Es momento de sacarlos al aire vía Siglo de Torreón en tiraje de cincuenta mil ejemplares. El primero: sí, yo estuve en el Zócalo durante el cierre de campaña de Vicente Fox gritando entre la pelotera ensordecedora que ondeaba banderas blanquiazules. No soy panista pero en ese momento, Chente era la encarnación del sueño acariciado: ver al PRI fuera de Los Pinos. El día de las elecciones hicimos comida rica en casa y tuvimos la tele prendida para seguir, como si se tratara del futbol, todos los datos hasta llegar al éxtasis de los resultados definitivos: hoy, hoy, hoy. Segundo secreto sucio: sí, a las once de la noche del día de la elección me subí al metro hasta llegar a Chapultepec y pegué la carrera por una avenida Reforma cerrada y repleta de festejos. En el Ángel de la Independencia el tumulto era carnavalesco y rolaba entre las manos un ataúd con las siglas del PRI que fue jolgoriosamente vandalizado. Cerca de la una salió Fox con su plana mayor a dar su primer discurso como presidente electo que fue interrumpido ?yo no lo olvido, aunque creo que él ya lo olvidó- por un grito unánime y emotivo: ?¡No nos falles!?. Acabó la fiesta con un joven panista pidiendo a los asistentes que volvieran a descansar a sus casas: ?ya no se preocupen, ya ganó Fox?. Ese comentario hizo reír a la gente, tal vez ya sabíamos lo que venía. No voy a echar más sal sobre lo que hoy hace Fox. Sólo diré por qué lo seguí, por qué voté por él.
Me gustó su modo campechano, su hablar coloquial y frescura (eran días luminosos en los que a Martita todavía no le inyectaban hormonas de Evita Perón). Voté por un cuate dicharachero y juguetón, aplaudí sus equivocaciones como si fueran una gracia sin pensar que de ningún modo ésas son las cualidades de un estadista. Obtuve aquello por lo que voté, sin duda. Antes me hacía reír con sus víboras y tepocatas, hoy me río pero la mueca es otra. Hoy lo veo con la brújula extraviada perdido en una descomunal pelea de perros? no es un bonito paisaje. Pa?la próxima debemos pensarla. Antes de votar por el más simpático, hay que ver cuánto tiempo le puede durar el chiste.
PARPADEO FINAL
Todos sabemos que están enojados, que no se quieren ver, que se hacen trompetillas en la calle y demás. Pero por favor, aliviánense un poco. Les propongo, Sr. Presidente Fox y Sr. Peje López Obrador, que graben un disco con covers del dueto Pimpinela para hacer la bronca más amena y de paso aligerarnos el peso de sus caras largas en las fotos de los periódicos. ¿Cómo ven? Yo me apunto a distribuir el disco en los semáforos... digo, es propuesta.
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