EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- Luis Muñoz tiene 47 años y se dedica a la producción de ladrillo. Orgullosamente dice que ha sido ?ladrillero? desde que cumplió sus 16 primaveras.
Del trabajo, sólo dice que es duro, pero se muestra emocionado cuando explica que su padre también se dedicaba a esta actividad, por lo que la recibió como una especie de ?herencia?, pues su progenitor le enseñó todo lo que sabía sobre la elaboración de ladrillos, desde la construcción del propio obrador.
Don Luis se dedica en ciclos a la ladrillera, luego ?le hace? a la alfarería y elabora macetas, pero siempre regresa fiel al obrador. Con 31 años de experiencia en esta actividad artesanal, afirma que la disfruta demasiado como para suspenderla, por muy pesadas que sean las labores que esto implica desempeñar.
El ladrillero confiesa que no terminó la primaria porque no le agradaba la escuela, al punto de que se ?echaba la vaca? de las clases para irse a las ladrilleras y hacer lo que podía, pues aún era muy pequeño para estos trabajos.
Aunque le gustaría que sus hijos continuaran con la tradición del obrador, cuenta que al mayor de plano ?no se le ven ganas?. Luis afirma que, para él, lo mejor es estar con su familia y encontrar espacios para estar con sus muchachos. Su tez es morena, producto del arduo trabajo bajo el sol, pues en el obrador las jornadas comienzan antes de las seis de la mañana, pero continúan por la tarde y en ocasiones, se requiere supervisión en las noches.
La medición de la temperatura se realiza ?al ojo de buen cubero?, basada en la experiencia de los productores. Sin embargo, Luis comenta que, con la llegada de los nuevos quemadores, el proceso se optimiza.
?La situación está muy crítica, en lo económico, en todos lados?, dice el productor, ?no hay billetes?. Al tener en las camionetas los ladrillos terminados y observar luego el producto de su esfuerzo en casas, escuelas y demás obras, Luis sólo atina a decir que ?son la base de cualquier construcción... ahí estamos?.