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CONTEXTO LAGUNERO| Oportunidad de desperdiciar

JUAN MANUEL GONZÁLEZ

Estas tres palabras las leí en una caricatura que apareció el domingo pasado en un diario regiomontano. El caricaturista hacía alusión a la reciente opinión de los expertos en el sentido de que las reservas petroleras de México van en picada; en diez años -dicen- dejaremos de exportar crudo para importarlo. Dicen los argentinos en uno de sus tangos que “veinte años no es nada” por lo tanto, diez años son todavía menos, se pasan en un abrir y cerrar de ojos, por lo tanto, dicho fríamente y con los pies sobre la tierra: se nos acabó el petróleo. Y con ello, se nos acaban las esperanzas de algún día “administrar la riqueza” según dijo en su tiempo, un presidente de México. Los que siempre han administrado y usufructuado la riqueza del petróleo son los políticos, nadie más.

El petróleo nunca nos sacó de pobres a los mexicanos, siempre nos han dicho que es nuestro y ya se acaba sin que nunca lo hayamos disfrutado. ¿Qué pasó con el petróleo? Pues, como dice el caricaturista, exactamente lo mismo que ha pasado con la plata, con los bosques, con las zonas turísticas y con el maíz. Lo peor del hecho al quedarnos sin petróleo es que nunca nos pusimos a pensar que algún día se agotaría. Los mexicanos no nos hemos puesto a pensar como vamos a vivir en el futuro si no vendemos petróleo. Acaso nunca nos ha caído el veinte de que desde hace mucho tiempo ha sido la hora de comenzar a formar una nueva nación de mexicanos inteligentes y educados que trabajen por el crecimiento y la solidaridad y que se preparen para las épocas difíciles como la que ya está encima analizando las alternativas que tenemos para cuando finalmente se agote el oro negro? Los masiosares y dinosaurios políticos siempre han “cuidado” el petróleo de los inversionistas extranjeros porque dicen defender nuestra soberanía, por falta de interés y planeación, ¿Comeremos nosotros y nuestros hijos pura soberanía?, ¿Acaso los políticos tendrán un plan secreto para sacarnos del apuro una vez que se acabe el petróleo? Si lo tienen, ¿Nos lo darán a conocer al “cuarto para las doce”? O tal vez estamos como casi siempre, sin ninguna estrategia preparada esperando que llegue el día en que ya no haya más petróleo que vender.

Amigo lector, participe por un México mejor, involúcrese en el futuro de México comprometiéndose en el presente a trabajar por ello. No espere a que alguien lo invite, entérese en que puede ayudar y aporte, aporte tiempo, aporte entusiasmo, aporte ganas. Organícese con sus vecinos y mejore su entorno. Participe con su voto en las elecciones y entérese de quienes son los candidatos, cuestiónelos, proponga ideas y proyectos, sea parte de la solución. Exíjale a los políticos que aporten un trabajo de excelencia, no se conforme con menos. Usted mismo haga su trabajo con excelencia, póngale muchas ganas, hágalo lo mejor que pueda, prepárese, sea cada día mejor. Sea ejemplo para sus hijos y contágieles el amor a México.

No ensucie las calles, respete los señalamientos, sea cortés al conducir, solidarícese con los más necesitados, coopere con las causas nobles, dedique tiempo para participar en los asuntos de la comunidad. Es una pena, por ejemplo, que en las campañas por la limpieza del lecho del río Nazas solamente participe el .03 por ciento de los laguneros. Siempre habrá algo en que ayudar cuando se tiene la firme intención de hacerlo.

No debemos permitir que caigamos en la permisividad, en dejar que las cosas sucedan siempre y cuando no nos afecten en lo particular, no es cierto que “en boca cerrada no entran moscas”, nuestro silencio ha sido cómplice de los males que nos aquejan. La permisividad implica el anteponer la comodidad personal antes que enfrentarse a algún tipo de conflicto, sencillamente es dejar hacer a todos lo que les venga en gana, siempre y cuando no nos afecte a nosotros directamente. Ser permisivo significa irse a la cargada con lo que la mayoría diga sin defender un punto de vista particular con tal de quedar bien, evidenciando con ello falta de convicciones pues nos da lo mismo una cosa que otra.

Hemos dejado pasar muchas oportunidades: el maíz cuando dejamos de ser autosuficientes, la gran producción de los bosques cuando los teníamos y la tala inmoderada acabó con ellos, los destinos turísticos que hoy lucen llenos de basura, graffiti y vendedores de todo tipo, la plata que también nos pudo haber sacado de pobres, la posibilidad de tener un nuevo y funcional aeropuerto en la capital de nuestro país, se nos va de las manos el plan Puebla-Panamá y se nos fue también la posibilidad de un atractivo turístico generador de divisas y empleos en lo que iba a ser el club de golf de Tepoztlán. Así como dejamos ir esas oportunidades, dejamos que crecieran problemas que ahora son graves como el de pensiones y la pobreza extrema de muchos millones de mexicanos y dejamos de pensar y planear que haremos con la gran cantidad de personas que en el corto plazo incrementarán las filas de la tercera edad. ¿Destino cruel? ¿Será que es eso? ¿O es indolencia?

Al final de la caricatura, aparece una frase dolorosa y contundente: “Los mexicanos nunca desperdiciamos la oportunidad…………..de desperdiciar una oportunidad”. ¿Qué estámos dispuestos a hacer para que ya no suceda así?

Comarca lagunera. Agosto, 2005.

Correo electrónico: jgonzalez2001@hotmail.com

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