Las universidades continúan produciendo profesionistas en áreas en las que difícilmente encontrarán un trabajo en el cual puedan aplicar sus estudios, la graduación de los muchachos y muchachas va seguida de la frustración que causa la búsqueda incesante de trabajo el cual, cuando finalmente lo consiguen, es por un sueldo muy bajo comparado con sus expectativas o para trabajar en algo distinto a lo que estudiaron.
Cada vez se hace más necesario buscar y encontrar la solución para evitar que los egresados de las universidades pasen de las aulas al desempleo. Para no partir de cero, debemos investigar lo que han hecho con éxito otros países que tuvieron el mismo problema y adoptar y adaptar esas mismas medidas a nuestro caso. Muchas veces, cuando los egresados de las universidades tienen dificultad para encontrar empleo, creen que si continúan sus estudios para obtener una maestría se les facilitará el acceso a un trabajo y resulta que aún con titulo de maestros, la dificultad para encontrar empleo continúa y lo que es peor, los sueldos son sorprendentemente bajos. Por ejemplo, según el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval), el sueldo promedio de los ingenieros químicos recién graduados, no supera los $3,000 al mes. El Ceneval interrogó a 28,666 graduados de todas las carreras de 270 universidades públicas y privadas encontrando que el 40 por ciento de ellos estaban desempleados, 18 por ciento ganaban menos de $2,000 mensuales, otro 18 por ciento ganaba hasta $5,000 y solo el seis por ciento tenía ingresos superiores. El 18 por ciento restante tenía empleos ajenos a sus estudios. Por otra parte, los resultados de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano elaborada por el INEGI muestran que la tasa de desempleo entre los recién egresados de las universidades fue de 48 por ciento en agosto de 2005.
El coordinador de análisis y estadística de una de las agencias reclutadoras más grandes del país indica que es igual de difícil encontrar empleo para un egresado de una universidad pública que para un egresado de una universidad privada y la situación es en realidad alarmante pues de cada cinco puestos laborales creados en nuestro país, solamente uno requiere título universitario. Otro dato significativo es que a los solicitantes de empleo se les aplican rigurosos exámenes de conocimientos y habilidades y solamente los aprueban menos de la mitad pues, sencillamente, no están capacitados.
Casi siempre que alguien propone una solución a algún problema prioritario de México, de inmediato muchas personas encuentran pretextos para descalificarla demostrando que no funciona en lugar de tratar de sumarse para que la solución sea factible, por lo general, los mexicanos nos esmeramos en ver la forma de cómo NO en lugar de sumarnos para encontrar el camino del como SI. La directora adjunta para la formación de científicos y tecnólogos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) propone aplicar el ejemplo de Corea del Sur. Este país tenía un sistema educativo que diez años atrás generaba más inempleables que el sistema mexicano y actualmente el nuevo sistema es motor de una de las principales economías del planeta. Para empezar, las universidades coreanas aplican a los aspirantes a ingresar rigurosos procesos de selección y el gobierno ofrece a quienes aprueban, estímulos para cursar carreras tecnológicas y licenciaturas afines vinculando con ello las aulas a la industria logrando de esta manera abatir el desempleo. De acuerdo con la directora adjunta del CONACYT, lograr algo similar con el modelo actual de México tomaría más de 40 años.
Según un estudio de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), las cinco carreras mas pobladas que representan más del 40% de la matrícula son: derecho (190,000 alumnos), administración de empresas (164,000), contaduría (153,000), ingeniería industrial (75,000) y medicina (73,000). De estos profesionistas solamente los ingenieros industriales tienen probabilidades razonables de encontrar trabajo medianamente bien pagado. El presidente del INEGI indica que en todo el mundo, incluido México, los empleos más demandados y mejor pagados son los relacionados con la tecnología de punta, informática y computación. Los estudios del INEGI señalan que las profesiones con más futuro en México son las ingenierías en sistemas, genética, molecular, mecatrónica, astrofísica y astronáutica así como el diseño industrial, las ciencias ambientales, la biotecnología y las telecomunicaciones. En nuestro país quienes estudian estás áreas no llegan ni al 15 por ciento mientras que en China representan el 50 por ciento del alumnado.
La Secretaría de Educación Pública continúa sin encontrar una solución para esta situación tan grave. El ex director del Instituto de Educación de Aguascalientes sugiere tomar algunas soluciones que suenan drásticas: reducir radicalmente la matrícula de las carreras más saturadas tales como administración y contaduría y luego cerrarlas por un período mínimo de seis años impidiendo de esta manera generar inempleables ya que en los años en que no haya egresados de estas carreras, los trabajos que surjan en estas áreas serían cubiertos por los egresados que hoy no tienen ocupación. Además sugiere ofrecer estímulos para animar a los alumnos a estudiar carreras técnicas o tecnológicas evitando de esta forma que se presenten problemas como el de una empresa de Aguascalientes que requería cuatro mil técnicos en informática y ni anunciandose en los periódicos, la televisión y la radio de todo el país los pudo conseguir. De no aplicar medidas en contrario, cuatro de cada diez contadores seguirán condenados a no encontrar trabajo. Debemos de convencer a los muchachos de que saldrán a competir en un mundo altamente tecnificado y que para poder competir ya no se vale salir mal preparados de las universidades estatales, y no deben tener más la creencia de que por el poco precio que pagan en la universidad para recibir una educación por mala que sea, ?alguien? tiene obligación de emplearlos.
Comarca Lagunera, Noviembre de 2005.
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