EL SIGLO DE TORREÓN
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- Nunca pensó que a los doce años necesitaría seguir estudiando. A esa edad, Carlos Reyes de la Rosa ganaba de 50 a 60 pesos diarios por la venta de limón en la Alianza de Torreón. Creía que con eso su vida estaba solucionada.
Nada más le importó. Si acaso seguir vendiendo otras frutas como el mango. Fruta por aquí y fruta por allá. Alumnos de otras escuelas que veía pasar, frente a sus ojos y a su vida. No le importó, siguió y siguió. Su mirada y sus esfuerzos continuaban centrados en un objetivo, el dinero.
Así duró varios años. Llegó a tener un puesto en el sector. Comenzó el negocio como muchos otros laguneros. También como algunos, no fructífero para siempre. Sus padres no estudiaron una carrera, él no lo hizo y su hijo mucho menos.
El arrepentimiento llegó para quedarse, para impregnarse. No lo deja en paz y cada vez se pregunta ?¿porqué no estudié? Ahorita no estaría aquí vendiendo discos compactos ?piratas? y veneno para todo tipo de insecto?.
A sus 57 años de edad, Carlos comienza a reflexionar sobre su vida. Desde hace 16 años viaja a Madero a vender sus productos. Se le hace más fácil, dice, ofrecer su mercancía en ?Chávez? que en Matamoros, Lerdo o Gómez Palacio.
Sin embargo, nunca ha tenido problemas en su familia. Aunque sólo llegó a terminar la primaria, se dice satisfecho con sus seres queridos. No lo piensa dos veces. Ni siquiera hace el intento. Su felicidad es plena, tiene a su esposa y a su hijo.
Su andar no ha sido fácil. Se dejó deslumbrar por unos cuantos pesos. La fantasía se acabó. Pero todavía le queda el recuerdo de su niñez. Cuando apenas tenía 12 años y ya ganaba mucho más que otros adultos.
Carlos ríe la mayor parte del día. Su avanzada edad aún le permite seguir de pie. Sus anhelos no terminan y en un futuro desea que su nieta vaya a la escuela. Lo primero dice, es que disfrute su niñez como cualquier pequeño.
Los hermanos de Carlos tampoco continuaron sus estudios. Los 20 años que él estuvo en la Alianza, le favorecieron. Era un vendedor afamado. Tenía amigos por todos lados. Hoy, su principal interés es su esposa con la que vive felizmente.