TORREÓN, COAH.- Y llegó uno de los juegos señalados de alto riesgo en las tribunas. Con los recuerdos aún recientes de los últimos enfrentamientos entre policías y la Adicción de los Rayados del Monterrey, se preparó todo para que no sucediera esto otra vez.
Los Libres y Lokos llegaron al estadio, algunos con su boleto, unas cheves encima, quizás con alguna ?grapa? (no de las que usan en la oficina), otros casi idos y unos tantos pidiendo una ayuda para poder completar su boleto.
La única batalla en las tribunas fue en el apoyo, que en un primer momento ahogó a los seguidores de los Tigres. Los felinos al saltar a la cancha levantaron el ánimo de sus fieles seguidores, una pasión amarilla. Desde su salida del vestidor, Santos Laguna ya tenía problemas, una de las hijas de Carlos Cariño no pudo correr, así que tuvo que llegar en brazos de su papá al centro de la cancha.
Y el partido ?despegó? al mismo tiempo que lo hacía un avión de la pista del aeropuerto. Pero esperen... la pantalla del estadio no funciona, otro mal augurio.
No hubo que esperar mucho para que el ?dios del futbol?, aún enojado con los Guerreros por haberlo representado como un luchador de ?medio pelo? y no como una deidad, dejara caer su enojo. Un penal tempranero dio comienzo a la caída del Santos. Primer gol y primer embate de los Libres y Lokos a la malla protectora.
Aparecen los primeros problemas en las tribunas, pero entre aficionados albiverdes y algunos de La Tribu que se desesperaban que el equipo no funcionaba en la cancha. Matías tuvo un balón elevado que quiso prender de aire pero hizo su primer ?strike?.
Apenas se reponía uno del primer gol cuando apareció un ?bulevar? por la lateral izquierda y en dos ocasiones a Mustafá le cayeron los ?40 ladrones?, quienes le quitaron la magia que había mostrado en los primeros encuentros. En las tribunas empieza la desesperación, ya quieren que salga el argentino de la cancha, se le pone presión al portero cada vez que toca la pelota y algunos piden a ?Yayo? que mejor se meta la banca.
Con tres goles encima, los albiverdes no encontraban un pase justo, una buena llegada o bien ya por lo menos un avance más allá de la media cancha. Se gritan entre los jugadores cayendo en la desesperación total. Concluye el primer tiempo y los nubarrones se ponen encima del Corona.
Segundo tiempo, con un pequeño retraso felino y una pequeña bronca entre gente de la Komún y otros aficionados del Santos. Entra Saavedra, quien siempre ha sido un verdugo para los Guerreros, hizo el cuarto gol para poner así el último clavo al ataúd del equipo albiverde.
Al ?Yayo? De la Torre ?el engrudo se le hizo bolas?, con cambios que no pudieron darle ganancia y un público cada vez más en su contra. El único que defendió literalmente su casa fue José Antonio Olvera, que consiguió el gol de la honra, para devolver un poco de esperanzas.
Pasa el tiempo y no hay cambios, sólo que el clamor de Sol Plateas fue contundente: ??Yayo?, chin... a tu...?, esto encendió más a los aficionados, que ya no le importó que hasta el ?Toro? Vuoso estrellara un penal en el poste.
Todos coincidieron: se necesita una solución importante en la forma de jugar, ya no sólo fuera de casa sino hasta en el Corona, que tristemente está pasando de ser la añeja ?casa del dolor ajeno? a una simple ?casa de la risa?.
