Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Crónica del Ojo / CABALLERO DE LAS ARTES

Miguel Canseco

El mundo de la cultura es una verdadera ópera wagneriana con luces, disfraces, dramas, coros, aplausos y rechiflas. La vez pasada hablaba del triángulo establecido entre la crítica, el público y el artista. Para que esta relación sea posible tiene que existir una galería o museo con su debido personal. Esto implica que una exposición o evento cultural involucra un buen número de gente con disfraz asignado: creador, crítico, museógrafo, curador, director del espacio cultural, secretarios, encargado de prensa, reportero, fotógrafo, diseñador, patrocinadores (salve oh indispensables y generosos), personal de mantenimiento, etc... Así que cuando respetuosamente analizamos un cuadro o nos conmovemos en un concierto, lo hacemos gracias a un complejo sistema de compromisos y retribuciones que tiene como fin último hacernos partícipes de un evento creativo. Si todo sale como sedita, sin problemas, si parece que ni costó trabajo, es entonces cuando los agotados organizadores pueden decir que los sudores valieron la pena.

Actor definitivo en estos menesteres es el director(a) del espacio cultural, llámese galería, teatro, museo o instituto. Está bien claro que no importa cuán magníficas sean las instalaciones con las que cuente un director, pues un mal desempeño puede barrer con todo, incluso (y en primer lugar) con lo mejor. Por otro lado, un jacalito bien administrado puede valer oro. Un director cultural debe cumplir con varios requisitos básicos. El primero (elemental mi querido Watson) es ser muy culto. Está por demás decirlo, pero créanme que no siempre sucede que la persona del timón tenga conocimientos vastos y universales. Solamente la educación puede consolidar una línea de trabajo sólida al frente una institución.

En segundo lugar necesita ser un excelente administrador. Se requieren también dotes sociales y una siempre renovada creatividad al momento de proponer y dar forma a los proyectos. El perfil de un director cultural es altamente especializado y muy raro. En Torreón hay alguien que cumple y de sobra con tantos requisitos: Gilles Guey, director de la Alianza Francesa de La Laguna. Su desempeño como promotor en el área de letras ha sido excelente, siempre tendiendo un puente entre la lengua francesa y el castellano. En música nos ha hecho llegar conciertos excepcionales y ha compartido (y dejado) entre nosotros algunos de los mejores hábitos musicales de Francia, como lo es celebrar, año con año, el Día Internacional de la Música. En artes visuales su política ha sido muy clara: claridad y calidad. La galería de la Alianza Francesa es, sin duda, el mejor espacio para las artes visuales en Torreón. Gilles Guey ha sabido exigir y proponer, incluso arriesgar. Las muestras que ha albergado la Alianza Francesa abarcan desde el arte tradicional, hasta el diseño de modas y el arte conceptual.

No dudo en afirmar que la Alianza Francesa ha sido el termómetro más confiable a la hora de evaluar lo mejor en las artes de La Laguna. La causa de ello es el carácter de Gilles Guey, permanentemente entusiasta e irreductible escéptico que antes de aceptar un proyecto lo analiza con precisión de ajedrecista o entomólogo. Si lo acepta, va hacia delante con mucho corazón pero con los pies bien plantados en la tierra. Los resultados de su administración se tradujeron ayer en una ovación larguísima y cerrada que le ofrecieron creadores y promotores culturales durante la ceremonia, donde merecidamente se le entregó la orden de Caballero de las Artes y las Letras del Gobierno de Francia. Esto habla bien de Gilles Guey y es también un punto luminoso para la vida cultural de la ciudad. El trabajo de Gilles deja claro que la imaginación y el realismo van de la mano cuando se trata de la promotoría cultural, que no es otra cosa más que la vocación de hacer posible el arte en un mundo que muchas veces lo desdeña. Por todo ello, salud, maitre chevalier.

PARPADEO FINAL

Y sigue la mata dando. Sandra Gancz, que orbita en una bien equipada cápsula espacial alrededor de nuestro planeta, me felicita calurosamente por mi anterior columna. El santista se unió a la porra. A que mi ego se elevaba llegó Laura para aplicarme un certero y macizo guantazo crítico que hizo girar mi cabeza al mejor estilo de Linda Blair. A todos ellos va mi agradecimiento (y esto lo digo sobándome el cachete, ouch).

Comentarios

cronicadelojo@hotmail.com

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 153142

elsiglo.mx