¿Dónde estaba usted hace 10 años?, ¿cuáles eran sus principales problemas?, ¿cuáles sus metas?, ¿qué compromisos estableció para alcanzarlas? A 10 años de distancia ¿cuál es el panorama?, ¿en qué áreas avanzó y en cuáles no?, ¿cuáles compromisos cumplió?, ¿dónde están los obstáculos?, ¿cuáles son los principales desafíos? Diez años es un buen periodo para hacer un “corte de caja” ¿no cree? Las mujeres sí creemos. Por ello nos estamos haciendo esas preguntas y les estamos pidiendo cuentas a nuestros gobiernos por los compromisos que adquirieron con nosotras hace 10 años. La reunión se llama Beijing + 10.
Le cuento: En septiembre de 1995 mujeres de todo el mundo se reunieron en Beijing, China, en la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre la Mujer. Ahí se aprobó una Declaración que comprometió a los gobiernos a impulsar, antes de que terminara el siglo XX, una serie de estrategias acordadas en 1985 y a movilizar recursos para realizar una Plataforma de Acción –definida en esa misma conferencia mundial- en cada uno de sus países.
La conferencia de Beijing fue fundamental por varias razones. Para empezar produjo la Plataforma de Acción, que es el documento más completo generado por una conferencia de Naciones Unidas sobre la mujer. Esta Plataforma incorpora lo ya acordado en otras conferencias y tratados anteriores, y logra establecer acuerdos respecto a una serie de puntos centrales para el avance en la equidad de las mujeres.
Las áreas de principal preocupación en aquella conferencia fueron: La creciente carga de pobreza que afecta a la mujer; insuficiencia y desigualdad en acceso a la educación, en atención de la salud y servicios conexos; la violencia contra la mujer; las consecuencias para las mujeres durante conflictos armados; desigualdad en las actividades productivas y en el acceso a los recursos; desigualdad en el ejercicio del poder y la toma de decisiones a todos los niveles; falta de respeto, promoción y protección de los derechos humanos de las mujeres y las niñas; estereotipos y desigualdad de acceso en los medios de difusión; entre otras.
Cinco años después y con el fin de revisar cómo se iba avanzando en los compromisos adquiridos, se realizó en la sede de la ONU, en junio de 2000, lo que se conoció como Beijing + 5. Y ahora, del 28 de febrero al 11 de marzo, se lleva a cabo en la misma sede ubicada en Nueva York, la reunión que formalmente se llama “49 Sesión de la Comisión Jurídica y Social de la Mujer de Naciones Unidas”, pero es mundialmente conocida como Beijing + 10. Ahí, representantes de 191 países miembros de la ONU, están evaluando los avances, retrocesos e incumplimientos de la Plataforma de Acción acordada hace una década.
¿Y cómo vamos?, se preguntará. Vamos, que ya es ganancia. Noeleen Heyzer directora ejecutiva del Fondo de Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer (Unifem) señaló que a partir de la Conferencia de Beijing se ha venido generando una mayor conciencia en el mundo sobre la desigualdad que enfrentan las mujeres por el hecho de serlo, y se registran algunos avances. Por ejemplo, en los últimos 10 años 179 países firmaron la Convención de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, 120 países adoptaron planes para la potenciación femenina, 45 países tienen leyes que prohíben la violencia contra la mujer, 40 han cambiado leyes discriminatorias hacia la mujer relacionadas con el matrimonio, la herencia y la protección de las trabajadoras inmigrantes. Esas son las buenas noticias.
Las malas noticias son que muchos de esos avances se han quedado en el papel y que en distintas áreas aún hay mucho que hacer. Por ejemplo, Kofi Anan, secretario general de la ONU, al inaugurar esta reunión cumbre citó las prioridades: 1) mejorar las tasas de escolarización de las niñas, 2) garantizar el acceso de todas las mujeres a la salud en materia sexual y reproductiva, 3) invertir en las infraestructuras para reducir el tiempo que pasan las mujeres haciéndose cargo de sus familias, 4) garantizarles sus derechos en materia de propiedad y herencia, 5) eliminar las discriminaciones en el trabajo, 6) aumentar las proporciones de mujeres en los parlamentos locales y nacionales, y 7) combatir todas las formas de violencia contra las niñas y las mujeres.
A diez años de distancia pareciera que muchos de los retos son los mismos; es más, hay áreas que están requiriendo atención urgente. El mismo Kofi Anan señaló que los retos que se perfilan son el tráfico de mujeres y el aumento del Virus de Inmunodeficiencia Humana, (VIH).
Estos días son, pues, de reflexión para mujeres y hombres comprometidos con un mundo distinto, uno más equitativo, respetuoso y tolerante. Somos más de la mitad de la población del mundo, de manera que no será posible un mejor futuro sin cambios profundos que permitan a las mujeres un mejor presente. Y no es mala idea conmemorar así el ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer, porque hay mucho por hacer.
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