En el curso del río Nilo
(Carta de África)
Se habla del río Nilo, pero pocos saben que esta corriente de agua de seis mil 674 kilómetros de extensión atraviesa tres países: África, Uganda y Sudán, y que tiene tres afluentes: el que nace en el Lago Victoria; el Nilo Blanco, que viene de Sudán; y el Nilo Azul, que procede de Etiopía.
Cuando se navega por el Nilo sorprenden sus riberas de arcilla roja; los tribeños que se encuentran a intervalos, con togas y pantaloncillos cortos; el ganado bovino con cuernos en forma de lira y tan largos como los brazos de un hombre, y los rebaños de ovejas.
Los Watusis, o Tutsis, son indígenas africanos de 1.75 a 2.28 metros de estatura, que aumentan su impresionante tamaño con altos tocados de piel de mono.
Otro grupo indígena que vive en la riberas africanas del Nilo es el los Inyenzi, que atacan sólo de noche. En los glaciares que alimentan al Nilo en la frontera de Uganda y Zaire, hay bosques de bambú de 30 metros de alto.
A lo largo del Nilo hay siete distintas zonas de vegetación y fauna a causa de sus seis distintas temperaturas... En sus altas montañas, sólo hasta la mitad de las mismas hay leones, jabalíes y gorilas de especies conocidas. Más arriba, la vegetación se vuelve salvaje y diferente. La hierba, que en otras zonas no pasa de 30 centímetros de altura, allí crece del alto de postes de telégrafo... El musgo, dorado y verde, forma una alfombra esponjosa y húmeda en la que es fácil hundirse hasta la cintura.
También, en esas alturas, los animales sufren transformaciones increíbles: El camaleón Johnstoni, de aire prehistórico, con tres cuernos en la frente de piel rugosa, aspecto asqueroso y ojos de grandes párpados que giran en todas direcciones. Tocarlo es de mala suerte, dicen los lugareños.
El conejo de roca, de nariz redonda con pezuñas en lugar de garras, y que emite un extraño silbido. Cocido con una pizca de sal, dicen que su carne es deliciosa... Flores como orquídeas, de un color rojo intenso... Cascadas tan altas como la de Kabalega, de 450 metros de altura... De noche, en aquella selva tupida y semicubierta por la neblina, se escuchan ruidos y gruñidos extraños de animales desconocidos.
En Karagwe, según cuentan los lugareños, vivió hasta hace poco un rey hospitalario y excéntrico al que le gustaban sólo las mujeres gordas... Las hacía beber leche a todas horas, día tras día, hasta que la obesidad les impedía siquiera moverse.
Vivían en chozas cónicas de 15 metros de altura y el rey visitaba cada noche a una mujer distinta. Cuando alguna no tenía hijos a causa de su gordura excesiva, era sacrificada... Al rey le gustaba usar un sombrero de copa que un cazador inglés le regaló. Era curioso encontrar en el África a un rey negro, semidesnudo, o ataviado con túnicas de piel de leopardo, con un sombrero de copa en la cabeza.
Cuando murió, pidió ser enterrado con el sombrero puesto.
