Al margen de matices, consideraciones y asegunes, la corrupción en todas sus manifestaciones sigue representando un cáncer enquistado en el corazón de la sociedad mexicana. Tan simple como que hoy en día se tienen que dar “mordidas”, sobornos o “propinas” para acelerar trámites, impedir dilaciones -en muchos casos tan ridículas, como “liberar” un camión con sobrepeso en alguna carretera federal- o bien sortear con éxito alguna trampa de un agente de tránsito por igual “vivillo” que deshonesto.
Los empresarios laguneros caracterizan el fenómeno como ancestral, que no es bueno y que rezaga al país; causa millonarias pérdidas a las empresas y que si bien, ha disminuido en el presente sexenio, “todavía hay”. Carlos Delgado López, director del Parque Industrial Las Américas, asegura que “aunque nosotros no estamos acostumbrados a dar mordidas o dádivas, las piden en las aduanas, los agentes de tránsito, policías y otros servidores públicos”.
Pedro Luis Martín Bringas, miembro del Consejo de Organización Soriana, por su parte simplemente no entiende “cómo no se respeta a México y cuando mexicanos viajan a Estados Unidos, se transforman, no dan mordida a tránsitos, no se pasan los rojos, no tiran basura, no se paran en cualquier lado, es inexplicable la transformación” y concluye que en material de corrupción el Gobierno tiene una responsabilidad importante qué cumplir a fin de evitar que este cáncer, siga creciendo.
Para el presidente del Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada (CLIP), Antonio Juan Marcos Villarreal, los actos de corrupción siguen presentándose en todas partes, pues ha sido histórica en el país y muy difícil de erradicar, “pero es una guerra en la que los empresarios debemos participar” y Roberto Rodríguez Cruz comenta que el hecho de que existan tantos vehículos de procedencia extranjera en el país, es una muestra de que la corrupción del personal de Aduanas sigue; “a lo mejor es menos que antes, pero todavía hay”.
En suma, los golpes que al menos en el discurso han lanzado las autoridades para abatir a ese monstruo gigantesco que representa la corrupción en nuestro país, han sido poco efectivos y al parecer, aquel diagnóstico de cierto asesor europeo en tiempos de Miguel de la Madrid que concluyó que la gigantesca maquinaria del aparato público en nuestro país lograba caminar sólo gracias a las componendas y corruptelas –y que esta lógica viciosa había contaminado al resto de la sociedad- permanece vigente… al margen de matices y asegunes.
