“Llamamos destino a todo cuanto limita nuestro poder”.
Ralph Waldo Emerson
Seamos realistas. La posibilidad de que Santiago Creel logre superar a Felipe Calderón en las dos rondas de votación que quedan en el proceso interno del PAN es muy escasa. Lo que Creel no pudo hacer en cuatro años y medio en la Secretaría de Gobernación ni en tres meses de campaña difícilmente lo logrará en dos semanas que faltan para la siguiente ronda.
Calderón es el casi seguro candidato del PAN a la Presidencia de la República. Esto lo reconoció el propio Vicente Fox cuando recibió al “hijo desobediente” en Los Pinos el lunes 12 de septiembre, un día después de la primera ronda de votación. La entrevista posterior de Fox con Creel era indispensable para mandar una señal de neutralidad en un proceso que está todavía en curso. Pero el ganador fue el primero.
El propio Calderón supo asumir una actitud magnánima ante la humillación que Fox y Creel sufrieron el 11 de septiembre. Aceptó de inmediato la invitación del presidente sin hacer mención de aquel humillante regaño que obligó a su renuncia el 31 de mayo de 2004. Por otra parte, no sólo ha bajado el tono en sus juicios sobre Creel sino que virtualmente ha eliminado los cuestionamientos que hacía del ex secretario de Gobernación. El discurso de Calderón es ya el de un candidato cuya principal preocupación no es la de derrotar a sus rivales en una elección interna sino restañar las heridas para mantener la unidad del partido con vistas a la elección constitucional de julio del 2006.
Creel está obligado ahora a dejar atrás la arrogancia que tanto daño le ha hecho. Atrás quedaron los tiempos en que desde la Secretaría de Gobernación actuaba como un verdadero virrey. Atrás quedó también el dinero invertido en una impresionante campaña de medios. Hoy Creel ya no se puede dar el lujo de plantar al partido en los actos que éste organiza para los candidatos. Ya no es el favorito que dosifica sus presentaciones o que se resiste a los debates. Es el aspirante que se debilita y que desesperadamente debe confirmar a propios y extraños que sigue siendo un posible triunfador.
Creel se ha lanzado ya con todo lo que tiene a buscar los votos de los panistas del sureste, los que deberán votar el próximo dos de octubre. Su estrategia ha cambiado de manera radical. Ya no está invirtiendo todos sus recursos en una onerosa campaña de medios. Está tratando de hacer una campaña similar a la que tan buenos frutos le rindió a Calderón. Recorre así las ciudades en que se encuentran los panistas y trata de establecer un contacto directo con ellos. Acepta todas las invitaciones a entrevistas en los medios de comunicación para obtener tiempo gratuito. Sabe bien que Calderón le ganó la batalla en el noroeste porque consiguió el voto de 45 mil panistas. No se trata de llegar a los millones. Necesita sólo un poco más de esos 45 mil.
En repetidas ocasiones Creel ha señalado que la razón de su derrota fue el abstencionismo. La verdad es que no hay ninguna indicación de que éste sea el caso. No hay correlación entre la abstención y los votos que obtuvo en los estados que sufragaron el pasado 11 de septiembre. La idea, sin embargo, es que Calderón es más popular entre los panistas de hueso colorado, esos que han llenado tradicionalmente las asambleas distritales y estatales, mientras que los adherentes estarían más dispuestos a votar por alguien, como Creel, a quien los panistas de cepa no acaban de ver como alguien suyo.
En fin, alguna estrategia y explicación debe tener Creel. Pero la verdad es que hay razones para pensar que la contienda panista se dirimió en la primera ronda. Felipe ha capturado la imaginación de los panistas mientras que la imagen de Creel se ha desgastado.
La gran pregunta es si Calderón podrá ser posteriormente un candidato competitivo en la elección constitucional. Se trata de un personaje todavía relativamente desconocido fuera del PAN. No parece tener, por otra parte, el carisma personal que llevó al triunfo de Fox en 2000. Después de cuatro años y medio como secretario de Gobernación, Creel ya tenía parte del camino andado. El PAN tendrá que empezar de nuevo con Calderón.
CUÑADO INCÓMODO
Ya hay quien empieza a llamarlo el “cuñado incómodo”. Se trata de Juan Ignacio Zavala, hermano de Margarita, esposa de Felipe Calderón. Juan Ignacio, quien fue vocero del PAN, ha escrito varios artículos críticos de Manuel Espino y la actual dirigencia del partido. Los textos han generado molestia entre los dirigentes panistas. Juan Ignacio, quien ha sido quizá el mejor director de comunicación del PAN, ha hecho siempre gala de su libertad de pensamiento. Pero hoy es probable que su papel de cuñado del casi candidato presidencial lo obligue a moderar sus críticas.
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