París y sus buenos restaurantes
Cuando se viaja al extranjero no es necesario ir a esos restaurante elegantes y caros, para comer bien y disfrutar de las deliciosas creaciones de los grandes chefs.
En París hay muchos de esos excelentes restaurantes, pero hay otros que sin tener un gran nombre, ofrecen excelentes platillos típicos como Le Bistro, en la rue du Beaujolais, en un extremo de los jardines del Palais Royal, que no es elegante ni caro y donde su actual propietario, monsieur Raymond Oliver, es también un gran chef.
Es un restaurante muy antiguo, pues se dice que era el preferido de Napoleón y que allí fue donde un día conoció a Josefina. Con ser tan pequeño y no figurar en las listas Michelin, Le Bistro tiene una gran historia y uno de los platillos especialidad de la casa es por cierto muy sencillo de preparar. Se llama Huevos Parmentier y el señor Oliver gusta revelar su receta.
Se prepara así: Se necesitan cuatro papas, dos cucharadas de mantequilla, una cucharada de aceite de oliva, cuatro huevos, sal y pimienta. Se asan las papas con todo y cáscara, y cuando están listas se cortan por la mitad, se saca la pulpa de las mismas y se pone en una sartén para freírla ligeramente con la mantequilla y el aceite. Se sazona con sal y pimienta y se le rompen encima los huevos introduciéndose todo al horno en un platón refractario. Cuando los huevos están cocidos, el platillo se sirve y con ser tan sencillo es una verdadera delicia.
Select en la rue Róyale es, probablemente, el restaurante menos conocido y uno de los de mejor cocina. Conserva su misma decoración de principios de siglo y actualmente monsieur Christian Humbert es su chef principal. Es un hombre incansable por cuanto a preparar nuevos platillos se refiere, y se dice que muchas veces abandona la cama después de medianoche y baja a la cocina a ensayar algún nuevo platillo que tiene en mente.
Otro establecimiento lujoso y confortable, aunque poco conocido fuera de París, es el restaurante Lasserre, en la avenida Roosevelt. No son pocos los que, comiendo allí por primera vez, salen diciéndole a todos que han descubierto un lugar donde se come estupendamente bien, aunque se trata de un lugar muy concurrido desde la Primera Guerra Mundial.
En este lugar funciona precisamente el famoso grupo llamado Club Gastronómico de la Cacerola, al que pertenecen muchos de los clientes habituales de dicho restaurante, lo que da la mejor idea de lo bueno que es. Los socios del club se reúnen en una comida cada dos semanas, donde se deleitan con lo mejor de la cocina del Lasserre.
Drouant, en la Place Gaillon, es otro de esos pequeños y pocos conocidos restaurantes que nunca se cansa uno de visitar. El lugar es tranquilo y muy limpio. El servicio escrupuloso y la comida sencillamente estupenda.
Allí no va por cierto gente famosa, sino las modistillas y los oficinistas de las calles cercanas, muchos de los cuales tienen allí sus cenas anuales o sus reuniones especiales. La comida es abundante y son famosas sus sopas de ajo, cebolla, mariscos y de pollo con verduras.
Entre sus platillos fuertes mas conocidos están los de cangrejos en vino, conejo en salsa de ciruela, cordero con salsa de manzanas y su rica variedad de postres con helado, crema o natas que son todo un poema para la vista y el paladar. Drouant es para comer bien, quedar totalmente satisfecho y pagar poco.
Por supuesto, están los legendarios restaurantes de París como el Maxim?s, Le Tour d?Argent, Le Grillón y Le Coupole, donde está lo mejor de la gastronomía francesa. Pero se trata de lugares caros, hay que reservar mesa con bastante anticipación e ir vestido de acuerdo a la ocasión y al lugar.