G.A.C. Grupo de apoyo a personas con cáncer de Piedras Negras, asociación sin fines de lucro que hoy celebra por cuarta ocasión, la firme voluntad de sus fundadoras e integrantes.
Aída Berta Jiménez de Garza, fina amiga, sensible escritora que aún no se anima a pactar con las letras, sobreviviente del cáncer. La conocí poco después de avecindarme en la ciudad de Piedras Negras, cuando recibí una invitación para integrarme al grupo de los martes, reunión de amigas dentro de las cuales se encontraba ella. Pronto supimos que a ambas nos llamaba la atención reflexionar a través de pluma y papel, y en más de una ocasión coincidimos para escribir frente a una taza de café.
El grupo de alguna manera se transformó, y perdimos contacto. La encontré tiempo después, y al escucharla pronunciar la palabra ?cáncer?, supe que su vida había cambiado para siempre. Mientras la miraba, tenía la sensación de que su menuda figura se iba a quebrar en mil fragmentos, y a quedar esparcida por los suelos.
Mas sucedió lo contrario, dotada de sangre triunfadora, hizo lo que tenía qué hacer. Se sometió a largos procedimientos quirúrgicos y médicos, hasta que logró ganar la primera batalla. Percibí en ella el dolor del cuerpo; la sentí en momentos cansada, pero abatida, ¡nunca!
El cáncer es una enfermedad tenaz, lo digo con amplio conocimiento de causa, porque me tocó ver a mi padre luchando contra el mal a lo largo de veinticinco años. Luego de un tratamiento el monstruo se quedaba agazapado, para resurgir inesperadamente. Aída Berta a estas alturas ha enfrentado y vencido la enfermedad por tercera ocasión. Es una superviviente, y está orgullosa de decirlo.
La asociación G.A.C. tiene sus inicios en 1995, cuando Aída, buscando eco en alguien que compartiera y entendiera su dolor, encontró a Martha Quintero de Elizondo. Ellas, lejos de sentarse a rumiar sus penas, salieron a las calles, comenzaron a tocar puertas, a hacer llamadas telefónicas, y de la idea de ambas surgió lo que se ha consolidado como una asociación civil con reconocimiento oficial.
La idea de las fundadoras no fue dirigirse a las personas de mayores recursos, cuya cultura médica las haría menos vulnerables. Buscaron a los estratos menos favorecidos de la sociedad, para promover la detección temprana, particularmente del cáncer mamario, que en nuestros tiempos ha venido a superar en frecuencia al cérvico-uterino en la mujer, llegando a ser la primera causa de muerte en mujeres jóvenes. Trabajan promoviendo entre grupos susceptibles, el auto examen mamario como una medida de vida.
Aída Berta, con la sencillez que la ha caracterizado, reconoce que es terapéutico encontrar, ayudando a los demás, el consuelo, la aceptación y el cariño que tanta falta hace en estos trances de salud.
El grupo ha tenido una amplia difusión en la región Norte del Estado, y sirva este modelo original de Piedras Negras para ser reproducido en otras latitudes. El don de gentes de sus integrantes, así como la generosidad de empresarios locales, han permitido que las actividades de la asociación se difundan. Pues, en voz de su iniciadora, ?sin difusión, no llegaríamos a donde debemos llegar?. Cabe aquí destacar la desinteresada colaboración de la familia Juaristi a través de Núcleo Radio Zócalo; la empresa Rassini, y la Compañía Nacional de Gas, entre muchos otros, por cuya generosidad ha sido posible difundir y llevar a cabo este cuarto evento.
?Detección temprana significa vida?. Consigna que las ha animado a no decaer, aún cuando el cuerpo en ratos pide una tregua, agotado por la enfermedad. ?Luchar por la vida?, es el lema de esta cuarta reunión. Yo jugaría con las palabras para resumir la intención del grupo: ?Vivir por la lucha?, encontrar un motivo suficientemente poderoso para no caer, para seguir adelante, para vencer el monstruo que amenaza la tranquilidad propia y de la familia. Luchar, y en ello recibir constantes micro dosis de entusiasmo que permitan a la persona continuar andando su camino hacia la cima.
Felicidades, Aída, eres una gran triunfadora que ha hallado una razón para vivir con tal intensidad, que perdurarás en la medida en que tus acciones logren que en un año, en diez o en treinta, una mujer se salve de las garras del cáncer. En la medida en que un niño encuentre consuelo al dolor por el mal que consume sus entrañas. En la medida en que una familia crea que todo empeño es digno de ser puesto.
El hombre pasa; las huellas de su andar se borran de la faz de la tierra; sólo su amor permanece, se arraiga, da frutos, y se perpetúa.
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