Hace varios años, cuando comencé a inmiscuirme en el colorido mundo de las artes, era muy mal visto ser aficionado al futbol e intelectual al mismo tiempo. Sacar a colación a las ?Chivas? o al Encasa era síntoma inequívoco de naquez extrema e incurable. Hoy el asunto se baraja de otro modo y el ?naco es chido? tan pregonado en los 70 aplica con creces para muchos artistas visuales. Benditos tiempos para los futboleros de clóset que podemos circular por el mundo mezclando a Einstein y al ?Yayo? de la Torre en una misma conversación. Gracias a Eduardo Galeano y la tribu de escritores panboleros, a Valdano y su amplísima cultura, gracias a la masiva aceptación de que el cobre es parte sustancial de la vida hoy podemos gritar gol y leer Nietzche sin eructar en el proceso. Yéndose un poco al extremo están aquéllos que, como un servidor, piensan que el futbol es un reflejo de la vida misma, un ajedrez con veintidós piezas impredecibles donde, la genialidad de un balonazo, los azares e injusticias arbitrales y la emoción desbordada del público convergen en tres letras que hacen alinearse a los planetas: GOL. Aquí es menester hablar de nuestra Selección Nacional y su atropellado andar por los mundiales, sus súbitos arranques de optimismo, su pasión sin cauce, su recurrente desgano, su interminable grilla. México pierde frente a los Estados Unidos mientras La Volpe y Hugo se trenzan a mordidas y Cuauhtémoc hace pucheros. Y se gana bien o se pierde mal entre la especulación y la bronca. Ése es el reflejo de un México de zancadillas, donde lo bueno se asoma ocasionalmente entre el desorden. Aplíquese este modelo a la vida cultural o política y funciona a la perfección. Pero del otra lado están los jugadores y el equipo técnico de la Sub 17, chavos libres de polvo y paja que se pusieron a chambear durante tres años sin ser molestados. Allí se anuló el tenebro y solamente hubo trabajo disciplinado, con entrega y propósitos claros. Y de ahí surgió un México inédito: ordenado, motivado, alegre, ganador... la Sub 17 no sólo le jaló las orejas a la selección mayor. Chequen el dato, políticos y gente de cultura, vean la moraleja. ¿Por qué no planear procesos de desarrollo a mediano y largo plazo?, ¿por qué no dejar a un lado el chisme, la envidia, el egoísmo, el cretinismo de cada día?, ¿por qué no dejamos trabajar al que trabaja y da resultados? Ya está visto que cuando chambeamos con ganas y en paz, los goles llegan solos. Salud por la Sub 17, maestros en el arte de ser mexicanos.
PARPADEO FINAL
Y una vez más se agradecen los mails que he recibido. Doña Rocío me felicita porque la columna no se publicó las dos semanas pasadas, lo cual indica que -bendito Dios- ya dejé de escribir, cosa que la tranquiliza sobremanera. No, no, fueron cuestiones de causa mayor las que impidieron que publicara como Dios manda. Estoy de vuelta doña Rocío, para congoja de usted. Practique la tolerancia y sígame mandando mails cada que diga una insensatez (lo cual quiere decir que estoy por recibir un mail suyo cada semana). Salud y nos leemos el próximo jueves (ahora sí). Comentarios:
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