Las Vírgenes más veneradas en Sevilla, España, son la de la Esperanza y la Macarena. La primera, se dice, porque la adoraba el torero Juan Belmonte; y la segunda porque la adoraba Joselito.
Se dice también que los tres mejores placeres que puede sentir el hombre en la vida son: ser joven, estar en Sevilla, y verse en la calle Sierpes, al atardecer, para admirar a las muchachas.
En Sevilla se come bien y barato, y cuando vayan les recomiendo el restaurante El Mesón de ambiente taurino, carteles de corridas de toros en las paredes, y cerdos abiertos en canal colgados del techo.
En El Mesón hay mucho qué pedir. Para empezar, les sugiero ordenar una jarra de sangría hecha con vino tinto, coñac, agua mineral, naranjas cortadas en pedazos, zumo de limón, pedazos de piña, cerezas y endulzada con azúcar y servida con hielo picado.
El gazpacho de ese restaurante es uno de los más deliciosos que he probado, y se prepara así: se cogen dos panecillos duros y se reducen a migas, y se dejan en agua para que se haga una pasta. En la batidora se colocan dos libras de tomate, cohombro (una especie de pepino) grande y pelado, dos pimientos verdes y grandes, una tacita de pimientos y otra de cebollines. Todo lo anterior se aliña con sal y pimienta, y se le añade aceite de oliva y vinagre al gusto. Se reduce todo a líquido y se agrega el pan, colocándose todo en un cuenco de madera, que se tapa enseguida y se deja en la nevera seis horas. Se sirve helado y se acompaña con platitos de pan, tomate, cohombro y cebolla picada para agregar al gusto.
De postre, recomiendan pasta de membrillo con queso manchego.
Al sur de Sevilla se suelen instalar las ferias y los circos que llegan a la ciudad. En tendajones, la gente se reúne a beber, comer tapas, cantar flamenco, y a no dormir nunca.
Las cabalgatas sevillanas, famosas en toda España, se hacen en caballos ricamente adornados y ensillados. Los hombres usan bonitos chaquetines de cinco botones en las mangas, calzones de montar cubiertos de zamarros de cuero, y sombreros de ala ancha. Cuando se ha montado bien, ajustan detrás una grupera de cuya parte posterior sale un mango de cuero que pasa por debajo de la cola del caballo. En esta grupera se sienta la compañera del jinete, a mujeriegas y de través con una mano colocada en la cintura del hombre y la otra sujeta al mango de cuero, para no caer.
Las muchachas van vestidas de sevillanas, con sus trajes de amplios olanes y de vistosos y encendidos colores oro, azul y rojo. Una preciosidad de estampa, de lo más española.
Los desfiles recorren varias calles de la ciudad, y hay una alegría general estimulada con el contenido de grandes botas de vino y tapas consideradas las mejores de España. Estos desfiles conservan mejor las tradiciones del viejo pueblo español, por ser los más vistosos y elegantes, y también por la gracia y la belleza natural de la mujer sevillana.
FOTOS:
1.- La Virgen de la Macarena.
2.- La Virgen de la Esperanza.
3.- Bellas bailarinas sevillanas.