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CONTRALUZ/DE LA CUNA A LAS CÁMARAS

Dra. Ma. del Carmen Maqueo Garza

Probablemente se vaya a llamar Yahir, o Pee Wee. Pero ahora es simplemente el bebé. Lo veo tan lleno de vida, agitando las extremidades con vigor inusual, mientras que sus ojos, vivos y brillantes, otean un mundo nuevo para él. Ejerce una extraña fascinación en mi persona, de manera que no puedo dejar de mirarlo; hay quienes dicen que todos los recién nacidos son feos. Yo opino lo contrario, todos son hermosos, pero este bebé es particularmente bonito. Le hablo como yo suelo hablar con mis pacientes, segura de que me entienden; por su parte él actúa circunspecto, atrapando cada palabra, archivándola. Y así, algún día éstas van a emerger como una voz venida de no sé dónde, a inspirar al que para entonces será un adolescente. Reparo por un momento en su edad y en la mía, y comienzo a entender por qué las voces nunca se van, pues aún cuando una persona pueda haber muerto, su voz de alguna manera permanece en elementos que formaron parte de su entorno. Así entiendo aquello de las voces espectrales que, por qué no, habrán quedado atrapadas en los muros de las viejas casonas, como yo pretendo que hoy queden mis consejos en las redes neuronales de este bebé recién nacido.

Le hablo sobre las condiciones especiales en las que él ha llegado al mundo, y lo que le espera allá afuera. De alguna manera quisiera aplicarle una vacuna que le proteja de entrada de los riesgos adicionales que él va a correr, aparte de los que el resto corremos. Claro, lo hago con palabras simples, para que su procesador de estreno no tenga dificultades para archivar los datos. Lo miro, y parece que estoy viendo el adulto del futuro, ése que irá a injertarse en un medio social que hoy apenas se está gestando. Mi mente vuela mientras lo miro, y logro acariciar su piel de durazno, que parece la de los mismos ángeles?

Hoy es sólo un bebé pequeño, vigoroso, con una mirada bella. Se va a llamar Yahir o Pee Wee o algún nombre inventado por sus padres. La única diferencia con el resto de sus compañeros de cunero es que él es hijo de una madre drogadicta... La observo; hace poco que ha dejado de ser niña, aunque la historia escrita en su piel dice otra cosa. Inicialmente se muestra a la defensiva, pero cuando entiende que no estoy allí para juzgarla, sino buscando el bienestar de su bebé, baja la guardia.

Su juventud queda manifestada cuando parece tener la solución para todo el orden de responsabilidades que implica cuidar un hijo. En ratos encuentro que estas chicas tan jóvenes enfrentan el embarazo y la maternidad como un juego, suponiendo que pueden atender al niño mientras tengan tiempo o ganas de hacerlo, o simplemente botarlo cuando les fastidia. Es difícil que en estas condiciones se tenga clara la realidad de que un hijo implica dar de baja las prioridades personales, y comenzar una nueva página en la historia personal, teniendo como prioridad absoluta, y en todo momento, la vida del hijo. Comenzando con la cobertura de sus necesidades vitales como comer o dormir, para ir ascendiendo en la escala de necesidades hasta las espirituales y de realización personal, que lleven finalmente al logro de una vida plena para ese hijo que hoy asoma la cabeza al mundo.

Las opciones que ofrece la sociedad para evitar este tipo de situaciones, en donde las adicciones de una madre lleven a descuido de los hijos, y un círculo vicioso que se alimenta a sí mismo, son aún limitadas. Hacen falta programas de asistencia en donde se haga un recorte radical de los vicios administrativos que sangran los dineros de los presupuestos originales... Hacen falta elementos honestos, no de palabra sino de diaria obra, honestos aún cuando hay ocasión para no serlo, quienes verdaderamente se entreguen a una labor humanitaria por resolver los problemas sociales que afectan a la población más vulnerable.

Por último, me pregunto qué pasaría si la mamá de este bebé es acusada en un futuro de maltrato, y le quitan la custodia de su hijo, otra vez vienen los cien mil quinientos cuarenta y dos requisitos para que ese niño quede en un orfanato, y otro tanto para su adopción, en caso de que la madre reincidiera...

Buen momento éste replantear los asuntos de los cuales se ocupan los legisladores, aparte de las ventaneadas que se dan tantas veces en sesiones que implican gastos millonarios en sí, agréguenle el costo de la televisada en vivo, y lo más lamentable, para salir tantas veces al aire con una bola de estupideces, o pleitos de comadres.

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