Gálveston, una isla bella e histórica
A poco más de una hora por carretera, al norte de la ciudad de Houston, Texas, está la isla de Gálveston, que ofrece al visitante varios atractivos.
Grandes y preciosas residencias que pueden visitarse porque no están habitadas. Son construcciones que se hicieron de nuevo, después que un huracán en 1900 destruyó casi por completo a la isla y mató a 16 mil de sus 40 mil habitantes que tenía entonces.
Ese peligro ya quedó conjurado, y el Gobierno Federal dispuso de inmediato la creación de un muro super estructurado para contener cualquier nuevo huracán.
Construido de frente al Golfo de México, esta muralla ya ha probado su eficiencia ante varios huracanes más que han azotado la isla.
Gálveston es una isla, pero está conectada a tierra firme por una super carretera y una línea de ferrocarril, lo que facilita el traslado de pasajeros, sin contar sus líneas aéreas de pequeños aviones y los ferrys que van y vienen.
Gálveston es una isla tranquila, de corte antiguo, de calles estrechas, árboles frondosos, grandes residencias y un bulevar en el que hay hoteles y restaurantes de todas las categorías.
Allí está el legendario Hotel Gálvez, en el que se han filmado varias películas y que ha alojado a grandes personajes.
Para recorrer la isla hay que hacerlo en uno de sus viejos tranvías, o en camiones que muestran al turista lo principal que hay que ver.
En el muelle turístico descansa el velero Elisa, que se puede visitar, y cerca hay un teatro que exhibe dos documentales muy interesantes:
Uno, sobre el ya citado huracán de 1900, sin nombre porque en aquellos años todavía no se daba nombre femenino a dichas perturbaciones ciclónicas. El otro documental es sobre la vida del pirata Jean Lafitte que vivió con sus hombres en esa isla.
Lafitte fue desterrado de su escondite y se hizo a la mar con su tripulación. Nunca se supo más de él.
Gálveston ofrece también excelente comida de mar, así como grandes facilidades para practicar diversos deportes marinos, pescar y caminar por sus playas de arena blanca y suave.
Hay diversas tiendas de antigüedades, librerías, cafés al aire libre y bares marineros de gran ambiente.
Muchas de las casas sobre la playa están construidas sobre gruesos pilotes de madera o de cemento, como preventivo por alguna inundación.
De Gálveston parten varios cruceros que van a Cayo Hueso, Florida, algunos puertos mexicanos e islas del Caribe. Se trata de buenos barcos que ofrecen viajes de una semana a precios sorprendentemente bajos, por lo que cada semana hay gran animación por dichos paseos.
En el verano, la isla es cálida y en las tardes la brisa que viene del mar refresca e invita al descanso. Y a descansar plácidamente es a lo que va la mayoría de turistas que llega a Gálveston.