Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Contraluz / INEXTRICABLES VERICUETOS

Dra. Ma. Del Carmen Maqueo Garza

Suele suceder, que el texto del artículo que acabamos de escribir luego de sobornar a las musas, porque la inspiración no nos socorre particularmente en ese día, simplemente se haga humo?

?Como suele suceder que en la película de la vida los villanos mayores salgan libres por falta de méritos, y que ladrones multimillonarios aleguen no poder pagar una irrisoria fianza en pesos, cuando lo que les sobra son millones de dólares?

Delitos mayúsculos que con un giro de la varita mágica de Don Dinero se esfuman, mientras que los delitos minúsculos del proletariado son marcas imborrables, cicatrices permanentes, que terminan sólo con la muerte.

Nos convertimos en un país mediático, y tal parece que lo que un político hace, o dice, o deja de hacer o de decir, está regulado por el libreto del apuntador en turno, que no siempre es el mejor de los apuntadores.

Bien, pero volviendo a la idea original, y sin tantos vuelcos a la palabra terapéutica, el texto del artículo escrito hace ocho días simplemente se fue por los inextricables vericuetos tecnológicos de la computadora, y fue imposible recuperarlo a tiempo para su publicación. El mismo estaba inspirado en el último número de la revista Saludarte, publicación de temas pediátricos, editada por el grupo colombiano Colsubsidio, cuyos números, ya en su segundo año se han caracterizado, todos y cada uno, por un sello particularmente humanista, en estos tiempos cuando los elementos en torno nuestro nos llevan en ciertos momentos a preguntarnos si nuestras acciones derivarán en el fin de la civilización del hombre.

El cuerpo del artículo que escribí hace ocho días, hablaba sobre la herencia que dejamos a nuestros niños, quedaba particularmente muy apropiado en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, recordatorio oficial de que estamos minando sin remedio el planeta en el cual nos tocó vivir. Y las luchas que hoy son por petróleo o por tierras, en un futuro serán por algo tan elemental como el agua.

Porque en verdad que el medio ambiente es algo más que los bosques amenazados por la deforestación, o las especies en peligro de extinción. Resulta triste preguntarnos qué estamos heredando a las nuevas generaciones, con relación a valores humanos, cuando la honestidad comienza a ser vista como estupidez, y la corrupción como trampolín para acceder a un estatus de vida más ?honorable? para los hijos.

Asimismo es lamentable caer en cuenta cuán poco se valora el saber del hombre, frente al oropel de las posesiones materiales. Los elementos de nuestra sociedad actual, que verdaderamente pugnan por acrecentar el saber humano son unos cuantos, en contra de la avalancha de elementos que hacen una especie de lavado de cerebro con relación a tener para ser, justificando implícitamente toda forma de engaño o ilegalidad, con tal de alcanzar el sueño del que todo puede comprar.

En fin, ha pasado una semana del Día Mundial del Medio Ambiente, y entornamos la mirada, y comprendemos que poco o nada han cambiado las cosas para nuestros niños. Los observamos cada vez más solitarios, autónomos por necesidad, muchas veces tomando las riendas de su propia existencia, cuando la experiencia no es suficiente aún como para augurar una feliz carrera. Niños que saben barajar como pocos los dispositivos electrónicos que tienen a su alcance, pero yo me pregunto qué se ha anidado en su corazón, más allá de las habilidades manuales o la extraordinaria coordinación cerebral que les permite interactuar con las máquinas a un nivel superior. He tratado de escudriñar entre las fibras de sus propios sentimientos, y en muchas ocasiones me he encontrado tristeza, abatimiento, baja autoestima. Silencios dolorosos que han dejado grandes vacíos, y miro con incertidumbre hacia delante, y me pregunto qué futuro deparará a esta humanidad tecnificada, provista de grandes herramientas para el hacer, cuando lo primigenio y nuclear, el ser, está quedando empobrecido en esta etapa crucial de la infancia.

Y así como hace ocho días se extraviaron mis palabras en los inextricables vericuetos tecnológicos, me invade la zozobra de que de igual manera puedan extraviarse, y para siempre, las integridades de nuestros niños frente al escenario de la vida actual, que los empuja a tener antes que a ser.

Posiblemente no sea nuestro papel lanzarnos en una barcaza a impedir la captura de delfines, o la matanza de ballenas en Japón. Quizás no podríamos ir a apagar el fuego de los grandes bosques, o frenar la erosión del Cañón del Colorado. Sin embargo los niños, propios o ajenos, son responsabilidad de todos nosotros, sus destinos son prioridad fundamental en nuestra agenda de cada día.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 153628

elsiglo.mx