Para todos los seres humanos hay distintos estados de ánimo a lo largo de un período de tiempo. Esta semana me invadió una particular nostalgia, por muchas razones y ninguna... Con ese estado de ánimo a cuestas se me ocurrió transitar por las avenidas del primer cuadro, y me topé con una imagen que acabó de ahondar mi nostalgia. Una casa que por su arquitectura de los cincuenta debe de ser contemporánea mía, está a punto de caer. Los trabajos de sustitución de la vieja red de drenaje en esa zona citadina han incluido levantamientos de suelo, lo que ha venido a cimbrar las construcciones vecinas, y aquella casita, que está visto que no tuvo la cimentación requerida para sostenerse en pie, quedó prácticamente en ruinas. Grandes cuarteadoras del techo hasta el suelo la desgajaron, quedando a punto de sucumbir a su propio peso.
En fin, es un hecho incuestionable que el tiempo pasa, y no lo hace en balde. La fortaleza de unos y de otros se somete a prueba con este cimbrarse de suelos y muros. Y lo mismo sucede con nosotros, como seres sociales, en un mundo altamente cambiante, cuyos avances en ratos parecen ganarnos. Hace un par de días miré con sorpresa algún anuncio clasificado dirigido a personas de amplio criterio, donde se ofrece todo tipo de piruetas eróticas por parte de una pareja también de amplio criterio, según especifica el anuncio.
Por un segundo me puse a reflexionar frente al texto, y me pregunté cuáles serían las dimensiones de mi propio criterio, tratando de dibujarlo con la imaginación, pero no alcancé a visualizar si era estrecho, amplio, chato, picudo o irregular. Lo que sí alcancé a visualizar, es la forma en que un juego de palabras logra envolver a los incautos.
Veamos, extender una invitación para personas de amplio criterio, es seducir al lector llevándolo de la manita, primero a sentirse privilegiado por ser específicamente incluido en esa elite muy exclusiva, y luego ¡zas!, a caer redondito. Sabemos que las piruetas no son de gratis, sino todo lo contrario, han de tener su precio bien puesto, pago por adelantado, y sin garantía de devolución. Entonces, el supuesto poseedor de un amplio criterio, sigue demostrando su estupidez, y nada más.
Ahora bien, cada quien hace de su vida un papalote, sería lo primero que alguno podría señalar a esta azorada aspirante a columnista cuyo criterio no consigue someter a medición? Bien, pero yendo un poco por detrás de la pantalla de las palabras, habría que ver el trasfondo que lleva implícito.
El sexo actualmente se ofrece por doquier, como ofrecer palomitas o cacahuates. Es más, se ofrece más que los cacahuates, pues estos últimos son de temporada, y en ocasiones escasean. Es extraordinario encontrarnos con una película, comercial o canción de moda que no toque el tema. Y claro, dirían los sociólogos, somos unos seres sexuados, y es parte del contexto social hablar de sexo. No hay mucho que rebatir en este sentido, somos lo que somos y ya? Pero una cosa es tener una identidad sexual, y otra muy distinta es promover la práctica del sexo a lo burro, compulsivamente, contra quien se ponga enfrente. El mensaje implícito en la mayoría de estas exposiciones gráficas o auditivas, es practicar el sexo como cualquier otra actividad, sin connotación alguna de trascendencia, compromiso, entrega o sublimación. El argumento clásico de las películas de moda, ellos se ven a la distancia en un salón de baile, se flechan con la mirada; alguno hace un avance, hay un breve intermedio romántico con fondo musical, salen a escena las feromonas, comienza la taquicardia, el sudor nervioso, y en menos de diez minutos ya están en la cama. Terminan, se acicalan a toda velocidad, y salen como si nada hubiera sucedido, de regreso al salón de baile, quedando a la imaginación del espectador si vuelven a verse alguna vez en su vida. El objetivo de la genitalidad se ha cumplido, y lo demás vale sorbete.
No sé si entender este asunto del amplio criterio tornó mi nostalgia en enojo, o simplemente ahondó mi nostalgia, por los tiempos cuando la relación tradicional entre un hombre y una mujer llevaba bastantes más elementos aparte de la cama, y estaba pensada para durar toda una vida. Seguramente en esta semana Juárez 304 quedará convertida en un montón de escombro, y será difícil aventurarse a recuperar las historias, las voces, las memorias, cuyos ecos se perderán entre el ruido de las retroexcavadoras. Confiemos en que la relación de pareja esté bien cimentada en el universo, para que subsista a estos grandes cimbramientos a que nos somete la era de la seducción expedita.