Aseguran los vecinos que ya se han presentado violaciones en el interior de las casas
El fraccionamiento Versalles, más que una unidad habitacional es un conjunto de casas que sirven como cuartos de hotel para vagos y propietarios. Las pocas personas que habitan en este asentamiento viven entre la inseguridad, el escándalo y el abandono.
En un recorrido que realizó El Siglo de Durango por este asentamiento se percibió un olor en el ambiente parecido al de un animal muerto; en la entrada se tenía un basurero y entre tanto escombro no se pudo ver de que animal se trataba.
El fraccionamiento no tiene una entrada ?formal?, puesto que la línea divisoria con el de Eucalipto es un camellón que con el paso del tiempo ha sido destruido por los propios vecinos para darse paso.
También se da la bienvenida con un letrero del propietario de estas casas, el cual a la letra dice: ?¡No se deje sorprender!, este es un fraccionamiento de propiedad privada, que no esta en venta, ni se ha vendido, ni hay negociaciones con el Infonavit o el IVED, ni con organizaciones sociales, partidos ni gobierno, evítese problemas penales?.
Las calles están pavimentadas, pero con un daño considerable, los charcos de las recientes lluvias que agudizaban el olor a basura y a excremento. También están llenas de tierra y hierbas.
Durante el trayecto y al dar la vuelta en la primera calle, se avizoró la primera casa abandonada, llena de grafittis haciendo alusión a una banda de pandilleros; la casa estaba llena de escombro y basura.
Al llegar a las demás calles el panorama se fue repitiendo entre charcos de más de cinco metros de diámetro. En calle Lago de Xochimilco, de diez casas aproximadamente sólo una estaba habitada, los hogares abandonados no tenían ni puertas ni ventanas, mucho menos vidrios.
Todas estaban llenas de árboles y plantas silvestres que han crecido con el paso del tiempo, los techos se han ido cayendo por la poca calidad del material y por el poco mantenimiento que se les ha dado.
Cada casa inspeccionada mostraba basura y ropa que han ido dejando los vagos que se albergan principalmente por las noches, así como grafittis y colillas de cigarros y envases de cerveza.
Las personas entrevistadas no quisieron proporcionar su nombre debido a que entre ellas mismos se conocen y tienen miedo a ser reprendidos por el dueño o por los propios vecinos o dueños de las otras casas.
Comentan que en algunas de estas casas se han cometido delitos y abusos a otras personas, se habla de violaciones a jovencitas que tienen que pasar por estas calles para llegar a una secundaria que está cerca, sin embargo no han querido denunciar por miedo a que se sepa; dicen conocer el caso de una persona mayor que fue violada por una pandilla que se junta por las noches.
Por lo regular la policía no va, y cuando aparece sólo realiza rondines y se lleva a las personas que habitan allí mismo. No investigan a los verdaderos culpables de los actos vandálicos.
Las casas que se encuentran aparentemente protegidas son utilizadas como salones de fiestas o como hoteles, pues solo las habitan por las noches y por algunas horas, ?se escucha de todo?, afirman.
En una de éstas casas estaba la cortina recorrida y los vidrios quebrados, por lo que al asomarse se pudo observar botellas de cervezas, tortillas duras, comida, un sillón y al fondo un colchón protegido solamente por una sabana, por lo que esto consta lo comentado por la gente.
El fraccionamiento no tiene alumbrado público, sí pasa la basura pero en las esquinas y en los terrenos de alrededor se encuentra ropa tirada que han ido dejando los ladrones de las casas habitación.
Los terrenos abandonados, estan llenos de animales ponzoñosos y de animales rastreros, desde las bardas se ven caer las ratas que parecen gatos de azotea. La problemática no es exclusivo de este fraccionamiento sino también del San Juan y Santa Amelia.