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Crónica urbana| Desea un millón de pesos

CUAUHTÉMOC TORRES ALVARADO

Historia|A sus nueve años vende dulces para ganar un dinero

EL SIGLO DE TORREÓN

Con el dinero Miguel compraría una casa a su abuela

TORREÓN, COAH.- Sube al camión. Es apenas un niño de escasos nueve años de edad. Aún trae puesto el pantalón de la escuela, es color azul petróleo. En sus manos carga una caja llena de dulces. Es 30 de abril, pero esos dulces no representan un regalo por el Día del Niño, sino el producto para sus ventas.

Él es Miguel Pinal García, el próximo cinco de junio cumplirá diez años de vida, casi uno y medio sin su madre quien murió el año pasado, relata. A su padre no lo conoció, falleció mucho antes que su mamá, para él es difícil recordarlo.

Por más que sus ojos y mente hacen un esfuerzo, no logra acordarse. Por un momento sus ojos empiezan a brillar y su mirada parece perderse entre la nada. Luego de unos segundos, sus pensamientos regresan.

Miguel vive en la Antigua Aceitera en compañía de su abuela. Dice tener cinco hermanos mayores. Y aunque hoy (ayer) fue Día del Niño, tuvo que empezar a trabajar desde muy temprano. Dos bolsitas por cinco pesos.

Cada una de ellas contiene cacahuates, semillas y caramelos. Un poco preocupado pregunta si podrá acabar con las bolsitas que trae en su caja de cartón y con las que carga en una mochila. Quiere acabar temprano porque en su casa habrá una fiesta para festejar a todos los pequeños de su familia.

De pronto su imaginación empieza a volar, sin límites. Si tuviera la oportunidad de elegir un deseo, Miguel pediría un millón de pesos. Le costó un poco saber lo que quería, pero no así en qué forma los emplearía.

Primero le compraría una casa a su abuela, después ayudaría a la gente pobre y al final, dejaría un poco de dinero en el banco. Hace casi un año que él vende dulces en los camiones, pero hasta hace unos cinco meses, decidió hacerlo por toda la ciudad, ante la preocupación de su abuela.

El pequeño estudia en la escuela Centenario y su destino académico ya lo tiene trazado. Al terminar la primaria, desea continuar sus estudios en la ETI número uno y recibirse de arquitecto, ya que su principal deseo es construir edificios.

¿Los arquitectos ganan bien?, pregunta Miguel. “A mí me gusta dibujar mucho y si ganan bien pues entonces quiero ser eso”. El niño deja la charla y pide al chofer dejarlo en la próxima parada, un centro comercial.

Baja el autobús y empieza a platicar su experiencia a una joven rubia. Aún le quedaban unas horas en la calle, para luego ir a su casa a disfrutar del Día Del Niño, con regalos, sorpresas, paletas, pastel y bolos que dijo, compartiría con los demás.

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