Buenos Aires, (EFE).- En una operación inédita en Latinoamérica, un equipo de médicos argentinos implantó un corazón artificial a una bebé de 17 meses para que la pequeña pueda sobrellevar la espera de un trasplante cardíaco.
El cirujano Florentino Vargas aseguró a EFE que está "satisfecho" con los resultados de la intervención quirúrgica, que encabezó, pero se manifestó cauteloso al indicar que la bebé Berenice Molina está "muy lejos de haber quedado fuera de peligro".
Berenice, nacida en la central provincia de Santa Fe, llegó al hospital Pedro de Elizalde de Buenos Aires con un diagnóstico de anomalía coronaria y miocardiopatía dilatada, afección que los médicos le habían detectado hace cinco meses, cuando la pequeña padeció su primera neumonía.
Debido al severo deterioro del ventrículo izquierdo, que se hallaba dilatado y aneurismático, se descartó la posibilidad de realizar el reimplante de la arteria coronaria izquierda en la aorta, una cirugía convencional, y se optó por un trasplante cardíaco.
Pero una vez que el nombre de la niña entró en la lista de espera del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante, que depende del Ministerio de Salud, su situación empeoró.
La dilatación del ventrículo izquierdo progresó hasta un diámetro mayor que el de un corazón adulto y este cuadro obligó a ingresar a la bebé de siete kilogramos de peso en una unidad de cuidados intensivos, donde se le aplicó medicación por goteo para que su órgano vital pudiera contraerse.
La dependencia farmacológica y la aparición de un trombo (coágulo) en la aurícula izquierda oscurecieron el panorama y llevaron a los médicos a decidirse por efectuar el implante de un corazón artificial.
Vargas, que se ha perfeccionado en la utilización de esa técnica en Berlín, donde se ha aplicado en más de 70 niños, dirigió las gestiones para importar desde Alemania el corazón artificial, que costó casi 100 mil dólares.
Para realizar la operación, explicó el médico a EFE, se colocó a la paciente en "circulación extracorpórea, se le bajó su temperatura corporal a 25 grados y se le detuvo el corazón".
"Luego se extrajo el coágulo auricular, se dividió la arteria pulmonar y se reimplantó la arteria coronaria anómala en su sitio normal en la aorta de la niña, corrigiendo la malformación congénita", precisó.
Se procedió entonces al implante del corazón artificial. "Se colocaron cánulas en sendos orificios abiertos (ventrículo izquierdo y aorta) y se conectaron a la bomba artificial. Esta, a una unidad de control, y finalmente se le sacó la circulación extracorpórea, ya con el corazón artificial funcionando", detalló.
El cirujano destacó que el órgano implantado funciona fuera del cuerpo de la bebé, sobre el abdomen, conectado simultáneamente a una unidad de control.
"Pero es importante diferenciar que no se trata de una bomba de circulación extracorpórea como usualmente se utiliza. Es un corazón artificial que reemplaza al ventrículo izquierdo del paciente", aseguró Vargas.
Los padres de la pequeña, Andrea y Daniel, no han dejado de agradecer a los médicos del hospital Pedro de Elizalde y a su vez ruegan por la llegada de un corazón humano para su hijita.
"Tenemos que seguir peleando para que aparezca un donante. Es muy difícil, pero la lucha de Berenice nos da fuerzas para continuar", comentó Daniel.
Después de indicar que la niña puede vivir "varios meses" con el corazón artificial, fabricado con un material sintético y descartable, Florentino Vargas se animó a confesar otra "pequeñita esperanza" que alberga en este caso, tal como él la define.
"Con el paso de las semanas existe la posibilidad de que pueda mejorar la función ventricular y que se desconecte a Berenice del corazón artificial. La posibilidad es muy remota, pero está", concluyó.
