SEUL, Corea del Sur (AP) .- Chae Ki-lyong perdió la fe en el matrimonio después que su esposa china lo abandonó hace cinco años, y las gestiones mediadoras de su madre no pudieron mitigar su desdicha amorosa.
Aparentemente incapaz de hallar una compañera ideal en su Surcorea natal, el carpintero de 40 años se incorporó a una ola creciente de varones coreanos que buscan novias fuera de su país y concurrió a una agencia internacional de casamenteros.
"Las mujeres coreanas son demasiado exigentes", dice Chae, que finalmente desposó a una vietnamita de 23 años, Le Thi Ngoc Bich. "Me enferma el modo en que parecen evaluar las finanzas del varón, su apariencia física y su situación familiar antes de considerar matrimonio".
Pese a la homogeneidad de la sociedad coreana, los matrimonios rápidamente concertados con novias extranjeras están floreciendo, impulsados por enérgicas campañas publicitarias de las agencias. El número de varones surcoreanos que se casó el año pasado con extranjeras totalizó 25,594, más del doble de los 11,017 matrimonios arreglados en el 2002, según la Oficina Nacional Coreana de Estadísticas.
Los matrimonios concertados no son nada nuevo en Corea del Sur, donde los matrimonios con ciudadanos chinos de origen coreano se popularizaron en los pueblos rurales a partir de los años 80 a causa de una escasez de mujeres jóvenes, que se iban a las ciudades en busca de un futuro mejor. Pero ahora los varones coreanos están ensanchando sus horizontes buscando novias con las que no comparten los mismos antecedentes étnicos.
Entre las novias extranjeras, las de China siguieron al tope de la lista con 18,527 el año pasado, un aumento del 40% respecto del 2003. A continuación están las vietnamitas con 2,462, un 75% más que el año anterior. Luego están las japonesas con 1,224 y las filipinas con 964.
"Los varones coreanos son muy populares en Vietnam", dice Choi Sung-hee, consultor de ING Wedding, que se especializa en concertar matrimonios con mujeres vietnamitas. "Tienen la reputación de ser muy trabajadores y orientados a la familia".
La agencia lleva a los coreanos a Vietnam en una gira de una semana, donde conocen hasta a un centenar de posibles novias de 20 a 30 años, ninguna de ellas previamente casada. El número de candidatas se reduce a un par de docenas en base a su apariencia, y luego son entrevistadas por medio de un intérprete.
"Es como la competencia para Miss Corea", compara Choi.
Después que el varón escoge a una mujer, van a la casa de ella para conseguir el permiso de sus padres. El hombre también paga 1,000 dólares a la familia como regalo de bodas. El tercer día es el de las bodas, y luego parten en luna de miel.
No todos los finales son felices.
Como los novios pagan a la agencia y los gastos de la boda -en general entre 6,000 y 11,000 dólares-, muchos consejeros matrimoniales dicen que los hombres se sienten como si estuviesen "comprando" novias y no siempre las tratan a pie de igualdad.
"En muchos casos, los maridos y los parientes políticos abusan de las novias verbal o físicamente", dice Choi Jin-young, una asesora del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres Migrantes en Seúl. "Muchas esposas extranjeras ni siquiera saben por qué se abusan de ellas". Y agrega que no tienen muchos sitios donde buscar ayuda.
Muchos coreanos tampoco intentan siquiera aprender la cultura o el idioma de sus esposas, dice Bae Suk-ill, presidente de la Línea de Crisis para Mujeres en Incheon, que suministra asesoramiento y clases de idioma coreano a las mujeres migrantes.
Myrna, una filipina que se casó el año pasado con un mecánico coreano de 39 años, dice que no comprende las órdenes de sus parientes políticos, quienes no le dejan llevar amigas a la casa ni asistir a la iglesia los domingos. Está tomando lecciones de coreano para preguntar los motivos.
"Siento como que no me tienen confianza. Quizás piensan que me voy a escapar", conjetura Myrna, de 32 años, que accedió a hablar con un reportero con la condición de que no se revelara su apellido.
Las sospechas a veces son fundadas.
Según la Ley de Nacionalidad Coreana, una extranjera que se casa con un coreano, puede solicitar la ciudadanía después de dos años en Corea.
"Hay casos en que las novias extranjeras de países pobres usan el matrimonio como un pasaje para ingresar en Corea y luego escaparse en busca de empleo", dice Bae. No hay estadísticas sobre el número de novias extranjeras que han huido de sus hogares. La esposa china de Chae, el carpintero, se escapó poco después de dos años de matrimonio.
Pero aunque tuvo dificultades con su primera esposa, Chae dice que los primeros meses de su segundo matrimonio han sido una bendición, aunque la pareja se comunica con gestos y lenguaje corporal. También tienen un diccionario de mano coreano-vietnamita, y la muchacha planea empezar a estudiar coreano pronto.
"Mi esposa es muy dedicada, amable y diligente, cualidades que apenas puedo encontrar en las mujeres coreanas que se la pasan quejándose por todo", afirma Chae. "Ahora tengo una vida muy estable y feliz".
