Los rostros duros de Rafael Coronel regresarán a Torreón, para exhibirse en Galería.
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Máscaras del Tiempo es el pretexto perfecto para tener nuevamente en Torreón la obra de uno de los exponentes mexicanos más reconocidos en el plano artístico nacional e internacional: Rafael Coronel.
El próximo 26 de abril la obra de Coronel regresa a estas tierras. El Instituto Coahuilense de Cultura Laguna (Icocult) Laguna inaugurará la exposición en Galerías Laguna, en punto de las 8:00 de la noche.
De los artistas mexicanos, Coronel es uno de los máximos representantes de la Escuela Mexicana de la Pintura. A los 21 años ganó el premio del Instituto Mexicano de la Juventud y comenzó a estudiar en La Esmeralda con Carlos Orozco Romero como su maestro, hacia en 1952.
La obra del zacatecano ha sido expuesta en los cinco continentes, luego de presentar su primera exposición en 1956. Cabe destacar que el artista se inscribe, sobretodo, en el género figurativo.
Atmósferas sombrías
Hay una constante en el trabajo de Coronel: los hombres de sombrero y la presencia de las máscaras de las danzas, pues una de sus grandes aficiones son precisamentes éstas últimas. Cabe recordar que el maestro es donador de una colección de cinco mil máscaras, titulada El Rostro de México.
En cuanto al estilo, el artista propone un discurso plástico que se puede reconocer en cualquier latitud del planeta. Un Rafael Coronel es reconocible de inmediato. No es necesario leer la firma para leer la imagen. Éste es uno de los talentos del artista, que ya alcanzó un lenguaje que captura todas las miradas.
Es imposible hablar de Coronel sin hablar de mística, pero toda esa mística es rebasada por la realidad de la obra misma.
En cada uno de los personajes creados por Coronel se puede descubrir una inquietante mirada que captura al espectador, así como a la imagen que deja atrapada en cada cuadro.
Su trabajo es ejemplo de pulcritud, de dominio en el trazo, de la pincelada suave y expresividad de impacto instantáneo.
En la obra que será expuesta en Galerías Laguna, Coronel enfrentará al público con rostros severos, reflejo de naturalezas endurecidas y con las huellas del tiempo selladas en cada expresión.
Cada rostro manifiesta la soledad de hombres maduros, con un gesto misterioso de quien está conteniendo sus sentimientos, en un simulacro para sobrellevar la vida.
Coronel ha elegido dos elementos para dar testimonio del paso natural del tiempo: las manos y los rostros. Puntos clave para poder acceder en el mundo de este artista.
La maestría del pintor está en el juego con las atmósferas sombrías, mismas que envuelven la mayoría de sus conceptos, la textura de los fondos los aparta de cualquier ubicación temporal o geográfica, pero los dota de una soledad aplastante en la cual sólo se puede apreciar su esencia observándolos fijamente.
No hay brillo en las pupilas, no hay sonrisas, pero hay sombras acentuadas que la mayoría de las veces llegan a ser muy dramáticas, como por ejemplo El Papelero, un hombre callejero al que Coronel le robó un instante.
Las máscaras son utilizadas por el artista como símbolos que contrastan con la verdadera expresión. Se manifiesta el enfrentamiento con los otros “yo” del personaje y el aparente dominio sobre los males internos. En Trío, lo mismo que en Cofrade, Moro en Reposo y Veneciana, donde la máscara está a la altura de la frente para enfrentar al capricho del pintor en su manera de plasmar sentimientos reales bajo esas expresiones múltiples simuladas.
La serie de trabajos de Rafael Coronel son, además, una minuciosa búsqueda de la perfección en la anatomía humana, manifiesta en las luces y sombras, en las líneas de manos y rostros. Cada perfil o expresión parecen conducir al espectador por los distintos matices de la soledad, del abandono espiritual y también de una minuciosa tarea de explorar técnicamente los rasgos faciales de ancianos.
La intención del pintor es no alejar la atención de la piel iluminada, así que cubre los cuerpos con vestimentas oscuras para lograr el contraste con sus atmósferas.
Cada personaje muestra su parte espiritual, se les envuelve de luminosos matices para desnudar el estado de su alma. En Morisma aparece el recogimiento, en Espejismo vuelve a ser claro el desprendimiento y en La Mortaja estalla el dolor ante la muerte.
Coronel obliga al espectador a reconocerse en cada cuadro y hacer detonar su lado espiritual para mostrar su verdadera esencia.
Sus obras están impregnadas de fuerza y de una inquietud interna por entender los estados anímicos del hombre, lo cual lo ha llevado a ser uno de los grandes maestros del Expresionismo Mexicano.
Zacatecano ilustre
Rafael Coronel Arroyo nació en 1931 en la ciudad de Zacatecas, donde existe un museo que lleva su nombre, gracias a que donó una impresionante colección de máscaras.
Este museo, también conocido como Ex Convento de San Francisco, con la fisonomía y la majestuosidad de un paisaje arqueológico y evocaciones de tiempos limítrofes con la etapa prehispánica, se convirtió en un elemento particular de inestimable valor histórico, arquitectónico, cultural y artístico de Zacatecas.
La muestra más sobresaliente del lugar es precisamente la de Coronel, misma que está conformada por un compendio de máscaras mexicanas cuyo nombre es El Rostro de México, dicha colección (considerada la más grande del mundo) está integrada por cinco mil piezas que fueron usadas en danzas y ceremonias rituales que se celebran en todo el país.
Cabe mencionar, que Coronel ha expuesto su obra y ha recibido premios en el extranjero. Otro dato curioso es que estuvo casado con una hija de Diego Rivera.
Colección
Algunos títulos de la extensa obra de Rafael Coronel:
-Moro con Clavel, serigrafía.
-Dueto Armónico, serigrafía.
-Espejismo, serigrafía.
-La Vara de Santiago, acrílico sobre tela.
-Lucerna, serigrafía.
-Muchacha, serigrafía.
-Pequeño Caminante, serigrafía.
FUENTE: Museo Rafael Coronel