Existe una vieja máxima que advierte que no es posible plantear la existencia del crimen organizado, sin la complacencia y/o contubernio de las autoridades. Tan simple como que los narcotraficantes –a manera de ejemplo- establecen toda una red para operar y que desgraciadamente aterriza cada vez en mayor número, en las llamadas “tienditas” y ello sería literalmente imposible si no contaran con la ineptitud o corrupción de las corporaciones policiacas. El gran problema, entonces, radica en la ineficiencia de aquéllos, en todos los niveles, que por Ley están obligados a combatir a los delincuentes o bien, en la proclividad de éstos a garantizar amplios espacios de impunidad a cambio de alguna “gratificación”.
El que puso ayer el dedo en la llaga fue el coordinador de la Comisión de Seguridad Pública del Ayuntamiento, el regidor Rogelio Saldaña Wolf, quien afirma que corrupción y “narcomenudeo” van de la mano y que “se oye muy bonito que las autoridades y legisladores nos vamos a poner de acuerdo para trabajar en un frente común, sin embargo ahora lo importante es aterrizar acciones”. Y simplemente tiene razón.
Por su parte, el alcalde Anaya convocó a una participación más amplia de la ciudadanía para que apoye las acciones de vigilancia que realizan las autoridades y los exhorta a que denuncien con la seguridad de que serán atendidos y en esa medida se terminará “con la impunidad que tanto ofende”.
El asunto, en el fondo, se puede expresar en forma lineal y no resultaría tan complicado, si cada quién hiciera lo suyo: para frenar efectivamente al narcomenudeo en la Comarca, los policías deben trabajar en forma coordinada y eficiente; el contubernio y complicidad de elementos corruptos debe ser erradicado y la ciudadanía debe asumir su corresponsabilidad en el problema, incorporando a su quehacer cotidiano la cultura de la denuncia y la presión sobre las autoridades en demanda de resultados.
En el plano teórico, no tendría que existir mayor dificultad para que el frente común contra la delincuencia organizada -recién integrado- rindiera frutos positivos; sin embargo, la realidad se afana en demostrar que entre más ambicioso sea un plan y entre mayor esfuerzo requiera de la sociedad en su conjunto, mayores dificultades tendrá para concretar.