2005: Año electoral en todos los niveles para nuestro Estado. Las semanas que estamos viviendo son de campaña. Los vicios proselitistas se repiten, como en tantas otras ocasiones; llegan a mis manos siete modalidades de mensaje en apoyo a un mismo candidato, con remitentes de dudosa existencia: ?Asociación de Músicos de Torreón?, o ?Comité de Mujeres de Monclova?. Impresos en el mismo tipo de papel, con el mismo tipo de sobres, conteniendo un mismo mensaje. Un par de ellos con firmas autógrafas, otros dos conteniendo nombres sin rúbrica, y otro más terminado en: ?Atentamente?, sin identidad alguna al calce. Los nueve sobres entregados por mensajería, sin matasellos que diera cuenta de su origen. Hasta un niño de kinder podría darse cuenta de que la fuente de origen era una misma.
Me pregunto el costo que pueda haber tenido este tipo de publicidad a todas luces apócrifa, considerando el papel, la impresión, los costos de mensajería, y el número de ciudadanos a los cuales habrá sido enviada en todo el Estado. Claro, aparte de trípticos a toda tinta que se han repartido en cada domicilio por cuenta de los candidatos del tricolor; espectaculares, spots televisivos y radiofónicos, y propaganda periodística. Además del costo de viajes, reuniones, viandas para los asistentes, y sucedáneos propagandísticos.
Ciertamente que hasta ahora hablamos sólo de campañas de precandidatos a gobernador; difícil sería sumar a ello los costos de los aspirantes a ocupar otro buen número de cargos de elección popular a votarse en este 2005.
Está visto que el sexenio de Fox ha sido el que más ha gastado en publicidad mediática. En el país de ?no pasa nada? se han tenido que comprar ?con dineros públicos?espacios que den cuenta de que sí pasa lo que por decreto tiene que pasar, y de que no suceden hechos bochornosos como el ?toalla-gate? inicial, o el asunto de los hijos de Marthita, que ha ocupado sendas columnas en los principales medios, durante las últimas semanas. En tanto a otros medios periodísticos se les amordaza; buen ejemplo da de ello Sarmiento en su colaboración del pasado viernes 15, en donde hace referencia a diarios de Hermosillo y de Oaxaca, que han sido prácticamente vetados por intereses ajenos al bienestar público.
Un hecho que no podemos modificar con la simple voluntad, es el de vivir en una era histórica de globalización. Muchas veces para bien, y otras tantas no, la comunicación se extiende como una red que a todos une, y a muchos atrapa. Los libros tienden a convertirse en piezas de museo, pues muchos han sido desplazados por sus equivalentes ?en línea?, y otros tantos se han impreso con tintas que a la vuelta de treinta años habrán palidecido al grado de borrarse del papel. El estar conectado con el resto del mundo se vuelve asunto obligatorio para quien desee continuar formando parte de este milenio. Sin embargo la publicidad nos rebasa, y muchas de las historias que se publicitan no son menos noveladas que las historias de Harry Potter.
Para que haya caldo de pollo, primero necesito pollo. Para que el pueblo digiera y asimile la publicidad de los aspirantes a ocupar nuevos cargos públicos, primero habrá que conocer su historia en cargos previos. Hablamos de la verdadera historia, la que ha erigido espacios, o la que ha afectado ciudadanos. La historia que se ve, se palpa; se vive y se transmite oralmente, sin necesidad de utilizar un montón de tintas para escribirla. Pudiéramos decir sin riesgo a un craso error, que al inicio de las campañas, una buena proporción de los votantes ya tienen su ?gallo?. Probablemente las campañas vayan dirigidas a quienes han sido tradicionalmente apáticos, o a quienes a vuelta de malas experiencias entran a las filas de la población potencialmente abstencionista... Pero una cosa es cierta, con despilfarros, en un país de pobres, no van a ganarse nuevos votos.
Para propios y extraños, el valor de la Biblia como libro de sabiduría es incuestionable. En sus páginas hallamos aquella frase de ?Por sus hechos los conoceréis?, originalmente hablando de los seguidores de Jesús, pero que se aplica perfectamente a la actualidad electoral. Quien ha ido escribiendo su historia con hechos, no necesita tantos ardides publicitarios para ganar votos. Es de todos sabido que aún las hordas de acarreados, frente a la boleta en blanco, tienen total libertad de cruzar lo que les venga en gana.
?Por sus hechos los conoceréis?, buena frase a recordar al llegar a las casillas, ciegos y sordos a los mitotes propagandísticos del momento.
