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CONTEXTO LAGUNERO| Te van a partir toda tu ascendencia

Juan Manuel González

Hace una semana, un buen amigo lector de esta columna me envió copia de una carta dirigida a Alberto Aguilar (Nombres, nombres y nombres) en respuesta al artículo que éste último escribió hace dos años y medio acerca del TLC y el sector agropecuario mexicano. Mi amigo opina que el tema sigue siendo de actualidad. Según Alberto Aguilar, “el sector agropecuario va a una fase conocida desde hace una década y para la cual hubo tiempo de sobra para prepararse o encontrar esquemas de protección”. En la carta, quien la escribe, una persona que ha vivido la problemática del sector agropecuario, le dice a Alberto Aguilar que tratar de competir con el sector agropecuario de los Estados Unidos, aunque México se hubiera preparado en los diez años mencionados, es como si a usted le dijeran que va a pelear con Mike Tyson dentro de diez años y que dispone de ese tiempo para prepararse lo mejor que pueda. Dice quien envía la carta: “le aseguro que por mas que se prepare y por más veladoras que prenda, y por mas que Mike Tyson descuide su preparación, le van a partir toda su ascendencia y descendencia”. Algo muy similar es lo que les pasa a muchos campesinos, agricultores y personas que dependen del sector agropecuario y que han quedado a la orilla del camino. Según la persona que envía la carta, “ese fue el destino que nos preparó Carlos Salinas y sus economistas de escritorio”. Son muy pocas las actividades y regiones agropecuarias, que van a resistir el golpe del TLC y que van a poder competir dentro del nuevo marco que nos presentan. Tal vez solo algunas hortalizas y algunas frutas tropicales que puedan en el futuro despertar el gusto de nuestros vecinos del norte, como sucedió hace años con el Kiwi. Volviendo a la comparación con la pelea de box, sabemos que el campeón y favorito Mike Tyson, no pelea limpio y usa tácticas ilegales. Sucede lo mismo en la competencia con el sector agropecuario de los Estados Unidos, si no, pregúntele a los chilenos cuando les pusieron arsénico en las uvas, o consulte el sin numero de regulaciones, de todo tipo, que usan nuestros vecinos para frenar su tan mentada libre competencia. Igual que al boxeador cuando un solo golpe de Tyson lo saca no solo de la pelea sino lo imposibilita para cualquier otro intento.

Continúa diciendo, quien escribe la carta, que “para opinar sobre los aspectos económicos del sector agrícola, además de dominar la teoría microeconómica y macroeconómica, que él no domina, se necesita haber vivido el sector agropecuario, como campesino, agricultor, proveedor, etc. Haber sufrido muchos miles de kilómetros en carreteras nada seguras, haber enfrentado delincuencia como secuestros asaltos robos, significa haber ganado y perdido capital en el sector, tratar de producir con infinidad de imprevistos, altísimo costo de insumos que incrementan sus precios muy por arriba de los incrementos en el valor de los productos agrícolas, escasez de financiamientos y cuando los hay, los créditos son otorgados sobre la base de garantías no sobre la base de productividad, y por si eso fuera poco, alto costo de los energéticos electricidad, combustibles. Por ejemplo, hace 25 años el costo del combustible diesel para maquinaria agrícola era de un peso antiguo por litro, hoy ronda por 5.22 nuevos pesos, esto es 5,220 pesos antiguos por litro. No existe un solo producto agrícola que haya tenido estos incrementos. Eso de poner a competir nuestro cono de la abundancia con agricultura de primer mundo con innumerables ventajas como subsidios, es un sueño guajiro. La mayor parte de nuestra agricultura no tiene posibilidades de competir con la agricultura de nuestros vecinos, que es agricultura de clima templado y agricultura de temporal de muy bajo costo. Los productores pecuarios, ganaderos, avicultores, porcicultores tienen un panorama sumamente negro. Dependiendo fuertemente de granos para su actividad, no hay forma de que compitan con granos nacionales, y ganarle al enemigo teniendo que comprarles municiones, como que no parece tarea fácil”.

Tiene toda la razón quien envía la carta, habla de lo que conoce y de cómo le ha ido en el negocio. Efectivamente, el panorama no se ve nada fácil pues, como él dice, nuestro país desperdicio mucho tiempo sin apoyar a su sector agropecuario, para que este se desarrollara adecuadamente, para producir lo necesario; para que fuera capaz de mantener una gran población rural mientras el sector industrial iba siendo capaz de absorber esa mano de obra paulatinamente y no con migración no racional a los centros urbanos. Tiempo para que el sector rural fuera formando una demanda por bienes manufacturados que permitiera al sector industrial desarrollarse paulatinamente y volverse capaz de competir en el mercado mundial y absorber la mano de obra que el sector rural iba liberando. No tener esa dolorosa migración a los cinturones de miseria urbanos y hacia los Estados Unidos.

¿Es todo negro en el sector agropecuario? Él dice que casi todo. ¿ Es tarde para ponerle remedio? Quien escribe la carta dice que no lo sabe, que le preguntemos a los políticos, quienes, por décadas, solo vieron al sector rural como fuente de votos. Pide que le preguntemos a nuestro bien intencionado Señor Presidente, que en lo particular a tenido fuerte descalabros en el sector agrícola.

Yo no puedo opinar con autoridad sobre el sector agropecuario pues no he vivido, como campesino, agricultor, proveedor, etc. Ni he sufrido todos los problemas relacionados con dicho sector. Sin embargo, como ese sector, muchos otros también se encuentran en crisis. Si no, pregunte usted a los empresarios, a los industriales y a los comerciantes. Pregunte usted a los trabajadores de salario mínimo, a los que ganan menos de ochocientos pesos a la semana para mantener a toda la familia o a quienes no tienen un trabajo formal y que cada día se parten la vida para lograr que sus hijos tengan por lo menos algo de lo más elemental. ¿Es todo negro en México? Si, hay muchas cosas negras, ¿Es tarde para ponerle remedio? No, creo que nunca es demasiado tarde. Se que es difícil ver el vaso medio lleno, mucha gente lo ve no solo medio vacío sino totalmente vacío, aquí es donde los mexicanos debemos sacar la casta, entrarle al toro por los cuernos y echar la pata p’alante como dicen los españoles. Rumiar los problemas, preocuparnos, lamentarnos, echarnos culpas y esperar a que alguien más haga algo, es el peor de los caminos. Debemos hacerle como las viudas ejemplares a quienes el marido difunto dejo solas con toda la carga de los seis o siete hijos y que, haciendo de tripas corazón, les dan a todos ellos carrera profesional y luchan a diario a brazo partido para sacar adelante a la familia y, además, siempre andan como diputados en campaña, aviente y aviente besos, contentas de la vida aunque carguen a diario la más pesada de las cruces. No podemos echarle la culpa a los políticos, ellos, viven su mundo y son felices en él gracias a nosotros; la solución la tenemos todos pues debemos exigirles, de verdad exigirles, que de una vez por todas cumplan con su compromiso con México y hagan, no lo que siempre han hecho, sino lo que el país realmente necesita. Debemos recordar que la fuerza impulsora del crecimiento de un país, está en la motivación y el entusiasmo de su propia gente; que México pueda o no unir y aplicar su fuerza colectiva, depende más de la iniciativa y la intensidad de todos los mexicanos que del propio gobierno. No dejemos que nos partan toda la ascendencia.

Correo electrónico:

jgonzalez2001@hotmail.com

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