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Crónica de Viaje

RICARDO RUBÍN

En Brasil, con la diosa Lemanjá

Cuando se habla de Brasil sólo se piensa en su carnaval, la samba, el bossa nova, en Pelé y en el futbol mágico de los brasileños.

Y también en sus playas de Copacabana, en su Cristo del Corcovado, en su monte que domina la bahía y que tiene el nombre sensual de Pan de Azúcar, en sus favelas, en sus mujeres de cintura cimbreante, y en su idioma portugués, musical y arrullador.

Brasil es todo eso, pero también es la santería, el vudú, la nostalgia (que suena mejor si se dice ?saudade? en portugués), y la ceremonia ancestral y mágica que hay la noche del día último del año en las playas de Río de Janeiro para honrar a Lemanjá, la diosa del mar, que tiene más poderes que ninguna otra en el vudú. La fecha oficial de su celebración es, sin embargo, el tres de febrero.

La ceremonia se hace a medianoche y asiste tanta gente, que las playas de Copacabana, Ipanema y Leblón, frente a Río, se ven congestionadas de gente y ofrecen un espectáculo imponente.

El día ultimo de cada año es la mejor ocasión para darle gracias a Lemanjá por los favores recibidos, y para pedirle poder y felicidad para uno mismo y para los demás para el año que comienza... La gran ceremonia comienza a las 10:00 de la noche cuando llegan, vestidos con túnicas blancas, los brujos, hechiceros y seguidores de la diosa. Todos extienden trapos o mantas también blancos sobre la playa, y colocan allí las ofrendas para la diosa Lemanjá: flores, comida, espejos, listones y velas encendidas. Hay quienes dibujan en la arena símbolos mágicos y cabalísticos, hacen invocaciones, bailan y toman ?cachaca?, licor extraído de la caña de azúcar, por lo que pronto el ambiente es de franca alegría general.

Poco antes de medianoche, cuando se preparan los fuegos artificiales y las sirenas y las campanas que anunciarán el cambio de año, la ceremonia en honor de Lemanjá entra en su momento culminante.

Todos sus adoradores lloran, ríen, cantan, gritan, bailan y corren al mar llevando las ofrendas para la diosa, porque según la leyenda sólo hay pocos minutos para hacerle ver que se está allí y que se le han llevado regalos.

Por supuesto, todo acaba en un baño general en el mar, pues así los creyentes piensan que están más cerca de Lemanjá, y nadan y retozan entre las ofrendas que flotan en el agua. Están allí hombres y mujeres de todas las edades y condición social, la alegría es general y el licor se comparte. Es una fiesta de alegría porque se sabe que se tendrán los favores de la diosa del mar. Es, como dicen, un baño de purificación.

Se asegura también que cuando la ceremonia está en su parte álgida, las olas parecen dejar de fluir y ofrecen una calma total e impresionante, lo que se interpreta como la presencia viva de Lemanjá. Pocos minutos después, las olas vuelven a su ritmo normal. La diosa estuvo allí y ya se fue.

Esta ceremonia cobra cada año mayor asistencia de creyentes y turistas, y las autoridades disponen la ayuda necesaria para evitar que haya ahogados o personas que resulten afectadas por la euforia que se vive durante esos minutos.

La otra atracción turística más importante de Brasil es su carnaval, principalmente el de Río de Janeiro, con su desfile de danzantes, escuelas de samba, muchachas semidesnudas, trajes bellísimos y muy costosos... Todo esto se contempla desde el Sambodromo, que es una especie de galería con tribunas donde miles de espectadores disfrutan del desfile carnavalesco.

El carnaval de Río dura una semana, y como carnaval significa ?fiesta o liberación de la carne?, se presta para las más atrevidas exhibiciones de desnudos, alegría desenfrenada, beber licor y vivir toda una vida, o una muerte, en esos siete días.

De los barrios pobres de las favelas proviene gran parte de quienes participan en el carnaval. Allí se mantiene viva la tradición de las escuelas de samba, allí se confeccionan los bellos y estilizados trajes que lucen las hermosas mulatas en los desfiles, allí nacen los grandes bailarines que danzan, giran y hacen piruetas durante el largo desfile, que agota y que sólo se puede soportar bebiendo aguardiente, ron o ?cachaca?.

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