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Ginowan, Japón.- En poco más de cuatro años el número de contribuyentes en México creció entre un millón y medio y dos millones, diez por ciento, estimó ayer el secretario mexicano de Hacienda y Crédito Público, Francisco Gil Díaz.
Precisó que el número de contribuyentes en México aumentó en lo que va del Gobierno de Vicente Fox, iniciado en 2000, a 18 millones de personas físicas y a cinco millones de empresas, pero aclaró que la cifra aún no esta verificada de manera oficial.
El responsable de las finanzas públicas mexicanas dijo que sin embargo el aumento tributario registrado durante estos primeros años de Gobierno foxista se vio empañado por la falta de una reforma fiscal. Destacó que el mayor aumento de contribuyentes ocurrió en el primer año del Gobierno del presidente Fox, gracias al programa “cuenta nueva y borrón” que se saldó con más de un millón de declaraciones adicionales.
Durante la XLVI Reunión Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el funcionario comentó a Notimex las medidas adoptadas por el ejecutivo mexicano en política fiscal durante los primeros años de la administración de Fox.
Gil Díaz destacó entre éstas el Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA), el gravamen por el flujo defectivo, que benefició a las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), así como la simplificación en la tarifa de las personas físicas con ingresos pequeños y medianos.
El secretario mexicano subrayó que el Gobierno de Fox amplió la deducción inmediata para las inversiones de una manera significativa en sus montos y en su cobertura regional, y se permitió la consolidación de las utilidades de las empresas con sus pérdidas. Sin embargo, “todavía falta mucho por hacer en el plano fiscal” indicó Gil Díaz, quien se mostró positivo acerca de la posibilidad de que el ejecutivo logre que se apruebe la reforma fiscal que propuso antes del final del sexenio que concluye en 2006.
Insistió en que las medidas fiscales adoptadas beneficiaron, pero la reforma fiscal es “la más importante” porque sumada al resto de reformas necesarias, rechazadas por el Congreso, ayudaría a atraer una mayor inversión a México, en especial en el sector energético.
El secretario mexicano de Hacienda y Crédito Público dijo, sin embargo; que pese a la falta de reformas la inversión crece en áreas como en el turismo y las exportaciones, lo que se espera continuará.
Durante una intervención ante el consejo de gobernadores del BID en la ciudad japonesa de Ginowan, Gil Díaz añadió que las perspectivas económicas para los países latinoamericanos aún son favorables “pero 2005 no está exento de retos”.
Para el funcionario mexicano luego de un año en el que la economía mundial registró una expansión en exceso de su media histórica, acompañada de varios factores, “se anticipa un crecimiento global más moderado”.
Gil Díaz citó mayores flujos comerciales, aumento en los precios de las materias primas, así como una recuperación de la producción industrial y de un fortalecimiento de la demanda interna.
“Por ese motivo, aunque nuestras economías gocen todavía de condiciones favorables, nuestro reto es anticiparnos y avanzar en aquellas reformas estructurales esenciales para un crecimiento vigoroso”, añadió el responsable de las finanzas públicas mexicanas. Subrayó ante numerosos colegas de países latinoamericanos que “este crecimiento debe ser sostenible de la productividad total de los factores de la producción”.
El secretario mexicano aseguró durante su intervención en el centro de Convenciones de la isla de Okinawa, sur de Japón, que estas reformas permitirían “ampliar así nuestra capacidad de invertir en infraestructura y en la provisión de servicios sociales”.
Comentó sobre el BID, de cuyo consejo México forma parte, que los 38 países miembros del organismo regional deben proponerse lograr consenso respecto a sus objetivos.
Dijo que el consenso debe ser en el sentido de que la institución “transite de un modelo basado en proyectos hacia uno mediante el cual el banco pueda ajustar su participación de acuerdo con la situación económica de cada país”.
Gil Díaz se mostró partidario de que el BID ofrezca financiamiento en la moneda local de los acreedores para mitigar riesgos cambiarios y promover un mayor desarrollo de los mercados locales, como ya lo hacen otros bancos multilaterales.
