Curtis Hanson a tus Zapatos
Antes de recomendarle que vea En Sus Zapatos, la nueva cinta del director Curtis Hanson, le pido que vaya a ver Don de Dios, debut del mexicano Fermín Gómez. Yo voy a hacer lo propio y, como dice un dicho gringo, voy a poner mi dinero donde estoy poniendo la boca. O algo así. La traducción es mía y es muy mala, porque además de que no se entiende se oye muy feo. El asunto es que me comprometo a ir a pagar mi boleto y verla a la primera oportunidad.
De la cinta en si, o de su director, no sé nada. Si me atrevo a recomendarle que vaya a verla es porque la producción operó bajo un esquema único. Resulta que la lana para la realización la pusieron los trabajadores de la sección 49 del Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica, sacándola de su fondo de pensiones. Es decir, los mismos técnicos que anduvieron en la filmación se están jugando el dinero de futuras comidas blanditas, gerontólogos y colegiaturas de los nietos.
Cuando leí la nota, hasta las lágrimas se me salieron por el gesto tan romántico e irresponsable. De verdad les deseo que la aventura funcione, y que después de esta se avienten muchas películas más. Supongo además que el autofinanciamiento les estimuló a flexibilizar los horarios y las cuotas. Bien por ellos. Por mi parte, me sumo a la coperacha con lo de mi boleto y lo invito a hacer lo mismo. Ignoro si la cinta valga la pena, pero tenga por seguro que será más divertida que quedarse atorado en el tráfico por una marcha de pensionados bolseados del STIC.
Volviendo a Curtis Hanson. Es muy posible que el nombre no le suene, sepa que el tipo es responsable de dos de las mejores cien películas que he visto: Los Ángeles al Desnudo, una maravilla en que el todo es mejor que la suma de sus partes, y Wonder Boys, otra chulada de cinta en que las partes parecen mejores que el todo.
Hanson es uno de esos directores que parece no tener una marca propia. Es lo opuesto a los directores ?autores?, esos a los que les encanta que se note su mano y que sólo les falta aventarse en medio de las escenas para que los reconozcan (Hitchcok no se quedaba con las ganas y lo hacía).
De ningún modo estoy depreciando a los autores. Son ellos quienes van poniendo las marcas que ha de seguir el camino del cine, pero ese camino necesita pavimentarse con el trabajo limpio y eficiente de los artesanos. Si uno no nació bendecido por la genialidad, puede cuando menos aspirar al profesionalismo impecable. Eso es Curtis Hanson.
En Sus Zapatos es la historia de dos hermanas que quedaron huérfanas de madre siendo niñas, y cuyo atribulado padre les consiguió una madrastra de pesadilla. La mujer no les grita o golpea, sólo las desprecia y se burla de ellas, comparándolas con ?su Marcia? la hermanastra supuestamente perfecta. La madre, que tenía un historial clínico de inestabilidad mental, murió en un cuestionable accidente de auto. El padre, que parece haberse pasmado desde el accidente, no tiene idea de cómo criar a sus hijas y prefiere que su nueva mujer se encargue. También comete el error de alejar a sus suegros, e incluso ocultarle a las niñas que sus abuelos siguen vivos.
Las niñas crecieron, la mayor (la estupenda Toni Collete), cuidando siempre a la otra, que se convirtió en una bellísima e intolerable Cameron Díaz. Collete es una abogada responsable y obsesiva, que constantemente tiene que arreglar los desmanes de su hermana borracha, desobligada y cleptómana.
¿Sabe qué? Nada de esto está en la cinta. Bueno, no aparece pero se dice, y es la información que se nos va dosificando para entender y luego perdonar conductas que rechazaríamos de inmediato por tontas y abusivas. Estoy aplicando esa sencilla y mágica formula de la empatía, lo estoy ayudando a ponerse en sus zapatos.
Un romance que se frustra de la peor manera posible separa a las hermanas. La hermana menor, por un descubrimiento accidental, localiza a su abuela en la comunidad de retirados donde vive. Cameron espera parasitarla unos días, robarle lo que se pueda e irse a seguir tonteando, pero se encuentra con que la mujer es una vieja y sabia Shirley McLaine dispuesta a compensar todos sus años de ausencia aventándose la dura chamba de enderezarla.
Las deliciosas escenas en que la abuela busca domar a la nieta sin que ella lo perciba, me recordaron a El Corcel Negro, por ser una astuta seducción que mejorará a ambas partes. ¿Suena como una película sólo para mujeres? Hay más: Cameron va a descubrir el poder curativo de la poesía, esa música silente que también tranquiliza a los bárbaros. Si usted es una dama, no espere más y lléguele a En Sus Zapatos. Si usted es un caballero, evítese habladurías y vaya acompañado de una dama.