútiles y no podemos esperar que las nuevas generaciones sean mejores que las actuales si se desarrollan en un ambiente en el que muchos de los mensajes que les enviamos con nuestra apatía, pasividad, conformismo y falta de compromiso, los invitan con más fuerza a ser como la mayoría hemos sido hasta ahora. Es a todos los hombres y a todas las mujeres a quienes nos toca invertir con nuestra conducta en el mejoramiento social de nuestro país.
Debemos todos ponerle freno a la inercia para detener el vagón de nuestro país y luego moverlo en el sentido opuesto al que siempre se ha movido. Precisamente la tarea de la prevención consiste en mover al país en dirección contraria a la que se dirige. Debemos frenar las prácticas inmorales, los abusos de la autoridad, la apatía por el desarrollo político y la falta de involucramiento, todo ello se hace de una sola manera: con el trabajo conjunto de la sociedad. Definitivamente, el cambio de la sociedad, debe comenzar con los individuos quienes en lo particular serán los más beneficiados con el comportamiento correcto; el cambio empieza como tarea personal y se refleja de inmediato en la sociedad.
El cambio de la sociedad empieza con el cambio de los individuos y, en este sentido, todos los que somos afortunados teniendo un trabajo que nos da sustento, debemos estar comprometidos a desarrollarlo lo mejor que se pueda y a mejorar continuamente en todos los conocimientos y habilidades que nos competen para estar en constante crecimiento. La realización mediante el desempeño laboral es una parte muy importante para la plenitud del ser humano.
En particular, los profesionistas deben tener muy claro que ya no basta ser un buen profesionista, hay que tener la mira muy alta y aspirar a ser mejor que el mejor; todo conocimiento implica una responsabilidad por lo que, el conocimiento de una ciencia, un arte o una técnica, va también acompañado de la responsabilidad de usarlo bien.
Debemos dirigir todos nuestros esfuerzos hacia el individuo y su correcto desarrollo pues es el individuo el que perfecciona a la sociedad y no la sociedad a éste. Pongamos todos nuestro propio esfuerzo en ello recordando siempre que: en el esfuerzo por el cambio, todo aquel que no suma, resta.
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